A 20 años del “No al ALCA”: la región enfrenta de nuevo riesgos de subordinación

La derrota del Área de Libre Comercio de las Américas en la Cumbre de Mar del Plata de 2005 marcó un punto de inflexión en la historia de la integración regional. Hoy, bajo nuevas formas de condicionamiento económico, financiero y político, América Latina vuelve a estar en alerta ante los intentos de dominación de Estados Unidos.
por Antonio Muñiz

Hace dos décadas, los días 4 y 5 de noviembre de 2005, la ciudad de Mar del Plata fue escenario de uno de los hechos más importantes de la política latinoamericana reciente. Allí, los gobiernos del sur del continente, junto con movimientos sociales, sindicatos y organizaciones populares, dijeron un rotundo “No al ALCA” —el proyecto de Área de Libre Comercio de las Américas impulsado por Washington— y frenaron lo que se consideraba el intento más ambicioso de Estados Unidos por subordinar a las economías y gobiernos de la región.

El proyecto, ideado bajo la administración de George W. Bush, buscaba eliminar barreras arancelarias y liberalizar mercados en casi todo el continente, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Detrás de esa aparente apertura comercial se escondía la imposición de reglas que limitaban la soberanía de los Estados latinoamericanos y otorgaban privilegios a las corporaciones norteamericanas, en detrimento de las industrias y los recursos estratégicos de los países del sur.

Mar del Plata, el punto de inflexión

En aquella cumbre, los presidentes Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Luiz Inácio Lula da Silva y Tabaré Vázquez encabezaron la resistencia al acuerdo que contaba con el respaldo de la mayoría de los gobiernos más alineados con Washington. El lema “ALCA, ALCA, al carajo”, inmortalizado por Chávez ante miles de personas, sintetizó la voluntad de soberanía y el espíritu emancipador que recorría América Latina en ese momento.

La contracumbre popular, que reunió a referentes políticos, sindicales y culturales —entre ellos Diego Maradona—, expresó una alianza inédita entre los pueblos y sus gobiernos. Fue la culminación de un ciclo de luchas contra las políticas neoliberales de los años noventa y el punto de partida de una etapa de integración autónoma que, por un tiempo, logró disputar poder real al dominio del norte.

De la derrota del ALCA a las nuevas formas de control

El rechazo al ALCA dio origen a un período de cooperación regional: surgieron la ALBA, la UNASUR y la CELAC, espacios que intentaron afirmar la soberanía económica y política del continente. Sin embargo, veinte años después, el escenario vuelve a mostrar señales de alerta.

Cuando Kirchner, Chávez y Lula organizaron el No al ALCA | TESIS 11

Los mecanismos de control ya no se expresan mediante tratados multilaterales, sino a través de instrumentos financieros, operaciones mediáticas y presión diplomática. El nuevo rostro de la subordinación opera con préstamos condicionados, control del sistema financiero, endeudamiento externo y el manejo geopolítico de las crisis nacionales.

En los últimos años, las presiones del gobierno estadounidense se han manifestado de forma explícita: Donald Trump ha amenazado militarmente a Venezuela, ha acusado sin pruebas al presidente Gustavo Petro de vínculos con el narcotráfico, mantiene el bloqueo económico y comercial a Cuba, y ha interferido abiertamente en la política interna de varios países. En Argentina, su respaldo político y económico al presidente Javier Milei se traduce en gestos y declaraciones que apuntan a consolidar un eje ideológico subordinado a Washington, mientras que en Brasil promueve una campaña de descrédito internacional contra Luiz Inácio Lula da Silva, a quien identifica como un obstáculo para los intereses estadounidenses en la región.

Estas prácticas evidencian una continuidad histórica en la política exterior de Estados Unidos, que combina coerción económica con manipulación política. En lugar de los viejos tratados de libre comercio, la nueva estrategia se apoya en alianzas selectivas, presión sobre gobiernos progresistas y control sobre los recursos naturales estratégicos como el litio, el agua, los alimentos y la energía.

El nuevo mapa de la dependencia

Mientras la retórica del libre comercio ha perdido fuerza, la influencia norteamericana se traslada al plano financiero, tecnológico y comunicacional. La dependencia se impone hoy a través de la deuda, los capitales especulativos y los mecanismos de regulación internacional que limitan la capacidad de los países para decidir sus políticas. La lógica es la misma que denunció José Martí hace más de un siglo: “Es la hora de la segunda independencia de América Latina, esta vez para salvarla de los Estados Unidos”.

Memoria y lecciones para el presente

Recordar el “No al ALCA” no es solo un ejercicio histórico. Es una advertencia sobre la necesidad de preservar la soberanía económica y política en un contexto global donde resurgen la injerencia y las presiones externas. América Latina, fragmentada y endeudada, enfrenta hoy el desafío de recuperar una agenda común que priorice el desarrollo, la industrialización, la integración regional y la justicia social.

El mensaje de aquellos líderes de Mar del Plata sigue vigente: la independencia no se declama, se ejerce. Y en tiempos de nuevas formas de injerencia extranjera, el espíritu del 5 de noviembre de 2005 vuelve a recordarnos que los pueblos del sur tienen la capacidad —y la responsabilidad— de decidir su propio destino.

A veinte años del “No al ALCA”, la consigna mantiene su vigencia: no dejar que el futuro de la región vuelva a escribirse desde afuera.