Juan Antonio Sanz
La eliminación de algunos de sus principales enemigos en Gaza y el Líbano, y el bombardeo masivo de los puertos de Yemen bajo control de las milicias hutíes muestra el alcance de la ofensiva de Israel contra el Eje de Resistencia de aliados islamistas de Irán.
Teherán promete venganza, pero opta por la calma. Está en juego su supervivencia, pues Washington y Tel Aviv solo esperan un paso en falso del régimen iraní para aplastarlo.
En menos de diez días, más de 1.100 personas han muerto bajo las bombas de Israel en el sur del Líbano y en los suburbios de Beirut. Esas víctimas libanesas se añaden a los más de 41.500 palestinos muertos en Gaza, también a manos del ejército israelí. El 90% de los 2,3 millones de gazatíes han dejado sus hogares, destruidos bajo las bombas israelíes que han convertido Gaza en un erial.
Israel prepara una operación «inminente» sobre el terreno en Líbano
En el Líbano, tras la ofensiva aérea iniciada por Israel a mediados de septiembre, un millón de civiles se han visto obligados a desplazarse. Según el primer ministro libanés, Najib Mikati, es la mayor ola de desplazamientos internos de la historia de su país. Al terror a las bombas que volatilizan manzanas enteras, como ocurrió el sábado en el ataque que mató al líder de Hizbulá, Hasán Nasralá, se suma la invasión israelí del Líbano.
La siguiente fase de la guerra, dice Israel
Finalmente, Israel ha cumplido su amenaza. En la madrugada de este martes, sus tropas invadieron el sur de Líbano tras cruzar la frontera. El inquietante mensaje del ministro de Defensa, Yoav Gallant, se ha hecho realidad: «La siguiente fase de la guerra contra Hizbulá comenzará pronto. Será un factor importante para cambiar la situación de seguridad y nos permitirá completar la importante tarea de devolver a los residentes (israelíes) a sus hogares», en el norte de Israel.
Los analistas son cautelosos en este respecto. La invasión de un Estado no reconocido por muchos países, como es Palestina, puede ser comprendido por algunos de los Gobiernos más complacientes con Israel, como Estados Unidos o algunos europeos. Pero entrar a saco en el Líbano es otra cosa, sobre todo tras la marea de muerte y destrucción que ha desatado el ejército israelí en Gaza.
Niño en Gaza
El uso del hambre como arma de guerra causa un daño desproporcionado sobre los niños con discapacidades en Gaza
Hizbulá indicó que, pese a la pérdida de su jefatura, estaba dispuesta a afrontar una invasión israelí
Hizbulá indicó que, pese a la pérdida de su jefatura, estaba dispuesta a afrontar una invasión israelí. El segundo de Nasrala al frente de Hizbulá, Naim Qassem, dijo este lunes que «si los israelíes deciden entrar por tierra, las fuerzas de la Resistencia están preparadas para el combate terrestre». Las movilizaciones de reservistas en Israel apuntan también hacia el norte, aprovechando la calma de cementerio que hay ahora en Gaza.
En la Franja han cesado las grandes operaciones y los ataques ahora son puntuales y principalmente de la aviación israelí: acciones tácticas de «limpieza» contra escuelas y campamentos de refugiados indefensos, donde supuestamente se esconden los túneles de Hamás. Las principales ciudades ya han sido destrozadas por las bombas israelíes y el ejército solo esperaba órdenes para acometer campañas más ambiciosas, como la del Líbano o incluso una eventual guerra con Irán.
Respaldo a Netanyahu en Israel
Incluso la oposición política en Israel es favorable al ataque por tierra en el Líbano. El opositor Benny Gantz, muy crítico con Netanyahu y quien ha denunciado la estrategia de destrucción en Gaza y el uso político de los secuestrados por Hamás, coincidió en que Israel debía invadir el sur del Líbano si no se llegaba a un acuerdo con el Gobierno libanés sobre Hizbulá.
Refugiados libaneses reciben atención médica a su llegada al cruce fronterizo de Jousia entre Siria y Líbano en Al-qaseer, suroeste de Siria, el 29 de septiembre de 2024.
Un millón de desplazados por los bombardeos israelíes en el Líbano: «La situación es simplemente desgarradora»
Las milicias proiraníes controlan amplias zonas del sur y este del Líbano y tienen incluso representación parlamentaria, pero dada su fuerza, con decenas de miles de paramilitares, la capacidad que tiene el Gobierno de Mitaki para hacer algo es nula.
Gantz exigió al pueblo libanés que restablezca «la soberanía sobre su país», pero al tiempo respaldó la eventual violación de esa soberanía por el propio ejército de Israel.
Otro líder de la izquierda, Yair Golan, ex militar y presidente del partido Los Demócratas, se ha mostrado a favor de la invasión limitada del Líbano. «No se trata de estar en el Líbano durante 18 años. Se trata de decir algo simple: primero eliminamos la amenaza a las comunidades (del norte de Israel) y luego haremos lo que sea necesario en Beirut», aseveró Golan.
