En 2025, se cumplieron 70 años de la guillotina liberal de 1955. Con el tiempo, fuimos informándonos sobre el odio vandálico de los jefes de ese ruin golpe de Estado. Bombardearon la Plaza de Mayo, después demolieron edificios, secuestraron a Evita, quemaron ropa de cama, destruyeron vajillas, despedazaron equipos hospitalarios, quemaron películas, documentales, discos, archivos, pinturas y libros; prohibieron gritar por Perón o decir justicialismo, etc.; proscribieron a escritores, deportistas y otros artistas y, como con todas esas maldades no quedaron satisfechos, metieron a la Argentina en el FMI y así empezó una nueva fiebre de la usura.[1]
Pero…algo faltaba: los bandidos recurrieron ¡a la guillotina! Sin dudas de que eran herederos legítimos de la llamada revolución francesa, el primer genocidio liberal de la modernidad y también de la llamada revolución liberal de mayo, que fusiló al patriota Santiago de Liniers y a otros opositores, y del golpe de Estado liberal contra Juan Manuel de Rosas. Los golpistas británicos del 55 se auto percibían –con razón- pertenecientes a la línea mayo-caseros.[2]

Ángel César Arreguez –un trabajador cordobés de la Fábrica Militar de Aviones- cuenta:
El 10 de octubre de 1956 -durante la celebración del vigésimo noveno aniversario de la creación de la FMA- el entonces brigadier [Heriberto] Ahrens (en presencia del Administrador General de Fábricas Comodoro D. Roberto Huerta), pregunta al Ingeniero Pablo Guillot (a cargo de la Oficina de Planificación) qué tiempo iba a llevar construir 100 aviones I.Ae.33 PULQUI II porque había orden de retirar del servicio activo más de 90 bombarderos CALQUÍN. Guillot responde que había aeropartes para 10 máquinas si se quería comenzar de inmediato (ya existía una solicitud de 20 aviones PULQUI II con opción a otros 20 realizada por el presidente –recientemente derrocado– Juan D. Perón. Además, la Casa ROLLS ROYCE, no sólo había entregado la licencia a la FMA para construir el turborreactor NENE, sino que se firmó la entrega asegurada del material para maquinar componentes del reactor. El Ingeniero Guillot aseguró al brigadier Ahrens que en 5 años se completarían los 100 I.Ae.33. La demanda de la Fuerza Aérea contemplaba además la incorporación de 100 aviones F 86 SABRE que debían llegar desde los Estados Unidos con motores ORENDA (la Argentina sólo recibió 28 SABRE cuatro años después sin los motores ORENDA). Pero no se construyeron los 100 aviones Pulqui, siquiera se construyó uno más. Al poco tiempo, en diciembre de 1956, cuando era operario en la Fábrica de Motores (Pabellón 107), pude ver a un compañero con lágrimas realizar la triste tarea que se le habían ordenado: guillotinar (destruir) todos los componentes estampados que estaban en los pañoles (depósitos) para armar los 10 primeros aviones PULQUI correspondientes al pedido realizado por el brigadier Ahrens dos meses antes.[3]
El historiador Oscar Luis Aranda Durañona escribe que “en 1990, pasados unos años de la restauración de los gobiernos democráticos, se comenzó a desarticular la Patria Alada. Se privatizaron las empresas de transporte aéreo estatal y los servicios de apoyo al vuelo de la aviación general brindados por los organismos dirigidos por la Fuerza Aérea. Las medidas se adoptaron desde las más altas esferas gubernamentales, con la aprobación de los sectores gremiales y empresarios vinculados con el quehacer aéreo que denunciaban a la Aeronáutica Militar de ineficiencia administrativa y de escasas inversiones en la tecnología de las prestaciones”.[4] Fue la continuidad -en el plano económico- del simbólico beso en la boca dado por Menem a Isaac Rojas y de los indultos de 1989. No perdamos de vistas que cuando todo eso fue desmantelado, guillotinado enajenado o reducido casi a la nada, se produce también un fuerte impacto negativo –cierre, desocupación, pobreza, soja, agroquímicos- en las pymes proveedoras, la logística y todos los rubros del comercio.
Los aviones que compró Milei
Es típico en la historia de la Argentina que los liberales contraigan deudas –en miles de millones de dólares-. El gobierno liberal de Milei se endeudó para comprar 24 aviones de combate a Dinamarca –que forma parte de la OTAN- de los cuales llegaron sólo 6. Todo el sistema mediático –desde los multimillonarios paquidermos porteños hasta el último portal municipal de pueblo- festejó y festeja hasta humedecerse por esa adquisición. Es evidente la continuidad entre aquellos liberales del 55 y los actuales.
