El NO al ALCA: 20 años después.

Mar del Plata volvió a ser epicentro del debate sobre la integración regional. A dos décadas del rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), dirigentes políticos, sindicales y sociales de todo el continente homenajearon aquel hito histórico. Axel Kicillof encabezó el cierre con un llamado a construir una alternativa política para 2027.

Veinte años después del histórico “No al ALCA”, Mar del Plata se convirtió nuevamente en escenario de reflexión y unidad continental. En la misma ciudad donde, en noviembre de 2005, los presidentes Néstor Kirchner, Lula da Silva y Hugo Chávez encabezaron la resistencia al proyecto impulsado por Estados Unidos, se desarrolló un encuentro que reunió a organizaciones sociales, sindicales y políticas de América Latina y el Caribe.

El acto fue clausurado por el gobernador bonaerense Axel Kicillof, quien sostuvo: “Teníamos la obligación, como gobierno y militantes, de mostrar una posibilidad de debate, de recapitular, analizarlo de nuevo. Fue una nueva declaración de independencia de todos los países latinoamericanos”. Su intervención apuntó no sólo a recordar aquel hito, sino a proyectarlo como plataforma de futuro.

A 20 años del «No al ALCA»: Kicillof pasó por Mar del Plata y apostó por  «fortalecer la unidad latinoamericana» – NMDP

El encuentro contó con la participación de referentes de la CTA-Autónoma, la CTA de las y los Trabajadores, la CGT, la UTEP y Mundo Sur; además de la Confederación Sindical de las Américas, la Federación Sindical Mundial, el Foro de São Paulo y la Marcha Mundial de Mujeres, entre otros espacios. “Este es un mojón en el camino al futuro”, dijo Kicillof, destacando la necesidad de “resistir a esta nueva ultraderecha, a este fascismo que ronda por toda Europa y América Latina”.

Un legado de soberanía y disputa

Kicillof recordó que el rechazo al ALCA fue “resultado de una serie de transformaciones del mundo que tenían su propia historia” y sostuvo que “quien derrotó al ALCA fue el pueblo latinoamericano”. En su repaso histórico, señaló que el acuerdo significaba un programa de subordinación para la región, donde “el discurso era nivelar el campo de juego desarticulando derechos”.

“El ALCA era vino viejo en vasija nueva. Lo que propone Milei ya se probó y fracasó. Va en contra del pueblo, pero también de los empresarios que producen y viven en la Argentina”, remarcó el mandatario. En esa línea, advirtió que “la ultraderecha tiene un plan, tienen objetivos y los llevan adelante”, y concluyó: “Nosotros no nos podemos dar el lujo de no tener un plan. Debemos trazarnos objetivos, ordenarnos e ir todos juntos en una sola dirección”.

El gobernador bonaerense rememoró también su reciente viaje a Nueva York, donde compartió un encuentro con los presidentes de Brasil, Lula da Silva; de Colombia, Gustavo Petro; de Uruguay, Yamandú Orsi; y de España, Pedro Sánchez. “Vamos a seguir construyendo unidad latinoamericana y resistencia a la ultraderecha”, aseguró.

El eco de 2005 y la nueva agenda regional

Aquel “No al ALCA” sellado en 2005 significó un punto de inflexión en la política hemisférica. Con la decisión del Mercosur y buena parte de América del Sur de rechazar el tratado impulsado por Washington, se abrió el camino para la creación de organismos como UNASUR y CELAC, que consolidaron un proceso de integración con eje en la soberanía política y económica.

Hoy, el desafío pasa por actualizar esa agenda. Kicillof propuso “sumar a la Argentina al proceso de unidad que representan los presidentes de los países de la región”, señalando que “no hay posibilidad de desarrollo si no es en el marco de la unidad y la integración continental”.

La convocatoria retomó el espíritu de los años 2000 pero en un contexto distinto: América Latina enfrenta gobiernos de signo diverso, la irrupción de nuevas derechas radicales y el reposicionamiento de China y Estados Unidos en la disputa global. En ese marco, las organizaciones reunidas en Mar del Plata coincidieron en que la integración regional debe construirse “desde abajo hacia arriba”, con protagonismo de trabajadores, mujeres y movimientos sociales.

Una memoria viva

Para Kicillof, el recuerdo de la Cumbre de 2005 “permite ver un proyecto común, la idea de Latinoamérica como casa compartida”. Y agregó: “Eso que nació entonces, por más dificultades y peripecias, está más vivo que nunca”.

La reedición del “No al ALCA” no fue sólo una evocación nostálgica, sino una declaración política: la defensa de la soberanía frente al neoliberalismo, la necesidad de un proyecto productivo común y la convicción de que los pueblos latinoamericanos deben ser protagonistas de su destino.

Con esa premisa, el acto de Mar del Plata concluyó con un compromiso explícito: reabrir el camino de la integración regional y la cooperación solidaria entre los países del sur. En palabras del propio Kicillof, “ya probamos la subordinación y terminó mal. Ahora es tiempo de unirnos para construir una nueva etapa de desarrollo y justicia social en el continente”