Tigani, de 68 años, se para al borde de la piscina, a un paso del agua transparente. Pero no se va a tirar. A la pileta que se arroja cada día es a la de las aguas turbulentas de la polémica. Es un argumentador apasionado. Ejerce de profesor universitario por vocación. Se convirtió en economista mediático consultado en programas de TV, radio y plataformas de internet. En cada columna suya plantea críticas feroces contra sus colegas tecnócratas neoliberales. En entrevista con Buenos Aires/12 analiza qué podría pasar con la realidad bonaerense cuando Javier Milei asuma la presidencia.

–Conoce a fondo Avellaneda, ¿no?

–Siempre voy. Es excelente lo hecho en Parque Domínico. Pero en el caso de la piscina, le tienen que dar la guita para ponerle cloro al agua. Necesitás sistemas de filtrado, ozono, oxígeno, etcétera. Hay que cuidarla. Requiere inversión, mantenimiento. Y si a la gente que tenías no le renovás el contrato, no te quiere más. Si no los ponés en planta permanente no te van a querer más.

–Si lo golpea el ajuste, ¿Axel Kicillof tiene que resistir o negociar con Milei?

–La va a tener muy difícil el gobernador. Milei va a querer ajustarlo a él también. Pero la provincia de Buenos Aires es muy difícil de ajustar. Tenés adentro un país que es La Matanza. Tenés otros suburbios donde hay militancia, movimientos sociales. Hoy son oficialismo pero después van a ser oposición.

–¿Cuánto margen hay para ajustar a la Provincia?

–Claramente, la Provincia va a sufrir. El asunto es hasta dónde Milei utilizará ese pragmatismo que está mostrando en estos días.

–¿Pragmatismo en qué?

–Lo usó para pasar de la ultraderecha rara, esa cosa libertaria liberal que no sabemos bien qué es, a un neoliberalismo al alcance de todos.

El palito de abollar ideologías

Tigani es master en Política Económica y doctor en Ciencia Política. Dictó seminarios en la estadounidense Escuela Wharton y en la Universidad de Columbia. Se inspira en la doctrina social de la Iglesia, en el economista e historiador Eduardo Basualdo, en el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y en las políticas de Juan Perón. Es hincha del club All Boys y practicó natación. Conoce lo que es tirarse a la pileta.

–¿Cómo conviviría Kicillof con un gobierno nacional así?

–Milei todavía es una gran incógnita. Vamos a ver cómo es fuera del programa ‘Intratables’. Lo que vimos hasta ahora es un show.

–¿Cómo se llegó a esta situación estrafalaria, por usar una palabra benévola?

–Creo que este presidente es el producto del error en el espacio del oficialismo del Frente de Todos. ¡Pero de todo el espacio, eh! No sólo de Alberto Fernández. Tuvo la peor oposición: la de su propio partido.

–¿En qué sentido?

–Estuvieron él y su ministro Martín Guzmán al borde de lo destituyente durante seis meses. Fue entre enero y junio de 2022. ¿Cuál fue la razón? No lo sé. Pero el producto fue Milei presidente.

–¿Las internas fueron autodestructivas?

–Como las que tuvo Daniel Scioli, entre 2014 y 2015 cuando era el gobernador. No le daban la plata para pagar los sueldos a los maestros. El producto de eso fue Macri presidente.

–¿Cuán dura podría ser la eventual represión a las protestas?

–Es la amenaza de la designada ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Puede meter palos a las marchas. Y puede ser como un menemismo.

¿Menemismo siglo XXI?

En su obra ‘Viento de Kola’ Tigani desarrolló la idea de que la recuperación económica argentina a partir del gobierno de Néstor Kirchner en 2003 se produjo por el fomento al trabajo, la producción y el desendeudamiento. Dice que fue la contrapartida de los manejos “de la tecnocracia, el capital especulativo y la deuda que condujeron a la crisis y el desastre de 2001”.

–¿En qué se parece Milei a Menem?

–Hay una diferencia. Menem pudo manejar la situación. Bien saben que no fui acólito de Menem, ni mucho menos. Pero desde el punto de vista de la política era un tipo que tuvo dos períodos de gobernador de La Rioja. Estuvo cinco años preso. No sé cuánto tiempo en Las Lomitas, defecando boca abajo en una camioneta Ford F-100, con una capucha en la cabeza. Creo que hay una distancia entre ambos.

–Menem dijo que si anunciaba en campaña lo que iba a hacer, no lo votaban.

–Algunos dicen que ya traía la idea del neoliberalismo. Hay que situarlo en un período histórico. Asume Menem y cae el Muro de Berlín. No había más dos mundos. Menem tomó lo que dejaba Raúl Alfonsín: una hiperinflación, moratoria de la deuda de 1988, los saqueos. Menem pudo manejar eso. A Milei no me lo imagino pudiendo manejarlo.

