Euforia en los mercados financieros, agonía en la economía real.
Un respiro hasta octubre. Medidas urgentes calman la tormenta cambiaria, pero profundizan la crisis real
Un respiro hasta octubre. Medidas urgentes calman la tormenta cambiaria, pero profundizan la crisis real
El Gobierno eliminó las retenciones a la carne hasta octubre
En un intento por descomprimir la presión cambiaria y asegurar un flujo inmediato de divisas, el Gobierno anunció la eliminación de retenciones para todas las exportaciones de granos hasta el 31 de octubre
El salto del dólar a más de $1.500 en las últimas semanas abrió un nuevo frente de incertidumbre en la economía argentina. Si bien la inflación oficial venía mostrándose relativamente contenida —con variaciones mensuales en torno al 2% en julio y agosto— los primeros datos de septiembre exhiben una aceleración en los precios de los alimentos, un freno total en la compraventa de propiedades y, al mismo tiempo, una sorprendente persistencia de la demanda de viajes al exterior.
El riesgo país en erupción, el dólar arriba de 1500 pesos, las reservas en caída vertical, la economía en recesión, el consumo sumergido, la confianza por el piso, el Círculo Rojo que se aleja, la vicepresidenta que asoma, las causas judiciales que acechan. En estado de máxima debilidad, el Presidente pide socorro a Trump y propone más sacrificios como eslogan de campaña. ¿Se viene la madre de las batallas?
La soberanía en el siglo XXI ya no se mide solamente por la independencia política formal, sino por la capacidad de un país de producir tecnología, generar empleo de calidad y satisfacer las necesidades de su pueblo.
La Argentina de Javier Milei se encuentra en un momento de definición. La confianza, ese intangible fundamental para cualquier economía, se le escurre entre los dedos en forma de dólares que huyen y reservas que se agotan. La pulseada ya no es solo ideológica; es una carrera contra el reloj financiero y político.
El escenario político se convirtió en el detonante de una nueva crisis de confianza. La derrota del oficialismo en el Congreso, que rechazó los vetos presidenciales a leyes clave, envió una señal de fragilidad al mercado. La respuesta fue inmediata: una estampida hacia el dólar y una huida de los bonos argentinos que empujó el riesgo país a niveles críticos, mientras el Banco Central intentaba contener la hemorragia con una venta masiva de reservas que muchos analistas consideran insostenible.
Su diagnóstico es claro: Argentina debe superar la matriz de crecimiento que encuentra cuellos de botella tecnológicos, generando dependencia de importaciones y problemas macroeconómicos. La solución pasa por acoplar mejor conocimiento y producción nacional.
Aunque el Gobierno anunció que las jubilaciones, salud, educación y discapacitados tendrán aumentos reales —por ejemplo, 5 % real en pensiones por discapacidad— esos incrementos vienen acompañados con reducciones en la cantidad de beneficiarios. En pensiones por discapacidad, por ejemplo, el número de titulares bajará un 13 %.
“Lamentablemente creo que estamos asistiendo a la segunda salida del control de cambios que sale mal. Eso es lo que le está complicando la elección y la dinámica al Gobierno”, puntualizó el fundador de la Consultora PxQ.
El riesgo país se disparó a 1.140 puntos básicos a partir de la caída de los bonos en el cierre de la semana pasada, según la medición que realiza el banco J.P. Morgan.
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