Desde la falta de mención a CFK, hasta las denuncias por «aprietes» de algunos testigos e imputados, el proceso esta plagado de irregularidades que se desestimaron para llegar a la instancia del juicio
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A más de cinco años del estallido mediático y judicial de la llamada Causa Cuadernos, el expediente que buscó probar un entramado de supuestas coimas en la obra pública durante los gobiernos kirchneristas y con Cristina Fernández en el centro de la escena, llegó a la instancia del juicio, aunque continúa siendo objeto de severos cuestionamientos, debido a diversas pericias, testimonios y actuaciones procesales que revelaron irregularidades que comprometen la validez de la investigación y siembran dudas sobre la transparencia del proceso.
La causa se inició cuando el diario La Nación reveló fotos de fotocopias de los denominados «cuadernos de las coimas», en las que supuestamente el chofer de Roberto Baratta, funcionario del Ministerio de Planificación Federal que conducía Julio De Vido, había anotado con exaustivo detalle los viaje en los que habría trasladado bolsos con dinero proveniente de retornos que recibiría el gobierno nacional.
El caso generó un verdadero cimbronazo en el escenario político, sin embargo apenas iniciada la investigación la irregularidades comenzaron a hacers eevidente, a pesar de lo cual la justicia siguió adelante convocando a decenas de testigos cuyos testimonos no fueron registrados de forma audiovisual, tal como lo indican los procedimientos, por lo que solo el juez Claudio Bonadío y el fiscal Carlos Stornelli y sus secretariospresenciaron las exposiciones.
Centeno aseguró que había quemado los cuadernos que sin embargo luego aparecieron, justo cuando la causa comenzaba a peder intensida debido a la inexistencia material de la prueba. Tras un largo proceso, finalmente el registro pudo ser peritado y el resultado fue escandaloso. Las manipulaciones detectadas en los cuadernos atribuidos a Oscar Centeno, tanto por peritos oficiales como de parte, incluyen más de 1.600 correcciones, tachaduras y sobreescrituras, además de la presencia de varias tintas y estilos de escritura, lo que indica la intervención de más de una persona en la confección de los textos. Además se evidencia un cambio de ritmo en la escritura de los últimos 3 cuadernos, como si se hubieran quería terminar rápido por algún motivo.
Pero además, la autenticidad de esa prueba central se vio aún más comprometida por el hecho de que durante gran parte de la instrucción judicial se trabajó únicamente con fotocopias, sin acceso a los originales. Recién años después se dispuso una pericia completa sobre los cuadernos verdaderos, lo que abrió la puerta a sospechas sobre posibles manipulaciones y pérdida de cadena de custodia.
A esto se suman las denuncias de presión y coacción a testigos e imputados para que mencionaran a Cristina Fernández de Kirchner y otros exfuncionarios. Varios empresarios declararon haber sufrido “aprietes” o haber sido inducidos a confesar bajo amenaza de prisión preventiva. En el mismo sentido, se cuestiona la fiabilidad de las declaraciones de arrepentidos, obtenidas —según defensas y especialistas— bajo un régimen de incentivos que favorecía el relato buscado por la fiscalía.
Otra derivación escandalosa fue la detención del abogado Marcelo D’Alessio, acusado de extorsionar al empresario Pedro Etchebest en nombre del fiscal Stornelli. El episodio puso en evidencia un entramado de presiones y filtraciones que contaminó el desarrollo de la causa, a lo que se sumó la denuncia de Mario Rovella, uno de los imputados, quien aseguró que fue coaccionado para declarar que había pagado una coima, que él asegura nunca haber realizado.
La parcialidad del juez Claudio Bonadio contra CFK y el kirchnerismo en general era evidente incluso antes de esta causa y llamativamente la totalidad de las denuncias en contra de la ex presidenta siempre fueron tramitadas en su juzgado en un flagrante caso de lo que se denomina Forum Shopping, es decir la chance de una de las partes para seleccionar el tribunal mas conveniente. Por si fuera poco, Bonadío, junto a Stornelli, fueron acusados de haber dirigido una investigación con fuerte sesgo político, acompañada de filtraciones selectivas a los medios y detenciones espectaculares que fueron además evidentes a lo largo del proceso de instrucción.
En el plano probatorio es importante remarcar que, no existen menciones directas a Cristina Fernández de Kirchner en los cuadernos originales, aunque fue acusada como jefa de la presunta asociación ilícita. Pese a ello, la causa fue elevada a juicio sin que las pericias sobre los originales estuvieran concluidas, superponiendo etapas procesales y dejando aspectos esenciales sin resolver.
En conjunto, estos elementos configuran un panorama de serias deficiencias procesales y probatorias que ponen en duda la solidez de una de las causas más resonantes de la historia reciente argentina. Lejos de consolidar certezas, el llamado “caso de los cuadernos” hoy se presenta como un símbolo de los riesgos que conlleva la utilización política del sistema judicial y la manipulación mediática de la justicia.
