El funcionario Daniel Menéndez ratificó que harán una protesta para exigirle al campo que liquide la cosecha.
Mientras el gobierno intenta seducir al campo para que liquide la cosecha y de esa forma conseguir divisas para estabilizar la economía, los movimientos sociales afines a Alberto Fernández mantiene la protesta del próximo sábado contra la Rural para redoblar la presión.
La marcha fue confirmada por el titular del Movimiento Somos Barrios de Pie, Daniel «Chuky» Menéndez, que también es subsecretario de Políticas de Integración y Formación del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
El funcionario confirmó la movilización al predio de la Sociedad Rural «contra la extorsión que llevan adelante los sectores concentrados del agro». «No liquidan sus ventas y esa acción egoísta afecta seriamente los ingresos de los sectores populares en la Argentina», agregó en diálogo de Télam.
Una vez conocida la noticia del incentivo para el campo, trascendió que desde la Casa Rosada buscaban frenar la marcha de los movimientos sociales a la Rural como un signo de distensión frente a los productores rurales. Pero ni la organización más cercana a Alberto desistió de hacerla.
En tanto, desde Juntos por el Cambio le están pidiendo a Alberto que frene la protesta contra la Rural. «El Gobierno nacional tiene que ser responsable y pedirle a los movimientos sociales que el sábado no vayan a La Rural. Tenemos que evitar el enfrentamiento entre los argentinos. Le pido responsabilidad al Gobierno nacional», declaró Jorge Macri.
Era indudable que la medida para el campo le generaba tensión a Alberto con los líderes piqueteros como Juan Grabois que pedían exactamente lo contrario: que el Gobierno suba diez puntos las retenciones para financiar su salario básico universal. Acaso por eso, el presidente anunció horas antes un bono para los beneficiarios del plan Potenciar.
Grabois fue el primero en rechazar el dólar diferencial para el campo. El líder del MTE se quejó que la medida se haya anunciado «en el día de Evita para humillarnos» y se preguntó: «¿Cuanta indignidad somos capaces de soportar?».
