La derrota en Buenos Aires desata una crisis de confianza que pone a prueba la estrategia económica oficial. Análisis de los mercados, la respuesta gubernamental y los desafíos de gobernabilidad.
El lunes 8 de septiembre, la Casa Rosada se convirtió en el epicentro de una crisis política y económica tras la contundente derrota electoral del oficialismo en la provincia de Buenos Aires. El presidente Javier Milei convocó de urgencia a su gabinete, en una señal de alarma frente al terremoto financiero desatado por los resultados.
La ausencia del ministro de Economía, Luis Caputo, en el bunker de La Libertad Avanza la noche electoral había generado especulaciones sobre figuras en el equipo económico. Sin embargo, su reunión con Milei en Balcarce 50 —documentada con una foto difundida por fuentes oficiales donde aparecen abrazados— buscó transmitir un mensaje de cohesión frente a la incertidumbre.
Impacto en los mercados: datos duros y reacciones
Los indicadores financieros reflejaron inmediatamente la magnitud del desafío:
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Dólar oficial: apertura en $1.400 para la compra y $1.450 para la venta, con picos intradía en $1.460.
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Dólar blue: cotización en $1.415, con presión alcista en el mercado informal.
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Riesgo país: superó los 1.000 puntos básicos, alcanzando niveles críticos no vistos desde octubre de 2024.
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Merval: caída del 13%, con mayores pérdidas en sectores financieros y energéticos.
Las acciones argentinas en Wall Street registraron descensos de hasta 21%, afectando especialmente a bancos y empresas públicas. El mercado de bonos también mostró signos de tensión, con aumentos en las tasas de rendimiento de la deuda soberana.
La estrategia comunicacional oficial
Frente a la volatilidad, Caputo emitió un mensaje contundente en redes sociales: “Nada va a cambiar en lo económico. Ni en lo fiscal, ni en lo monetario, ni en lo cambiario”. La declaración —alineada con el discurso de Milei ratificando el ajuste— buscó calmar a los mercados, aunque analistas cuestionaron su efectividad en un escenario de creciente escepticismo.
Martín Rapetti, economista de Equilibra, advirtió: “Si el Gobierno no logra sostener la expectativa de devaluación controlada, el Banco Central podría enfrentar presiones insostenibles”. El organismo cuenta con reservas limitadas y un acuerdo con el FMI que exige cumplimiento de metas fiscales estrictas.
La dimensión internacional: reunión con el BID
En paralelo, Milei y Caputo mantuvieron un encuentro con Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La institución había comprometido USD 3.000 millones en financiamiento adicional al acuerdo con el FMI de USD 12.000 millones. El apoyo internacional sigue siendo clave para la credibilidad del programa económico, pero depende del avance en reformas estructurales y estabilidad macroeconómica.
Perspectivas y desafíos
El gobierno insiste en la continuidad de su estrategia, pero enfrenta dos frentes críticos:
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Mercados: La presión sobre el tipo de cambio y las reservas exige decisiones complejas, como una potencial devaluación controlada o ajustes en la banda cambiaria.
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Política: La derrota electoral debilita su posición legislativa. El peronismo ya anunció ofensivas para revertir decretos de desregulación y exigir mayor gasto social.
La gobernabilidad dependerá de las elecciones nacionales de octubre, donde el oficialismo necesita ganar terreno para aprobar reformas clave. Mientras, el costo social del ajuste —con inflación acumulada del 20% en CABA en 2025— alimenta el malestar ciudadano.
Conclusión analítica
La cumbre Milei-Caputo simboliza la determinación de mantener el rumbo económico, pero también expone la fragilidad de un modelo que depende de factores externos y alineamiento político. La promesa de “nada va a cambiar” resulta insuficiente frente a mercados que demandan señales concretas de estabilidad y gobernabilidad.
Como resume un analista de Ecolatina: “El margen de error se redujo a cero. Cualquier desvío en las metas fiscales o monetarias podría desencadenar una crisis de confianza con costos severos”. Argentina enfrenta semanas decisivas donde la economía y la política se entrelazan en un juego de alto riesgo.