Desde la oposición, por ejemplo, el ex ministro de Defensa Agustín Rossi criticó con dureza la compra: “No es soberanía haber comprado aviones, cuya capacidad disuasoria no se puede utilizar en el Atlántico Sur frente a la ocupación ilegal que lleva adelante Gran Bretaña desde hace años en Malvinas”. Eso está bien. Después dijo: “Hubiese sido una decisión soberana si hubiese comprado los aviones JF-17 chinos que eran los que nosotros promovíamos, porque eso sí hubiese significado una acción disuasoria muy fuerte en el Atlántico Sur”. Eso es equívoco. Nos hacemos la siguiente pregunta.
¿Qué hubiese hecho Perón en 12 años de gobierno?: Hubiera reactivado la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba (FMA) para fabricarlos ahí. La FMA fue creada el 10 de octubre de 1927, cuando el presidente era el radical Marcelo T. de Alvear. El 7 de julio de 1934, el gobierno de zurdos de la Década Infame, entregó a la Dirección General de Aeronáutica la primera escuadrilla de aviones militares compuesta por 12 Ae.M.Oe.1.[5] En la ocasión, Bartolomé de la Colina –el ingeniero militar de La Rioja (Argentina)- descubrió el monolito denominado Ala Simbólica. De la Colina después se convertirá en un estrecho colaborador de Perón y fue el primer comandate de la Fuerza Área Argentina, creada el 4 de enero de 1945 como fuerza armada independiente en pie de igualdad con el Ejército y la Marina.
Así fue que en los años 40 -hasta 1955-, Córdoba se transformó en el principal polo industrial del continente, donde se fabricaban aviones, motores, hélices y accesorios, paracaídas, automóviles, motocicletas, tractores, instrumentos y equipos, máquinas y herramientas y después propulsores para cohetes. A pesar de los enormes inconvenientes, endeudamientos, ajustes liberales, dictaduras y demás, el Estado Empresario Industrial de entonces se mantuvo hasta que llegó la dictadura liberal de José Alfredo Martínez de Hoz y Cia., y después el trío liberal Menem-Cavallo y Di Tella, que desguazaron el país en todos los frentes. Los gobiernos de la democracia jamás pudieron devolver los índices laborales, sociales, salariales, industriales, de deuda, etc., que había dejado el tercer gobierno de Perón hasta la llegada de ese régimen liberal, en 1976.
¿Para qué compró Milei aviones diseñados en 1970? ¿Cuál es la hipótesis de conflicto del gobierno de Milei? ¿Hay cláusulas secretas? ¿Se usarán en conflictos donde Estados Unidos y/o la OTAN no quieran mandar a sus propios pilotos y soldados? ¿Se está organizando un frente militar de países aliados de USA para intervenir en conflictos ajenos a nuestro país? ¿Manchará la Fuerza Aérea Argentina la heroicidad de Malvinas, cuando combatieron contra una de las principales potencias armadas del mundo? El gobierno habla de contar con un ejército liviano, ágil y letal. ¿Letal contra quiénes? ¿Contra Inglaterra? ¿Un ejército liviano transformado en guardia nacional bananero? ¿Un ejército liviano sin industrias? ¿La oposición nacional y popular no piensa volver al Estado Industrial empresario de Perón? Parece que no.
Desde diversos sectores -opositores al gobierno nacional, militares y profesionales- se señaló -con razón- que la Argentina no está nadando en dólares para semejante gasto millonario, en el contexto de bajísimos salarios del personal de las Fuerzas Armadas, crisis de la obra social del sector y con políticas liberales de destrucción del Estado. Y advirtieron con precisión sobre los aspectos positivos y negativos de los aviones F-16 Fighting Falcon.
Públicamente se sabe que los aviones costaron a la Argentina -24 aeronaves de las cuales llegaron sólo 6- 301 millones de dólares y otros 44 millones de dólares es el costo a invertir en obras de infraestructura. Los detalles y características disponibles en: https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/306542/20240429.
