Bueno, aparentemente, se va Guillermo Nielsen de la Presidencia de YPF. Seguramente el motivo no es haber vendido parte de un terreno utilizado por la UNAJ. La razón podría estar en alguna de las frases vertidas por Cristina en aquél recordado acto en el estadio Diego Maradona de La Plata (“si tienen miedo, búsquense otro laburo”), o tal vez en aquella famosa carta donde hablaba de “funcionarios que no funcionan”. Con aceitadísimos contactos en el mundo de las finanzas globales, Nielsen no pudo –hasta ahora- reestructurar la deuda de U$S 6.500 millones que la empresa mantiene con inversores privados. Hay quienes sostienen que esa dificultad, agravada por las medidas del Banco Central que limitan la compra de divisas para pagar deuda de empresas en el exterior, sería el motivo de los asiduos aumentos aplicados por YPF sobre los combustibles. Y todos sabemos de la incidencia de ese factor sobre los índices inflacionarios. Eso se daría de bruces con la sugerencia de Cristina de alinear precios, tarifas, salarios y jubilaciones. Por eso se iría Nielsen, aunque no precisamente castigado por deficiencias de gestión: se comenta que lo espera la Embajada argentina en Arabia Saudita. No es lo que se dice, un mal destino.
Pero el problema de la empresa petrolera cuyo paquete accionario mayoritario (51%) se halla en manos del Estado argentino, no se soluciona con el viaje de Nielsen como diplomático a Arabia Saudita. Si uno analiza la composición del Directorio de YPF, llega rápidamente a la conclusión de que hace falta ir más a fondo, es decir, conformar un equipo gerencial que opere en sintonía con las necesidades de la Argentina. Veamos.
El Vicepresidente del Directorio, es un señor que se llama Roberto Luis Monti, que ingresó a la compañía allá por 1997, es decir, en un contexto de menemismo explícito, con la economía del país entregada absolutamente al arbitrio del FMI y cuando la petrolera era posesión de la española Repsol. En esa época, fue CEO y Presidente de la empresa. Macri lo sienta en el Directorio en 2016 y lo sostuvo hasta el final de su mandato. Y extrañamente, fue ratificado por el gobierno del Frente de Todos en mayo de 2020. Eso no sería de extrañarse, porque hay mucho funcionario macrista surfeando en los ministerios del actual gobierno. Lo que sí llama la atención, es que Monti, además de ser miembro del directorio de YPF es, a la vez, miembro del Directorio de Tenaris S.A, empresa del Grupo Techint, multinacional con sede en Luxemburgo, propiedad del nunca bien ponderado señor Paolo Rocca. Tenaris fabrica los caños que usa YPF para sus oleoductos y gasoductos. O sea que Roberto Monti se estaría llevando mensualmente un monto de siete cifras de YPF y un monto, seguramente mayor, de una empresa proveedora de YPF. Como solían gritar algunos: si, se puede.
Pero eso no es todo. Los actuales Directores Norberto Bruno, Miguel Nieri y Santiago Martínez Tanoira, llegaron a ocupar su sitio durante el macrismo. Y aún permanecen allí. Sin embargo, la frutilla del postre es el Director Adrián Felipe Peres, quien llegó a YPF de la mano de Jorge Rafael Videla en 1976 y se fue acompañando a Leopoldo Fortunato Galtieri en 1982. Pasó por Bridas S.A (actualmente Pan American Energy) del Grupo Bulgheroni y por estos días, preside la Cámara Argentina del Petróleo. Cuándo fue nombrado en el Directorio de YPF? Abril de 2020, es decir, volvió de la mano del Frente de Todos.
Como escribiera “El manco de Lepanto”: “Cosas veredes Sancho, que non crederes”.