PJ bonaerense en disputa: el kicillofismo mueve fichas y negocia con La Cámpora antes de la definición electoral

Con el fin del mandato de Máximo Kirchner al frente del Partido Justicialista bonaerense y la convocatoria al Consejo Provincial, el Movimiento Derecho al Futuro de Axel Kicillof activó una estrategia política y envió una comitiva a negociar con La Cámpora. La pulseada gira en torno al control del proceso electoral interno, las reglas de juego y el equilibrio de poder dentro del principal partido de la oposición.


El peronismo bonaerense atraviesa horas decisivas. A pocas horas de la reunión del Consejo Provincial del PJ, convocada para definir el llamado a elecciones internas, las negociaciones entre los distintos sectores del partido se intensificaron y expusieron una disputa de fondo por el control político y operativo de la estructura partidaria.

Con el mandato de Máximo Kirchner al frente del PJ provincial cumplido y un escenario de paridad en el número de consejeros, el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), espacio que responde al gobernador Axel Kicillof, reunió a sus representantes en Ituzaingó para ordenar posiciones y afinar una propuesta común. De ese encuentro surgió una comitiva que, pasado el mediodía, se trasladó a Los Polvorines, en el distrito de Malvinas Argentinas, para abrir una instancia formal de negociación con La Cámpora.

La delegación estuvo integrada por dirigentes de peso territorial e institucional: los intendentes Fernando Espinoza y Julio Alak, la vicegobernadora Verónica Magario —quien aparece mencionada como una de las posibles candidatas a presidir el partido— y el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque. El mensaje fue claro: el kicillofismo busca incidir de manera directa en la definición de las reglas internas y en el armado del esquema de conducción que emerja del proceso electoral.

Según trascendió en ámbitos partidarios, el MDF llegó a la mesa de negociación con cinco puntos centrales. El primero, y quizás el más sensible, es el reclamo de un mayor número de apoderados partidarios. Actualmente, el espacio cuenta con uno solo, una situación que considera desventajosa en un contexto de paridad interna. A ese planteo se suma la exigencia de acceso a las claves del sistema donde se cargan los padrones, un aspecto clave para garantizar transparencia y control en el proceso electoral.

El segundo eje de la discusión gira en torno a la fecha de los comicios. Mientras La Cámpora propuso realizarlos el 8 de marzo, el kicillofismo impulsa que se lleven a cabo el 15 del mismo mes. Aunque la diferencia pueda parecer menor, la definición del calendario no es neutra y forma parte de la negociación política más amplia.

El tercer punto refiere a cambios en la integración de la Junta Partidaria, el órgano encargado de la administración del proceso electoral. En cuarto lugar, el MDF plantea que cualquier modificación acordada sea refrendada por un Congreso Partidario, con el objetivo de darle respaldo formal y evitar interpretaciones discrecionales.

Del otro lado de la mesa, La Cámpora mantiene una postura más conservadora respecto del esquema vigente. El sector que responde a Cristina Fernández de Kirchner y a Máximo Kirchner propone sostener los mismos lugares y equilibrios entre las distintas corrientes internas, lo que le permitiría conservar el control operativo del partido más allá de los nombres que ocupen la conducción formal. Por ahora, no hay definiciones públicas sobre si Máximo Kirchner buscará renovar su mandato al frente del PJ bonaerense.

La reunión del Consejo Provincial, prevista para las 14 horas, ya anticipaba demoras antes incluso de comenzar. En el entorno partidario nadie esperaba una jornada breve. La superposición de reuniones, negociaciones paralelas y llamados cruzados dibujó un clima de tensión contenida, pero también de pragmatismo político.

La discusión que atraviesa al PJ bonaerense no se limita a una interna de cargos o fechas. En el trasfondo aparece el debate por la conducción política del peronismo en el distrito más grande del país y su proyección nacional. El kicillofismo, fortalecido por el ejercicio del gobierno provincial, busca traducir ese poder institucional en mayor gravitación partidaria. La Cámpora, en cambio, apuesta a preservar una arquitectura interna que le garantizó centralidad durante los últimos años.

Con un escenario nacional adverso para el peronismo y un oficialismo libertario que avanza con reformas estructurales, la definición del liderazgo y las reglas internas del PJ bonaerense adquieren una relevancia estratégica. No se trata solo de ordenar la vida partidaria, sino de sentar las bases de la principal fuerza opositora de cara a los desafíos políticos y electorales que se avecinan.

La jornada promete ser extensa y decisiva. El resultado de estas negociaciones marcará no solo el cronograma electoral del PJ bonaerense, sino también el equilibrio de poder entre los distintos sectores que disputan la conducción del peronismo en la provincia de Buenos Aires.