Las redes de la ultraderecha en América Latina: periódicos digitales, ‘bots’ y noticias falsas para propagar la “guerra cultural”

Un entramado que nace en Brasil y crece desde Argentina llega a México como arma política conservadora.


Brasil fue el primer laboratorio de las nuevas armas digitales de la extrema derecha latinoamericana. El éxito fue tan rotundo que un diputado provocador y casi desconocido llamado Jair Messias Bolsonaro llegó en enero de 2019 a la presidencia. Cuatro años después, fue el turno de Javier Milei, un vociferante economista argentino de pelo ensortijado. El fenómeno de la ultraderecha crece ahora en Chile, de la mano del candidato presidencial Johannes Kaiser, e intenta hacer pie en México, donde busca aún al personaje que lo represente. La estrategia es siempre la misma: ejércitos de mercenarios digitales propagan la hiel por fuera de los medios tradicionales. En X, TikTok, Instagram, Facebook, programas por streaming y periódicos en la web llaman a la revuelta y la desobediencia civil —cuando no a un golpe de Estado— y organizan manifestaciones “espontáneas” para derribar lo establecido. Como la que se celebrará este sábado en Ciudad de México contra el Gobierno de Claudia Sheinbaum.

Ciudadanos brasileños acusados de participar en un golpe de Estado
Ciudadanos brasileños en una manifestación en en el Obelisco de Buenos Aires, Argentina, el 7 de septiembre de 2023.


En México, la extrema derecha ha tenido hasta ahora poco eco popular y nula presencia institucional. Existen únicamente dos proyectos que aspiran a ser partidos antes de las elecciones intermedias de 2027. Uno de ellos lo encabeza el actor Eduardo Verástegui, de buena relación con el argentino Milei. El amor entre ambos duró poco: un inesperado cruce de insultos en X a finales de octubre consumó la ruptura y llevó a la cancelación de la cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, en inglés) que se iba a realizar en México en noviembre.

Ante la falta de representación electoral, la presencia del movimiento conservador mexicano se concentra, por ahora, en las redes sociales. Allí surgió la polémica convocatoria a una manifestación atribuida a jóvenes de la generación Z. Aunque se presenta como un movimiento espontáneo similar a los que agitaron Nepal, Madagascar o Marruecos, una investigación de Infodemia —la unidad del Gobierno mexicano dedicada a analizar desinformación— sostiene que se trató de una “estrategia digital articulada”. El informe pone detrás a influencers, figuras de la oposición y cuentas vinculadas a Atlas Network, una organización ultra fundada a principios de los años ochenta con presencia en más de 100 países. Según el informe, en el último mes y medio se habrían invertido más de 90 millones de pesos mexicanos (unos cinco millones de dólares) en promover la marcha.

La investigación oficial también apunta indirectamente al dueño de la televisora TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego. Este jueves, la Suprema Corte falló en su contra tras años de litigios y lo conminó a saldar una deuda fiscal de cerca de 50.000 millones de pesos (unos 3.000 millones de dólares). El revés intensificó el debate sobre el presunto papel de Salinas Pliego en las campañas digitales que critican a la presidenta, Claudia Sheinbaum.

Infodemia ubica el origen de la campaña digital a principios de octubre, cuando Azteca Noticias publicó un reportaje sobre las movilizaciones de la generación Z fuera de México. Surgieron entonces decenas de cuentas en redes sociales, con nombres como generacionz_mx o somosgeneracionzmx, que convocaban a una marcha para este sábado en la capital mexicana. Casi 200 cuentas impulsaban la protesta en TikTok, 50 de ellas creadas o reactivadas en ese periodo, y en Facebook más de 350 grupos discutían el tema, varios de ellos administrados desde el extranjero.

Ricardo Salinas Pliego en San Salvador, el 12 de noviembre. RODRIGO SURA (EFE)El contenido de los mensajes cambió repentinamente de tono durante la primera mitad del mes pasado. A partir del asesinato de un alcalde en Michoacán el 1 de noviembre, la narrativa giró desde el pedido de la revocación del mandato presidencial hacia una supuesta incapacidad del Gobierno para enfrentar la violencia. Infodemia sostiene que este cambio fue sincronizado.

El informe señala la presencia de bots de Atlas Network y menciona al argentino Fernando Cerimedo, hasta hace unos meses responsable de la campaña digital de Milei. Cerimedo es un viejo conocido en el Cono Sur americano. Su nombre apareció más de 60 veces en la investigación policial sobre el plan golpista contra Luiz Inácio Lula da Silva que en septiembre pasado llevó a la cárcel a Jair Bolsonaro. Se lo acusó de difundir una presunta investigación que ponía en duda la fiabilidad del sistema electoral brasileño para desacreditar el triunfo del líder del Partido de los Trabajadores (PT). Cerimedo quedó fuera de la investigación en febrero de este año. La policía dio por hecho que el argentino había difundido “contenidos infundados”, pero no pudo probar que tuviese control sobre el plan golpista.

El bolsonarismo germinó en redes sociales. Allí, lejos del radar de los grandes medios de comunicación de Brasil, el discurso antisistema y contra la corrupción de un diputado conocido solo por sus provocaciones, capitán retirado del Ejército, fue seduciendo en 2018 a millones de compatriotas a los que unía el hartazgo con la política tradicional y un odio visceral contra el PT. Lula estaba fuera de juego, encarcelado por un caso de corrupción anulado años después.