12 irregularidades que la justicia omite
- Modificaciones, tachaduras, sobre-escrituras y correctores en los “cuadernos” manuscritos
Un peritaje privado y otro oficial detectaron más de 1.600 alteraciones en las anotaciones atribuidas a Óscar Centeno: 1.373 sobre-escrituras, 195 correcciones con líquido corrector y 55 testados o enmiendas. - Mas de un autor: En la pericia oficial se constató que aunque la escritura original pertenecería a Centeno, las correcciones no fueron realizadas por él, y se identificaron “varias manos actoras” en las modificaciones.
- Cambio de velocidad de escritura, uso de múltiples tintas y varios autores en los cuadernos
La pericia de la División de Scopometría de la Policía Federal Argentina señaló “un inesperado cambio en la velocidad de escritura (…) con que se escribieron los cuadernos posteriores” y el uso de múltiples manos.
Esto plantea la hipótesis de que parte de los textos no fueron plasmados día a día por Centeno en su carácter de chofer, sino quizá dictados o confeccionados bajo otro esquema. - Durante años noo hubo acceso a la prueba central: Los cuadernos eran copias o digitalizaciones y los originales no estaban peritados inicialmente. La causa se sostuvo en gran medida sobre fotocopias o digitalizaciones de los cuadernos atribuidos al chofer Centeno. Sólo más tarde se ordenó peritar los originales, lo que generó cuestionamientos acerca de la cadena de custodia, autenticidad y modificación del documento de base.
- Denuncias de presión/coacción (“aprietes”) a testigos o imputados para que declaren contra determinados funcionarios o empresarios.
Se conocieron actas notariales que dan cuenta de denuncias de imputados que afirmaron haber sido coaccionados para declarar sobre supuestas coimas o hechos que no habían cometido.
Por ejemplo, en una de ellas se afirma que al menos un imputado (Mario Rovella) fue presionado para que declarara que había pagado coimas, cuando decía que no había participado. - Extorsión de empresarios intermediada por personas que afirmaban actuar en nombre del fiscal
En un expediente vinculado a la causa, el abogado Marcelo D’Alessio fue detenido por exigir 300.000 dólares a Pedro Etchebest para evitar su involucramiento en la causa de los cuadernos, presuntamente en nombre del fiscal Carlos Stornelli. Esta maniobra pone en duda la integridad de la investigación: ¿ergo, un fiscal que instruye la causa podría haber tolerado/extendido estas maniobras, o al menos el sistema estaría permeable? - Incorporación de imputados, empresarios y declaraciones de “arrepentidos” a partir de la prueba cuestionada
El expediente incorpora fuertes declaraciones de arrepentidos (empresarios que admitieron pagos) y múltiples empresarios procesados. Pero las defensas aducen que muchas de esas declaraciones fueron obtenidas bajo presión o atadas al mecanismo de “arrepentidos”, lo que puede comprometer su fiabilidad, y como no existe registro audiovisual de esas declaraciones no hay evidencia probaatoria en contra de esas hipótesis. - Posible contaminación de la investigación o del material probatorio
Las defensas aducen que la custodia de las evidencias (los cuadernos originales) no fue adecuada, que las copias circularon, que existieron modificaciones antes de la pericia oficial, y que el proceso de extracción del material pudo haber sido intervenido. Por ejemplo, se denunció que los originales no estaban disponibles para los peritos de oficio durante largo tiempo. De hecho el propio Stornelli apareció en mas de una oportunidad en imágenes que circularone la prensa manipulando los cuadernos con sus propias manos, mucho antes de que se autorizaran los peritajes. - Forum Shoppng para la elección del juez y del fiscal y la percepción de “armado mediático / político”
La causa fue llevada inicialmente por Claudio Bonadío como juez y por Carlos Stornelli como fiscal, quienes fueron criticados por parte de las defensas por actuar con premura, detenciones simultáneas espectaculares, uso de los medios de comunicación como “escenario”, y una clara animosidad contra la figura de CFK que no les impidió continuar al frente de la causa, lo que derivó muchas veces en el cierre anticipado de las pruebas de la defensa. - La principal acusada no figura en los cuadernos, ni hay menciones a su figura.Cristina Fernández de Kirchner, habría sido incluida pese a que en los cuadernos originales no había anotaciones explícitas que la involucraran como receptora de pagos, lo que para la defensa y algunos analistas es claro argumento para desestimar la acusación contra ella como jefa de la asociación ilícita, ya que no hay evidencia documental directa.
- Retrasos, indefiniciones y mezcla de etapas de investigación y juicio. A pesar de que la causa fue elevada a juicio, múltiples cuestiones probatorias (como la pericia caligráfica de los originales) aún estaban pendientes. El juez de instrucción, Marcelo Martínez de Giorgi, tuvo que rechazar un planteo de inhibición ante el tribunal oral para seguir investigando esas irregularidades. Esta superposición de etapas abrió la sospecha sobre el respeto al debido proceso y sobre todo a la cadena de custodia del material probatorio.
- Cuestionamiento de la pericia inicial y comparación con la que finalmente se ordenó
Las defensas han dicho que la pericia oficial tardó demasiado, que la primera pericia fue privada, que se hizo sobre digitalizaciones/fotocopias (y no sobre los originales) y que los resultados oficiales todavía no se completaron completamente.