El problema del origen
“El F-16 comprado es el que más se ha fabricado en el mundo. Es un buen avión y me parece que hay 20 operadores que tienen ese avión. Lo tiene inclusive Venezuela. La versión que compró la Argentina a Dinamarca cumple el requisito de multifunción. Lo tiene Chile, pero es una versión más modernizada que los que compró la Argentina. No es mala opción, porque es versátil. El problema es el origen de esos aviones estadounidenses y su vinculación con el Reino Unido, porque genera dependencia. Significa que puedo ser influenciado porque alguien tiene la capacidad de perjudicarme o favorecerme, según el interés político de ese actor”, destacó el comodoro de Marina (R) VGM, Eduardo Ganeau, piloto de Super Etendard y experto en sistemas de defensa, estrategia y geopolítica.[6]
La palabra Defensa -explica Ganeau- significa protección. Me cuido de lo que me pueden hacer los demás. Cuando se compran aviones de combate destinados esencialmente a defender los intereses vitales de la Nación, que son la vida y la libertad del pueblo argentino o recuperar la integridad territorial y a proteger la soberanía, la independencia y la autodeterminación, que en definitiva es tener la propia organización política -que hasta me permite decir no a las pretensiones de otros-, tengo que tener una capacidad que no dependa de los demás y especialmente que no dependa de aquellos sobre los cuales se debe ejercer precisamente influencia.
Ese piloto de la Marina advirtió: “Si tengo una afectación o pérdida de integridad territorial de casi otra Argentina en el Atlántico Sur, con la perspectiva de que se proyecte sobre el doble de la jurisdicción continental argentina –en los 5 millones de km2 de nuestro Sector Antártico-, no puedo comprar medios militares que son el último recurso para accionar sobre otra voluntad, que no está dispuesta a favorecerme y al mismo tiempo sin tener que emplearlos. Al contrario, tengo que tener la capacidad de influenciar su mente, que el otro sepa que lo puedo favorecer si somos amigos o lo puedo perjudicar si no lo somos”.
Si compro -destacó Ganeau- un medio militar que depende precisamente de un amigo carnal de ese actor al que lo tengo que influenciar e inducir a negociar, ese medio militar pierde el 50 por ciento de su valor. Los F-16 no son los aviones que la Argentina necesita. No por el avión en sí, pero no puede ser de origen estadounidense, ni británico, ni canadiense, ni australiano o de origen europeo. La alianza de la OTAN es tan fuerte y los lazos económicos de la Unión Europea y el Reino Unido son tan importantes que induce a esos estados a que no favorezcan el desarrollo del poder militar argentino. Por tanto, ese medio militar no cumple esa función. ¿Qué estás queriendo ser chino o ruso? No quiero ser chino, ni ruso, quiero seguir siendo argentino. No quiero que un actor occidental me lleve los 2 millones de km2 severamente comprometidos hasta la actualidad y -obviamente- la potencialidad de perder casi 5 millones de km2 de la Antártida. Hay en juego un total de 7 millones de km2 y compramos aviones que dependen en forma muy importante del actor con el cual estamos disputando.
Para ese piloto de la Marina, “desde el punto estratégico, político y, geopolítico no tiene el menor asidero haber comprado esos aviones. Sencillamente, es dejarnos llevar por la monedita, por limitaciones económicas del momento y por una perspectiva estratégica muy diferente a la mía. No deberíamos comprar medios militares que dependen del agresor.
[1] La dictadura de Aramburu y Rojas metieron a la Argentina –en 1956- en el FMI, algo que Perón había rechazado hacer. Véase de J. D. Perón, ‘Deudas con el exterior contraídas en 1956 y 1957, en millones de dólares’, en Los vendepatria y La fuerza es el derecho de las bestias. Ninguno de los tres gobiernos de Perón contrajo deuda externa.
[2] Cf. Arturo Jauretche, Manual de Zonceras Argentinas. Hay ediciones en la red. El autor ubica ‘La línea Mayo-Caseros’, en la Zoncera n° 25.
[3] A. C. Arreguez, Fábrica militar de aviones: crónicas y testimonios, Córdoba, Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba, 2008, pp. 106-107. Los destacados son nuestros. Las mayúsculas, en el original.
[4] Oscar Luis Aranda Durañona, La Patria Alada, Buenos Aires, Universidad del Salvador, Facultad de Historia, Geografía y Turismo, 2017. Visto en octubre de 2025. Cursivas nuestras. Enlace: https://racimo.usal.edu.ar/6794/1/P%C3%A1ginas%20desde5000257465-La%20patria%20alada.pdf.
[5] La crisis internacional de 1929 impactó en la Argentina. Entonces, se comenzó a generar cierta industrialización, pero no como parte de un proyecto nacional en la materia. En ese contexto, se crean en 1940 Fabricaciones Militares, después reimpulsadas en los gobiernos de Perón.
[6] Eduardo Ganeau coordina el Instituto de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional, un equipo de trabajo dedicado a realizar contribuciones desde la experiencia y el conocimiento de profesionales que lo conforman para el renacer y fortalecer el Sistema de Defensa de la Argentina. Las declaraciones completas en: https://youtu.be/JY6bnuZvVQo?si=hQpxzfOFhpHMRsyM.
