Apostar, ganar y huir: el manual de Wall Street aplicado al mercado argentino

J.P. Morgan acertó el «timing»: ¿Cómo el gigante de Wall Street ganó 10% en dólares y esquivó la devaluación en Argentina?

por Redacción Data Política y Económica


El banco de inversión estadounidense cerró su operación de carry trade en pesos a fines de junio, justo antes del salto del dólar CCL. Evitó pérdidas del 8,7% y consolidó una ganancia del 10,4%. Junto con Wells Fargo, anticipó el fin del ciclo especulativo en moneda local. ¿Una profecía autocumplida?

La jugada perfecta de Wall Street en el mercado argentino

En medio de un panorama financiero inestable y plagado de tensiones macroeconómicas, J.P. Morgan ejecutó una operación quirúrgica en Argentina que le permitió capturar una ganancia del 10,4% en pesos (7,8% en dólares) y salir del mercado justo antes de una nueva corrida cambiaria. Pero el dato más llamativo no fue solo el acierto en el “timing”, sino que el mismo banco –junto a Wells Fargo– contribuyó a marcar el final del ciclo de carry trade, al advertir públicamente que era momento de desarmar posiciones.

En abril, el banco neoyorquino había recomendado apostar por LECAPs de corto plazo, particularmente la que rinde 3,9% con vencimiento en agosto, combinadas con cobertura en dólar contado con liquidación (CCL). Se trataba de un clásico “carry trade” apalancado en tasas locales elevadas y una brecha cambiaria acotada gracias al esquema de bandas del Gobierno.

La estrategia fue detallada en el informe “Argentina Strategy: Seeing is Believing” (15 de abril), en el cual se destacaba el abandono del crawling peg, la flotación administrada y una mayor liberalización del mercado de cambios como condiciones propicias para invertir en pesos en el corto plazo. La apuesta era clara: obtener rendimientos del 40% anual en pesos antes de las elecciones legislativas de octubre.

Wells Fargo también anticipó el final

El 27 de junio, J.P. Morgan publicó “Argentina: Taking a Breather”, informe en el que recomendó cerrar posiciones en moneda local. Ese mismo día, Wells Fargo emitió una advertencia similar a sus clientes institucionales, señalando que el mercado se estaba “complicando” y que había señales de agotamiento en el esquema de carry. Ambos actores coincidieron: era hora de tomar ganancias y desensillar.

La pregunta inevitable es si estas advertencias no contribuyeron directamente a acelerar la tensión cambiaria. La reacción inmediata del mercado parece confirmar esa hipótesis: a partir del 28 de junio, el dólar CCL inició una suba sostenida que lo llevó de $1.203 a $1.358, mientras los bonos en pesos apenas subieron. ¿Fue una profecía autocumplida? ¿O simplemente el reflejo racional de operadores con mejor información?

La salida quirúrgica y sus razones

Con la LECAP en $139,80 y el CCL en $1.206, el banco obtuvo una ganancia nominal del 10,4% y evitó una pérdida del 8,7% que sufrieron quienes permanecieron en posiciones en pesos tras la suba del dólar.

Los fundamentos de la decisión estaban claramente planteados:

  • Fin de la liquidación fuerte del agro.

  • Incremento del turismo emisivo, que provocaba egresos netos equivalentes al 1,9% del PBI.

  • Sobreapreciación del peso, comparable con diciembre de 2015.

  • Ventas del BCRA por USD 1.500 millones en mayo, mostrando fragilidad.

  • Mayor incertidumbre política por las elecciones legislativas de octubre.

  • Cambios en el escenario internacional, con más aversión al riesgo.

  • Y, fundamentalmente, una percepción de tope técnico en la rentabilidad del trade.

La paradoja del capital especulativo

En el documento, J.P. Morgan describió su salida como una «pausa táctica», pero mantuvo su recomendación de sobreponderar la deuda externa argentina. Es decir, mientras se retiraba de los pesos, alentaba aún la apuesta por bonos en dólares. Esta dinámica de entrada y salida selectiva deja en evidencia una tensión de fondo: el capital financiero entra y sale no sólo en función de variables objetivas, sino también de los discursos que emiten los propios actores globales que moldean las expectativas del mercado.

Así, la coincidencia de los informes de J.P. Morgan y Wells Fargo puede haber funcionado como catalizador para el recalentamiento cambiario, empujando a otros jugadores a desarmar posiciones y potenciando el deslizamiento del tipo de cambio.

Lección para la política económica

La experiencia muestra los límites de sostener un modelo de alta rentabilidad financiera sin una base sólida de reservas ni estabilidad política. El esquema de tasas altas y flotación administrada atrajo flujos temporarios, pero terminó siendo vulnerable a shocks externos y decisiones tácticas de actores dominantes.

Mientras tanto, la economía real sigue sin señales claras de reactivación. El éxito puntual de una estrategia como la de J.P. Morgan vuelve a poner sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿puede una economía depender de los movimientos de capitales especulativos sin quedar rehén de ellos?