–¿Semejante escenario cómo impactaría en la provincia?

–Hay tres cosas básicas en Milei: desregulación, liberación de todas las variables y lo que dijo de inflación con estancamiento. Si lo lleva a la práctica, en la Provincia eso puede ser explosivo. Si se arma una revuelta en la provincia, pierden Milei y Kicillof. Porque la provincia es incontenible. Ni Patricia Bullrich ni Victoria Villarruel podrían pararla ¿Qué van a hacer, bombardear La Matanza? No es Plaza de Mayo.

–Hay hipótesis sobre estallidos.

–Si Milei no tiene muñeca política va a durar menos que cinco dólares en la puerta de un colegio. No lo veo cerca de la gente. Salvo Guillermo Francos, que parece que tiene algún entrenamiento. Por supuesto que no coincido en nada con Francos. Pero veo que tiene alguna gimnasia política. Lo conocí cuando estaba con Domingo Cavallo. Los demás no tienen ni idea.

–¿Ninguna?

–Ni siquiera son como el equipo de Alberto Fernández que puso académicos del Conicet. Los tipos sabían hacer papers. Pero no sabían gestión. No venían tampoco de la gestión privada. Tampoco Milei tuvo un cargo importante en la gestión privada

–¿En ninguna empresa?

–No me consta, pero dice que fue coordinador de equipos en algunos lugares donde trabajó. Yo vengo del sector privado y el cien por ciento es coordinación de equipos, empatía, liderazgo, coaching personal. No lo veo con ese perfil.

La Matrix

Al orden que rigió en la presidencia de Mauricio Macri, Tigani la catalogó de “economía financiera Matrix”. La imagen alude a las relaciones económicas controladas en forma artificial y a que “las personas sean consideradas cosas”. Cualquier parecido con lo que parece venir es pura coincidencia. Es director de la consultora Hacer. En los viajes a Estados Unidos, suele cambiar ideas con Guillermo Calvo, el economista argentino que predijo en la década de 1990 el Efecto Tequila, la crisis mexicana.

–¿Qué podría hacer Kicillof?

–Puede prosperar si no se vuelve loco y si no es atacado por el virus ‘vamos por todo’. Porque si alguien va por todo lo menos que tiene que hacer es avisarlo. Creo que aprendió. Hoy es mucho mejor político que cuando era ministro de Economía.

–Del otro lado, ¿cuál es la destreza de los tecnócratas neoliberales?

–Tienen la habilidad de explicar las cosas de manera fácil. Y te hacen creer que entendiste. Claro, si esto fuera tan fácil yo sería un tonto aquí rodeado por una biblioteca de ocho mil volúmenes. Vos les tenés que decir: ‘Si fuera fácil yo no hubiera tenido que estudiar tantos años’.

–Pero dominan en las universidades y en los medios.

–Si, pero para explicar más fácil tienen que mentir o distorsionar. Eso de que ‘cuando en una casa se gasta de más… etcétera’ dejáselo a Carlos Melconián. Es una pelotudez.

–¿Milei sabe de economía?

–Lo veo ávido de recibir asesoramiento, pero la verdad no sabe un carajo. No es un académico. Es un licenciado. Estudió unos cursos de posgrado. Leyó a Alberto Benegas Lynch. Y se comió a Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, a la Escuela Austríaca. Es un buen actor, no hay duda.

–¿Se cree lo que dice?

–Como nosotros creemos un montón de cosas que no podemos probar. En eso consiste la utopía. Las utopías no me joden. Lo que me jode son las distopías. Hay que ser tolerantes y escuchar las razones de los demás. La ideología y la posición política del otro es la que uno tiene que estudiar. Hay que pensar si uno lo puede rebatir o no.

–¿Sin confrontación?

–La política al alcance de todos consiste en negociaciones, concesiones. Vamos a ver si Milei quiere demostrarle a Kicillof que la tiene más grande. Si lo hace, se va a poner el país de sombrero. Si Kicillof quiere demostrar que es el nuevo Cristina Kirchner, se puede poner la provincia de sombrero. ¿Por qué? Porque cuando no le pagás los sueldos a los maestros, están enojados con todos, no solo con Milei. Van a pedir que la guita la saquen de algún lado.

La billetera de Milei

Nacido en un hogar obrero, el economista-politólogo fue docente de Maestría en la Universidad Politécnica de Madrid. Es profesor de postgrado en la Universidad Argentina de la Empresa, UADE, y en la Facultad de Derecho de la UBA. Es el director de la Fundación Esperanza, cuyos profesionales investigan y difunden ideas opuestas al llamado ‘pensamiento único’, el neoliberal dominante.

–¿Qué dicen los estudiantes?

–Ocho de cada diez jóvenes de 25 a 45 años dicen que la patria no le importa. Nueve de cada diez dicen que les importa más cada uno que su mamá o su papá. Hay una generación que no tiene ningún punto de contacto para pensarla desde mí o desde vos.

