La ciencia antártica argentina constituye el eje central de nuestra política antártica y la actividad científica contribuye a nuestros derechos de soberanía en la Antártida.

A partir de la firma del Tratado Antártico, en 1959, la Argentina consolidó también su rol como actor central del acuerdo internacional que reserva el continente para la paz y la cooperación internacional, y resguarda adecuadamente -en su Artículo IV- nuestra reivindicación soberana sobre el Sector Antártico Argentino. A su vez, ratificó su compromiso con la protección del medio ambiente antártico cuando en 1991 firmó el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, que vela por la protección de los ecosistemas antárticos y, entre otras cosas, prohíbe la explotación minera en el continente antártico.

La Argentina, asimismo, ostenta un papel protagónico dentro del Sistema del Tratado Antártico que rige toda la actividad dentro del continente, fruto de una ardua labor diplomática, científica y logística. Desde 2004, la Secretaría Ejecutiva del Tratado Antártico tiene su sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

A su vez, mediante acuerdos de cooperación internacional con programas antárticos de otros países la Argentina busca potenciar las capacidades científicas nacionales. Así, nuestro país reafirma hoy su compromiso con los principios básicos de mantenimiento de paz, cooperación científica internacional y protección del medio ambiente antártico. El compromiso ambiental argentino se demuestra con la propuesta presentada junto a Chile de creación de un Área Marina Protegida en la Península Antártica que tiene como objeto la conservación del ecosistema marino antártico.

Fuente: Cancillería Argentina.