El domingo, en el ballotage, elegiremos mucho más que un gobierno: optaremos entre más o menos democracia.
Tan trascendente encrucijada nos obliga a tomar posición, como ya lo hizo Letra P, y a pronunciarnos sin ambigüedades.
Este domingo, yo voto a Massa.
Me guían mi historia, mis convicciones, los valores que intento transmitirles a mis hijos y mi deseo de que ellos puedan desarrollar sus proyectos de vida en libertad, en pleno ejercicio de sus derechos individuales y colectivos, al amparo de un Estado solidario que los cuide y los aliente a ser generosos con sus pares, sobre todo con quienes sufren y necesitan de nuestra empatía. Porque no hay realización individual sin realización colectiva. En definitiva, de eso se trata.