La guerra global de Israel contra el Eje de Resistencia
La clase política israelí está a favor del ataque por tierra al Líbano, sin considerar las bajas civiles que causará. Encuadran la invasión en una nueva fase de la erradicación del Eje de Resistencia antiisraelí que lidera Irán y que incluye en sus filas a grupos islamistas como Hamás, Hizbulá, la Yihad Islámica, algunas milicias iraquíes como la Resistencia Islámica, paramilitares sirios y los rebeldes hutíes del Yemen.
La batalla contra el Eje de Resistencia no tiene fronteras para Israel
Así, la batalla contra el Eje de Resistencia no tiene fronteras para Israel. Asesinó el 31 de julio al máximo líder de Hamás, Ismail Haniyah, en Teherán, tras su asistencia a la toma de posesión del actual presidente iraní, Masud Pezeshkian. Este lunes acabó con la vida del responsable de Hamás en el Líbano, Fatah Sharif Abu Al Amin, en el sur de este país.
A los hutíes de Yemen les dedicó su atención el domingo. Decenas de aviones israelíes bombardearon el puerto de Hodeida y otras localidades del oeste del Yemen, en el mayor ataque masivo israelí registrado desde que esos rebeldes chiíes se posicionaran del lado de Hamás tras el 7 de octubre.
En esta fecha, una incursión de Hamás en territorio israelí asesinó a 1.200 personas y secuestró a 250. La respuesta de Israel desencadenó la guerra de Gaza y el genocidio de esos 41.500 palestinos.
El raid aéreo israelí dejó al menos cuatro muertos y 57 heridos en Al Hodeida. Los aviones israelíes centraron sus ataques en infraestructuras críticas, como centrales eléctricas, depósitos de combustible y las instalaciones del puerto de Al Hodeida.
La cautela iraní
Irán ha condenado las acciones israelíes en el Líbano contra su aliado Hizbulá, las matanzas de Gaza y los ataques contra los hutíes. Pero aparte de la retórica habitual de venganza y promesas de «cortar las manos y los pies» al «Estado sionista», Teherán ha mantenido una calma que solo puede explicarse por la incertidumbre del resultado de una guerra abierta con Israel.
Esa contienda incluiría como enemigo también a EEUU, que ya ha indicado que intervendrá si Irán ataca a Israel. En abril, un ataque masivo iraní con 300 misiles y drones contra Israel fue interceptado por aviones estadounidenses y británicos, y por los sistemas antimisiles israelíes.
No ocurriría lo mismo si Israel lanzara sus bombas de hasta una tonelada y misiles balísticos vendidos por EEUU contra las ciudades iraníes. Menos aún, si este ataque fuera rematado por las flotas desplegadas por EEUU en el Mediterráneo y Oriente Medio.
No sería necesaria una intervención terrestre, como ocurrió en las guerras de Irak en 1991 y 2003. Irán podría ser atacado a placer desde el aire y con los misiles de largo alcance de Israel y Estados Unidos, sin que éstos sufrieran graves pérdidas.
Por eso, Irán apuesta por el escudo del Eje de Resistencia. Durante décadas, Teherán ha azuzado a los grupos islamistas y yihadistas de Oriente Medio contra Israel y EEUU, pero ahora se ve en una tesitura muy complicada, tras la práctica aniquilación de Hamás en Gaza y con Hizbulá, su mejor baza, con su cúpula descabezada.
El peligro de una respuesta asimétrica iraní
En estas circunstancias, el régimen de los ayatolás podría intentar algún movimiento a la desesperada, para presionar hacia una negociación internacional que impida su destrucción, permita salvar la cara en el mundo islámico y mantener su influencia en el Líbano.
Entre las respuestas asimétricas que podría llevar a cabo el régimen iraní a través del Eje de Resistencia, el terrorismo es la más evidente y la cercanía de las elecciones estadounidenses de noviembre hace el momento si cabe más adecuado.
Pero ya lo advirtió el opositor israelí Gantz: «Si Irán nos pone a prueba, saldrá perjudicado». Y con más razón se teme en Teherán a Netanyahu, muy consciente de lo que pueden suponer los comicios estadounidenses.
El líder israelí puede pensar que un nuevo inquilino de la Casa Blanca podría ser menos favorable a apoyar incondicionalmente a Israel en todo momento o, incluso, apostar por negociar en la sombra con Irán, Hizbulá o Hamás, cuestión que para Netanyahu queda fuera de lugar.
En tal caso, el líder israelí solo tendría como salida esa «guerra total» a la que parece dirigirse y empujar a EEUU para imponer su nuevo paradigma de seguridad, sin rivales en Oriente Medio y con una nueva configuración territorial.