La caída del consumo, el ingreso masivo de importaciones y un ajuste económico que contrajo el mercado interno golpean a las PyMEs y a la industria bonaerense. En plena desindustrialización, se multiplican las suspensiones y cierres de plantas. Las expectativas para 2026 dependen del repunte del consumo y de la capacidad de las empresas para sostenerse en un escenario crítico.
Un deterioro que se extiende por toda la provincia
El retroceso del mercado interno y la apertura comercial acelerada conforman un cuadro de fuerte deterioro para la industria bonaerense. En distintos polos productivos se profundizan las suspensiones, el adelanto de vacaciones, la reducción de turnos y los cierres definitivos de fábricas. Este fenómeno golpea especialmente al conurbano bonaerense, donde predomina un entramado de PyMEs, talleres, industrias livianas y comercios que dependen casi por completo del consumo local.
El ajuste impulsado por el Gobierno nacional, orientado a reducir el gasto público y a incentivar las importaciones para contener precios, terminó impactando con fuerza sobre ese tejido productivo. La combinación de desindustrialización, caída del poder adquisitivo y competencia externa está provocando lo que empresarios describen como “un proceso de vaciamiento del mercado interno”.
En ese contexto, uno de los casos más relevantes es el de Mondelez, que frenó parcialmente la producción en su planta de General Pacheco y afectó a más de 2.300 trabajadores. La compañía enfrenta sobrestock por desplome en las ventas de productos masivos como galletitas y chocolates.
“No hay ventas. Los supermercados están trayendo mercadería importada y el consumo no responde. Si esto no se revierte, 2026 pinta muy difícil”, señaló el delegado Jorge Penayo, quien remarcó que incluso en el período previo a las Fiestas —tradicionalmente de mayor demanda— la planta redujo turnos y capacidad instalada.
Alimenticias y textiles, entre suspensiones y capacidad ociosa
La histórica alimenticia Georgalos, fabricante del Mantecol, aplicó suspensiones rotativas para 600 empleados en su planta de Victoria. En paralelo, la textil marplatense Textilana S.A., productora de la marca Mauro Sergio, suspendió a 175 empleados hasta marzo.
Ambos sectores se encuentran entre los más afectados por la caída del consumo, pero además sufren la fuerte presión de importaciones baratas, un fenómeno que se profundizó desde comienzos de año y que acentúa la brecha entre los costos locales y los precios de productos extranjeros.
Automotrices en tensión y cierres definitivos
En el sector automotor, Peugeot paralizó por más de cinco semanas su planta de El Palomar en un contexto de caída del 3,6% interanual en los patentamientos. A ello se sumó el cierre de la planta de Whirlpool en Pilar, que dejó 220 despidos, y la clausura definitiva de la textil Hazan Silvia en Lanús.
Los municipios del conurbano sienten el impacto de inmediato: cuando una planta suspende o cierra, se contraen la actividad comercial, el transporte, los servicios asociados y el empleo indirecto. La estructura económica local —de escala pequeña y media— tiene escasa capacidad de absorber estos shocks.
Jugueterías al borde del colapso por importaciones récord
La industria del juguete enfrenta una situación extrema. La Cámara Argentina del Juguete (CAIJ) alertó que el sector vive “uno de los momentos más delicados de las últimas décadas”, golpeado por tres tendencias:
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Consumo en caída.
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Ingreso masivo de importaciones.
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Cambios demográficos y culturales.
Las importaciones de juguetes alcanzaron US$91,3 millones FOB entre enero y octubre (+59,5% interanual) y 17,5 millones de kilos (+94%). China concentra el 85,7% del valor importado. En un año, la cantidad de importadores pasó de 199 a 530, lo que desbordó al mercado local.
El colapso del consumo: tickets más bajos y financiamiento generalizado
El retroceso del poder adquisitivo se refleja en los tickets promedio:
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Comercios de barrio: $22.000
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Grandes cadenas: $49.000
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Promedio general: $35.000
El 85% de las operaciones se realiza con tarjeta de crédito, síntoma de una demanda sostenida por financiamiento, no por ingresos reales.
Este fenómeno golpea especialmente al conurbano bonaerense, donde el consumo cotidiano es la base de la actividad económica. La combinación de salarios reales a la baja, tarifas crecientes y mayor desempleo termina empujando al límite a miles de comercios y PyMEs.
Diagnóstico industrial: recesión profunda y desindustrialización creciente
El relevamiento de la Unión Industrial Argentina (UIA) confirma la gravedad del diagnóstico:
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40,3% de las empresas redujo producción.
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Solo 21,3% creció.
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El Monitor de Desempeño Industrial cayó a 43,8 puntos.
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El 21% redujo personal, 23,5% ajustó turnos y 7,7% aplicó suspensiones.
La caída del mercado interno —producto central del ajuste y la contracción del gasto— es hoy el principal factor detrás de la crisis. En los sectores de manufactura liviana, textiles, metalurgia y alimentos, la desindustrialización avanza impulsada por la competencia desigual con importaciones y la pérdida de rentabilidad.
En el conurbano, donde la estructura productiva está compuesta por miles de pequeñas fábricas, talleres y comercios, estos datos se traducen en una recesión visible en el empleo, la actividad comercial y el movimiento cotidiano de los barrios.
Expectativas para 2026: optimismo moderado en un entorno frágil
Según Vistage Argentina, el 51% de los CEOs espera aumentar ventas en 2026, aunque un 40% anticipa una caída de la rentabilidad. La incertidumbre económica es señalada como el principal problema por el 37% de los empresarios.
Con una inflación que podría ubicarse en torno al 41% anual y un dólar oficial cerca de $1.620, la estabilidad macro aún está lejos de traducirse en una recuperación del mercado interno.
Un año decisivo para la economía bonaerense
La foto de fin de 2025 muestra un deterioro simultáneo en producción, ventas, empleo y consumo. El ajuste económico, la apertura comercial acelerada y la contracción del poder adquisitivo configuran un escenario de desindustrialización que golpea con especial dureza al conurbano bonaerense, la región más poblada y productivamente más diversa del país.
La recuperación dependerá de un factor central: que el consumo vuelva a ponerse en marcha. Sin ese motor, las PyMEs —que son el corazón productivo de la provincia— difícilmente podrán sostenerse a lo largo de 2026.
