Neoliberalismo: Un Nuevo Totalitarismo de Mercado. Por Antonio Muñiz


El neoliberalismo se ha representado la doctrina económica y política dominante desde finales del siglo XX, caracterizada por su defensa del libre mercado, la desregulación económica y la reducción del papel del Estado en la economía. Sin embargo, su ascenso y aplicación global han sido objeto de intenso debate, tanto en términos de sus supuestas virtudes como de sus consecuencias perjudiciales, lo que ha llevado a una consideración crítica de su naturaleza como un nuevo totalitarismo de mercado.


Los gobiernos totalitarios se caracterizan  por un corpus de ideas que no admiten discusión ni debate: la primera premisa para un régimen totalitario es la certeza que transmiten sus líderes de portar un conjunto de definiciones que no pueden ser discutidas porque son “la verdad” mas allá de toda duda.

La más mínima crítica es interpretada como un intento de derrumbar completamente el régimen; por lo tanto, el pensamiento totalitario se “cierra” sobre sí mismo y todo aquel/ella que proponga un debate de ideas pasa a formar parte del “enemigo”. La lógica que distingue amigos de enemigos en forma tajante y definitiva es otro de los rasgos del comportamiento político totalitario.

Así el neoliberalismo, que es mucho mas que un proyecto o modelo económico, es un proyecto político de re formateo de las sociedades y las democracias contemporáneas. Es la primacía del capital concentrado y las grandes corporaciones por sobre los intereses de los estados nacionales y sus pueblos.

En esta lógica esta empeñado en destruir hasta el ultimo vestigio el estado de bienestar, que surge luego de la Segunda Guerra Mundial y cualquier intento de construcción de una democracia social. Para lograr sus objetivos, la primacía del mercado, necesitan destruir al ciudadano como sujeto de derechos, convirtiéndolo en solo un consumidor, solo en un “homo economicus”

El Ascenso del Neoliberalismo y sus Premisas Fundamentales

El neoliberalismo emergió como respuesta a las crisis económicas de la década de 1970, en un contexto de desencanto con el keynesianismo y el intervencionismo estatal. La caída de la tasa de ganancia del capital, inflación creciente, la crisis del petroleo y la caída de la Union Soviética y la experiencia comunista, puso en marcha una nueva etapa histórica, liderada por el capital transnacional.

Su adopción a nivel mundial se caracterizó por políticas de liberalización comercial, libre circulación de capitales, privatización de empresas estatales y la promoción de la competencia como motor del crecimiento económico.

En el corazón del neoliberalismo yace la creencia en la eficiencia del mercado como mecanismo de asignación de recursos óptimo, la desregulación como medio para eliminar obstáculos al crecimiento empresarial y la reducción de la intervención estatal como vía para maximizar la ganancia empresaria, la libertad individual y el desarrollo económico.

Críticas al Neoliberalismo: ¿Un Nuevo Totalitarismo de Mercado?

A pesar de sus supuestas virtudes, el neoliberalismo ha sido objeto de críticas profundas que lo señalan como un nuevo tipo de totalitarismo, donde el mercado asume un poder omnímodo sobre la vida económica y social. Esta perspectiva sostiene que el neoliberalismo ha perpetuado una lógica de mercantilización que reduce la vida humana a la esfera económica, erosionando valores y principios no monetarios.

Esta visión crítica encuentra eco en las encíclicas del Papa Francisco, particularmente en «Laudato si'» y «Fratelli tutti», donde se denuncian los excesos del neoliberalismo y se aboga por una economía más solidaria y centrada en el bien común. Además, la doctrina peronista en Argentina ha proporcionado una alternativa al neoliberalismo, enfatizando la intervención estatal y la comunidad organizada como medio para proteger a los más vulnerables y promover la justicia social.

Consideraciones sobre el Legado del Neoliberalismo

El análisis del ascenso y declive del neoliberalismo nos lleva a reflexionar sobre sus implicaciones más profundas para la sociedad contemporánea. Si bien ha sido un motor de crecimiento económico en muchos aspectos, también ha exacerbado la desigualdad social y la exclusión hacia adentro de todos los países, pero también acentuó las diferencias y desigualdades entre los países centrales, ganadores de la etapa y los países periféricos, sustentada en la transferencia de capitales y materias primas  desde la periferia hacia los centros financieros globales. La deuda externa fue el gran mecanismo de sometimiento de los países del tercer mundo y el vehículo de saqueo.

La crisis del capitalismo global en 2008, cuyas secuelas aun se pueden sentirse puso en evidencia el fracaso del modelo neo liberal. A eso hay que sumar que el modelo imperante se basa en la utilización extrema de los recursos naturales generando crisis ambientales de muy difícil solución, crisis migratorias desde la periferia hacia Europa y EEUU, con el grave daño y perdidas de vidas, siendo en muchos casos un verdadero genocidio. Y por si todo esto fuera poco el modelo, dada su lógica extractivista, ha ido generando conflictos armados sobre todo en Medio Oriente y Asia Central en una lucha por la apropiación  del petróleo y gas, no solo por el control de los lugares de extracción sino también sobre las rutas de suministro.

