Massa dijo que el Gobierno eligió soltar reservas para no cortar la luz y el gas

  • El ministro de Economía afirmó que los dólares se destinaron a cubrir los costos energéticos ante la crisis mundial. «Gobernar es elegir, es decidir y optar».


En un acto que otra vez lo tuvo en el centro de la escena, el titular del Ministerio de Economía, Sergio Massa, dijo que la salida de las reservas del Banco Central de los últimos meses se debió a la necesidad de cubrir los gastos impulsados frente a la demanda energética a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania. Secundado por el presidente Alberto Fernández, el superministro remarcó que la decisión del Gobierno se sustentó en «no cortarle el gas ni la luz» a la población.

«Gobernar es elegir, es decidir y optar, y la guerra a todos los países les está costando en términos económicas y energéticos. En estas horas, en las que se discute la situación de las reservas del Banco Central, quiero contarles cuál ha sido el impacto de la importación de energía», sostuvo el funcionario tras la firma del contrato para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que se realizó en la localidad bonaerense de Salliqueló.

Con esa lógica, remarcó que «entre dejar salir un poco más de reservas o cortar el gas y la luz», la administración del Frente de Todos optó por «soltar un poquito de reservas, pero garantizar a los argentinos que pudieran tener calefacción y la computadora y las máquinas de las empresas funcionando».

 

La pérdida por goteo que sufre el Banco Central en sus reservas netas le sumó tensiones devaluatorias al tipo de cambio, ya que el mercado desconfía de la capacidad de restauración del poder de fuego de la entidad monetaria por medio de la suba de exportaciones y considera «peligroso» un plan de endeudamiento a mediano plazo.

 

Este martes, la entidad monetaria se desprendió de otros 64 millones de dólares y sumó su décimo día como vendedor, con una sangría en ese lapso que superó los 1.200 millones de dólares. La crisis cambiaria es, como dijo Massa, producto de la demanda importadora de energía, que se verificó durante el invierno en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) y que el Gobierno espera que se distienda con la llegada de la primavera.

El objetivo es, entonces, llegar a septiembre sin terapia de shock para aliviar la presión con menor demanda energética y una mano del Fondo Monetario Internacional (FMI).