Mientras el Estado se desprende de trabajadores sin proyectar políticas contra cíclicas para que el sector privado pueda absorber parte de los desocupados, la mayoría de las cadenas de producción han suspendido o despidiendo personal en función del achicamiento del consumo interno.
La industria metalúrgica lleva en el primer trimestre de este año contabilizado 8.000 despidos y un número de suspensiones obsceno. Sucede lo mismo en la cadena de valor textil, en la línea blanca, en electrónica, en comercio y en cualquier cadena que tomemos como ejemplo.
El problema radica en la caída estrepitosa del salario real y en la imposibilidad por parte de la gente para acceder a los productos. Esto en lugar de ir solucionándose, cada día se complica un poco más. Abril nos encuentra frente a un tarifazo furibundo que va a provocar sin duda el círculo vicioso tan temido y tan difícil de detener que termina en una depresión del mercado interno donde nada más se mueve.
Como ocurre últimamente en nuestro bendito país, las cosas se resuelven desde el final hacia un inicio. Nunca pudimos discutir y nunca nos dieron los datos del costo de producción en boca de pozo, el de transporte y el de distribución. Pero si esta es la suma de costo más rentabilidad, claramente no quieren transparentar la traslación desde los sectores más debilitados de la economía hacia los sectores más concentrados.
Los empresarios PYMES nos preguntamos si ¿Con la finalización y puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner (que lo pagamos entre todos), si con los sucesivos récords conseguidos mes a mes en Vaca Muerta, el costo de producción no debería bajar? Nuestro estudio indica que el millón de BTU se está pagando a un valor mayor que paga Europa sin contar con esta fuente de energía. Ni hablar de lo que se paga en los Estados Unidos. Argentina debería aprovechar esta ventaja comparativa para poder exportar con mayor valor agregado y no que se estén apurando las obras solo para poder exportar esta materia prima en bruto a Bolivia y Brasil.
Más allá de no atender otra razón que la de su propia angurria, el precio que se le está poniendo a una necesidad básica como es el suministro de gas, tanto particular como industrial, es parte de la locura que estamos soportando. Locura que acabara indefectiblemente con miles de micro, pequeñas y medianas empresas, pero a la vez harán caer más el debilitado mercado interno, ya que este depende del poder adquisitivo de la sociedad que lo compone y parte de sus ingresos se los llevaran las empresas de gas, luz, agua, prepagas, etc. y no quedara nada o demasiado poco para las empresas manufactureras que sostenemos el trabajo de los argentinos y argentinas.
Como especifique antes el gas es esencial en el proceso industrial y afecta fuertemente a las industrias con procesos gas-intensivo. Ejemplo: en las tintorerías textiles, en la industria del vidrio, en las producciones metalúrgicas y hasta en las panaderías cuyos hornos tendrán que volver a la vieja leña.
Debemos tener en cuenta que al aumento del gas se le suma el de la luz, que puede llegar hasta el 600 % según el caso, el del agua y el de todos los insumos ya que con el aumento del combustible y la logística vienen produciendo una cascada aguas abajo en cada cadena de valor. Lo lamentable es que cuando el insumo llegue al mostrador no habrá nadie que pueda pagarlo y ahí termina la fiesta.
Estos aumentos afectaran fuertemente desde abajo hasta arriba, o sea de los que menos tienen hasta aquellos que ya se sentían clase media acomodada. Directa o indirectamente les va a repercutir a todos y a cada uno y esta brutal transferencia de ingresos ira a parar a los dueños de la marioneta.
El Macrismo contaba con un poquito más de pudor o intento jugar un poco más con la cintura política sin ahogar al que le terminaría por dar de comer, por eso, si bien provocó medidas escandalosas, como el tarifazo o las devaluaciones, nos daba ese segundo necesario para la bocanada de aire. En cambio, Milei no, es piedra sobre piedra y todas donde más duele, no hay tiempo de recuperación…y recién estamos en los primeros rounds.
Los PYMES, que ya conocemos de naranjo a donde nos lleva este camino, por haberlo transitado las tres veces anteriores, estamos trabajando intensamente en varios frentes: en tratar de explicar a nuestros conciudadanos que nuevamente nos comimos la curva, que nos vendieron un buzón y encima sin cartas. Explicar a nuestros colegas la necesidad de unirnos para conseguir el musculo necesario y que nuestra pelea no sea tan desigual. Que las PYME no solo somos un slogan de campaña, sino que podemos aportar mucho en la resolución de los problemas que hoy nos quieren mostrar como irresolubles. Que tenemos que hacer lo posible por llegar a un consenso común con otros sectores políticos (y no hablo de partidismos) porque esta carrera es de resistencia y para vencer necesitamos de mucho aire y este se consigue con perseverancia y convencimiento.
Y lo más importante. No nos doblegó Martinez de Hoz, ni lo hizo Menem, ni lo logró Macri. Tampoco lo va a lograr Milei.
(*) Raul Hutin
Empresario industrial y Dirigente PyME
Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)