Por supuesto que todo esto ha ido generando una reacción crítica que busca replantear el papel y la lógica de la supremacía del mercado por sobre la civilización y la vida humana.

La experiencia argentina:

La experiencia argentina bajo el modelo neo liberal ha sido un caso paradigmático que ilustra tanto las promesas como las perniciosas consecuencias de esta ideología política y económica.

Desde su implementación en la década de 1990, el país ha sido testigo de un profundo proceso de reformas económicas que buscaban liberalizar y abrir la economía al mercado global. Sin embargo el resultado final de esa etapa fue la gran crisis del 2001, donde el modelo estalló por el aire dejando un secuela de mas del 50 % de la población bajo la línea de pobreza,  mas del 30 % de desocupación y todo el entramado productivo seriamente dañado. Los costos de esa experiencia todavía hoy perduran en la sociedad y en la economía.

Es necesario recordar la dictadura militar del periodo 1976/83 instauró un programa económico que se basó en las teorías de Milton Fridman y la Universidad de Chicago, dejando tras de si un reguero de destrucción económico, financiero y también moral, pero sentó las bases jurídicas, económicas y sobre todo culturales, donde el modelo neoliberal se asienta.

Los gobiernos posteriores si bien fueron un intento de cambiar la orientación general hacia modelos de mayor injerencia y control del estado en la búsqueda de mayor equilibrio e igualdad social no pudieron remover las estructuras políticas, económicas, legales y culturales a las que hacíamos referencia y que le dan sustento al proyecto neo liberal.

Así es que a pesar de la historia, en 2015 un partido de derecha, gana por primera vez las elecciones y lleva adelante un restauración neo conservadora con un programa liberal como eje.

La  experiencia 2015/2019 terminó como era de  prever  en un nuevo fracaso con una secuela de gran endeudamiento y fuga de capitales, destrucción del aparato productivo, desocupación y miseria, por lo que el gobierno neoliberal, pierde las elecciones frente y da lugar a un regreso del peronismo al poder.

La experiencia peronista si bien tuvo limitaciones externas, (deuda externa heredada, pandemia, guerra en Ucrania, sequías) tampoco intentó modificar las estructuras montadas por el neoliberalismo, quiso navegar en la crisis, administrarla y la crisis lo fue devorando de a poco.

Por esas paradojas de la historia, por esos emergentes que surgen a veces como respuesta a las grandes crisis, el peronismo pierde las elecciones frente a un candidato casi marginal, sin estructuras, pero acompañado y financiado por algunos de los fondos buitres, como Blackrock y con un programa ultra liberal, pero muy retrogrado y a contramano de la historia.

El pueblo argentino votó una nueva experiencia de un anarco capitalismo, que lo llevará inexorablemente a un futuro muy oscuro. Como Sísifo, Argentina pareciera estar condenada a repetir una y otra vez la historia.

Esta nueva experiencia de anarco capitalismo tendrá un resultado nefasto, tanto para el país como para su población. El daño que esta nuevo experimento dejará, lamentablemente, será una secuela de dolor, destrucción y sangre, que perdurará por décadas.

Siempre, tanto en gobiernos militares como democráticos,  la adopción del neoliberalismo en Argentina estuvo marcada  como respuesta a crisis económicas, reales a veces y otras inventadas,   para justificar reformas estructurales que buscaban supuestamente estabilizar la economía y promover el crecimiento a través de la apertura de los mercados y la privatización de empresas estatales.

En su apogeo, el neoliberalismo argentino fue aclamado como la solución a los problemas económicos del país, prometiendo un futuro de crecimiento sostenido y estabilidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, se hacen evidentes las limitaciones y consecuencias negativas de estas políticas, que se manifiestan siempre en forma de desempleo, desigualdad social y crisis económicas recurrentes.

Resumen final:

Las consecuencias evidentes de políticas neoliberales a nivel global, es la generación de tensiones sociales, económicas y políticas, han llevado a una consideración crítica del neoliberalismo como un nuevo tipo de totalitarismo, donde el mercado ejerce un control omnipresente sobre la vida social y económica de casi toda la humanidad.

Sin embargo a pesar de sus limitaciones, fracasos y criticas el neoliberalismo sigue marcando el rumbo de la historia presente. Las discusiones y debates por sobre el, no pasan de cuestionamientos teóricos, por lo menos en Occidente.

En última instancia, el neoliberalismo representa un capítulo significativo en la historia económica y política moderna, cuyo legado continuará siendo objeto de debate y reflexión pero no se vislumbra aun un modelo alternativo.

Sin embargo el análisis crítico nos obliga a considerar alternativas  que busquen conciliar el progreso económico con la justicia social y la preservación de los valores no mercantiles en la vida política y social del país. Esto implica un debate profundo y continuo sobre el papel del Estado y del mercado en la construcción de una sociedad más justa y equitativa para todos sus ciudadanos.

Esta búsqueda puede buscar  fundamentos en la experiencia argentina y en la doctrina peronista, así como en la doctrina de la Iglesia Católica, a través de las encíclicas del Papa Francisco que han destacado la importancia de una intervención estatal activa para proteger a los sectores más vulnerables y promover la justicia social, la paz de los pueblos y la solidaridad y hermandad entre todas la naciones.