La carne vuelve a golpear el bolsillo: aumentos de hasta 25% reavivan la presión inflacionaria

La suba del ganado en pie y la apertura exportadora empujan los precios en las carnicerías. Consultoras anticipan un impacto directo en la inflación de noviembre.


En un contexto de dólar quieto por la intervención oficial, los alimentos vuelven a mostrar movimientos significativos y la carne encabeza el alza. En menos de dos meses, algunos cortes aumentaron hasta un 25%, impulsados por la firmeza del mercado ganadero y la apertura total de exportaciones, que reconfigura precios internos y exacerba tensiones en un consumo ya debilitado.

Según fuentes del sector, la combinación de una industria exportadora fortalecida y la escasez relativa de hacienda disponible está elevando los valores en los mostradores. Carniceros y matarifes anticipan que esta dinámica seguirá presionando sobre el Índice de Precios al Consumidor de noviembre, donde los alimentos representan un tercio del cálculo total.

Un salto que cambia hábitos de consumo

Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores, advirtió que “la carne subió desde octubre un 15 por ciento” y señaló que “los precios se van a ir afianzando, no van a bajar y van a seguir subiendo”. El Mercado Agroganadero de Cañuelas, principal referencia del país, mostró recientemente valores firmes con unas 8.000 cabezas comercializadas.

En las carnicerías, el impacto es tangible. El asado ya supera los 15.000 pesos por kilo y las milanesas alcanzan los 18.000 en zonas de mayor poder adquisitivo. La carne picada, uno de los cortes más consumidos, se ubica entre 8.000 y 10.000 pesos. Con la llegada de diciembre y el aumento estacional de la demanda, los comerciantes prevén nuevas subas de entre 3% y 5%.

Muchos carniceros empiezan a aconsejar a sus clientes comprar y freezar antes de las Fiestas, mientras observan cambios en el consumo. La estacionalidad también juega su parte: aumentan los cortes para parrilla y milanesas, mientras cae la venta de los que se destinan a guisos y pucheros. Esa reasignación empuja más fuerte los valores de los cortes traseros y de mayor demanda.

Exportaciones sin control y alerta por el stock

Uno de los factores decisivos es la apertura exportadora, que empuja los precios locales hacia los valores internacionales. “Los chinos empezaron a comprar bife de chorizo, están probando carne buena”, señaló Pedace, y advirtió sobre el impacto directo en la disponibilidad regional: “Nos vamos a quedar sin vacas” si no hay medidas para recomponer el stock ganadero.

El dirigente explicó que Argentina faena animales muy livianos, de alrededor de 300 kilos, mientras que los mercados más exigentes —como Estados Unidos— demandan novillos pesados de unos 500 kilos. La falta de una política ganadera integral, plantean en el sector, limita la capacidad de abastecer tanto al mercado interno como a la exportación sin generar tensiones de precios.

Alimentos: otro mes caliente

Las consultoras LCG, Eco Go y Analytica registraron incrementos significativos en el rubro Alimentos durante noviembre. Analytica midió una suba del 2,8% en las últimas cuatro semanas. Además de la carne, treparon los precios de frutas (más de 11%) y verduras (casi 4%).

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) señaló una aceleración notable en el precio de la carne: aumentó 4,4% en octubre y 11,4% en los primeros diez días de noviembre. El organismo remarcó que la caída del consumo de carne bovina está directamente vinculada a la pérdida de poder adquisitivo, producto de salarios que no acompañan la suba de los alimentos.

Un impacto que se sentirá en noviembre

Las estimaciones privadas ubican la inflación de noviembre por encima del 2,5%, con la carne como motor principal. Aunque el tipo de cambio se mantuvo relativamente estable, la dinámica interna del sector cárnico —sumada a la apertura exportadora y la caída de ingresos— está generando una presión inflacionaria que no encuentra freno.

La carne, históricamente símbolo del bienestar argentino, se vuelve cada vez más inaccesible para amplios sectores populares. El cierre del año se perfila con un mercado interno debilitado, tensiones crecientes en la cadena de abastecimiento y una inflación de alimentos que continúa erosionando el poder de compra de los hogares.