–Entonces, ¿no hay rebeldía?

–No espero de la juventud una Resistencia como la que hubo después del golpe de Estado de 1955. Yo soy hijo de un tipo que resistió, que era un delegado de fábrica. Y yo soy miembro de la Juventud Maravillosa que nombró Juan Perón.

–Es un poco desolador.

–Muchos no son compañeros. No tienen espíritu de cuerpo. Ahora, cuando en un partido de fútbol se agarran a piñas, no se meten. Salvo en el fútbol grande. Pero en una cancha cualquiera se pelean solo los que se pelean. Nunca todos contra todos. Entonces, yo descreo de mucha gente. Estoy decepcionado de los míos, no de los otros que ya los conozco y no tienen contacto con la realidad.

–¿Contra el ajuste no tendrá Kicillof aliados de otros partidos?

–La caja la va a manejar Milei para construir poder. Te va a sorprender, pero verás intendentes peronistas convertidos al mileísmo. Si no hay trabajo para nadie, o puestos, o algo para ir a cobrar, lo veo complicado. Un dirigente de movimientos sociales me dijo una vez: «¿Sabés cuánta plata le sacamos a Macri? Cuatro mil millones de dólares». Que tenían que darle de comer a la gente. Si no se lo daban, decía que le incendiaban la 9 de Julio.

–¿Milei tiene esa plata?

–No sé. Pero quiere hipotecar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses. Quiere hipotecar YPF en garantía. De ahí se cobran los créditos del FMI y se va. Y hace el enroque con Federico Sturzenegger, al que no le entran las balas.

Liderazgos

Tigani es un hombre curtido en altos puestos ejecutivos de empresas privadas argentinas. Pasó por los rubros de electrodomésticos, electrónica y agroindustria. Fue directivo en una compañía de la ciudad estadounidense de Chicago y otra en España. Dentro de su obra ensayística, está ‘Argenjapan’s’, traducido al inglés, donde postula una sociedad de la Argentina con Japón. Promueve exportar con alto valor agregado, resolver el dilema de la deuda y alentar la justicia social.

–En suma, ¿hay esperanza?

–A Kicillof lo veo mucho mejor que cuando empezó. Está mucho más formado. Sus limitaciones son que Milei ganó en todos lados y tiene el apoyo del establishment local e internacional y los organismos de crédito, los economistas ensobrados, como él dice, y los periodistas ensobrados.

–¿Nadie está legitimado para liderar?

–Ni Cristina Kirchner, ni nadie. Hay que barajar y dar de vuelta Los puede organizar el espanto. Si la ley ómnibus que va a presentar Milei toca a los jubilados, a los trabajadores, a la CGT, se puede generar una oposición. Pero nada de ‘piquete y cacerola, la lucha es una sola’. Eso ya no dura nada.

–¿Cuanto impactará la devaluación?

–Va a licuar deudas. Pero cuando empiece la devaluación no sabemos cuándo va a terminar. Generará inflación. Para recuperar, habrá que ajustar de vuelta y va a ser una carrera dólar-inflación.

–¿Los votantes de Milei no se van a desencantar?

–Los genuinos van a estar decepcionados en menos de dos meses. Porque mintió cuando dijo que iba a quemar el Banco Central. Dijo que iba a dolarizar y no dolariza. Son esos que ganan 100.000 pesos y creían que iban a ganar 100.000 dólares. O que bajas el gasto porque cerrás cuatro ministerios. Esos se van a sentir traicionados. El descontento puede generar una reversión de este proceso distópico que hace que todos los días nos levantemos angustiados.

–Entonces, alguna esperanza hay.

–El país está desde 2015 bajo un manto espiritual de traiciones, de anarquía, de odio. No es emocional, es espiritual. La Argentina está oprimida, bajo una opresión espiritual impresionante. Lo que me hace albergar una esperanza, como dice la Biblia, es que de ninguna manera Dios tendrá por inocente al culpable. Cualquier cosa no se puede hacer. O podés, pero atenete a las consecuencias. Nada es para siempre. Desde el imperio babilónico para acá. El imperio inglés no fue para siempre. El norteamericano está en plena decadencia. Las Juntas Militares, los violadores de derechos humanos, los que robaron niños, fueron a la cárcel.

–¿Sigue viajando a Wall Street para dar charlas?

–Soy la única persona que les habla mal de Macri. En 2018, en Morgan Stanley, les dije que Macri los iba a arruinar, que no iban a cobrar un mango.

–¿Usted es religioso?

–Soy cristiano. Mi hijo mayor es pastor de una iglesia. Conozco cómo camina, como carga con los pobres, los vulnerables, con los presos, adictos, alcohólicos. Ven la contención espiritual como si fueran dirigentes sociales.