Negocios son negocios. Arabia Saudita cada vez mas deja de obedecer los designios planetarios de los Estados Unidos. Su acercamiento a China y a Rusia enardece a Washington y enfrenta a Irán con China, que obtiene la mayor parte del petróleo que necesita del reino y en contrapartida estaría ayudándole a fabricar misiles con los que se ataca a la República de Yemen, el pobrísimo país cuya capital Saná controlan los hutíes, unos formidables guerreros, predominantemente chitas y aliados de Irán.
Los ataques de Arabia Saudita a Yemen han redundado en un genocidio por hambre. Pájaro Rojo se anima a vaticinar que el príncipe heredero y hombre fuerte del reino, Mohamed Bin Salman (conocido como MBS), de 37 años, difícilmente muerta de muerte natural. Y es que, ademas de matar yemeníes en masa, ordenar asesinar al periodista opositor Jamal Kashogi descuartizarlo y disolver sus restos en ácido, hace cinco años dirigió una extendida purga que comenzó por el arresto de 11 príncipes, cuatro ministros y docenas de ex ministros (casi todos parientes y multimillonarios) y el pasado mes de marzo, como muestra de poder, presidió la ejecución en un mismo sábado y en la plaza de Riad, de 81 hombres, alguno de ellos menor de edad. Y ya se sabe “el que a hierro mata, a hierro muere”.
Pero eso puede tardar en suceder. Por lo pronto, y pese a su tremendo poderío en materia de armamentos, el hecho es que el reino no ha podido ganar la guerra en Yemen, y bien puede decirse que la ha perdido ya que los yemeníes han atacado exitosamente con misiles y/o drones las refinerías de Aramco, la petrolera saudí.
Otra cosa que no sería raro que ocurriera es que reverdecieran las acusaciones parlamentarias hacia Riad por el derribo de las torres gemelas aquel infausto 11 de septiembre del 2001.
Bueno es recordar que en su victoriosa campaña electoral, Biden dijo que de ser elegido presidente trataría a la Arabia de los Saud de “país paria”. Pero que una vez elegido viajó a Riad a entrevistarse con MBS sin que pudiera reportar el menor éxito a sus gestiones.
La novedad de las últimas horas es la supuesta creencia de Riad que el reino podría ser blanco de un ataque directo de Irán, en lo que parece un intento de recordarle a Washington, y sobre todo a los republicanos liderados por Trump cual es el enemigo.
Huelga decir que de ocurrir algo semejante, los riesgos de que la actual, larvada, guerra planetaria se generalizaría.
Por lo pronto, los renovados aires independentistas de la casa real saudí sin un claro ejemplo de que el mundo unipolar soñado por Francis Fukuyama ha muerto,