La relación entre Brasil y Estados Unidos atraviesa su momento más tenso en años. Luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara la imposición de un arancel del 50 % a las importaciones brasileñas como represalia por el juicio que enfrenta Jair Bolsonaro, su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió con dureza: “Brasil es un país soberano que no aceptará ser tutelado por nadie”.
Por Redacción Data Política y Económica
El conflicto se desató tras la publicación de una carta abierta de Trump en su plataforma Truth Social, donde calificó el juicio contra Bolsonaro por intento de golpe de Estado como “una caza de brujas que debe terminar inmediatamente”. Trump, alineado ideológicamente con el expresidente brasileño, sostuvo que “la forma en que Brasil ha tratado al expresidente Bolsonaro es una vergüenza internacional”, y ordenó la aplicación de un arancel general del 50 % sobre todas las exportaciones brasileñas hacia Estados Unidos.
Choque diplomático y reacción inmediata
La reacción del gobierno de Lula fue inmediata. Convocó al encargado de negocios de la embajada estadounidense en Brasilia, Gabriel Escobar, para exigir explicaciones por lo que calificó como una “intromisión indebida en asuntos internos”. Desde la Cancillería brasileña, una fuente aseguró que las declaraciones de Trump constituyen un intento de presionar al sistema judicial del país, cuya independencia fue ratificada por Lula en un mensaje oficial: “El proceso judicial contra Bolsonaro es de exclusiva responsabilidad de la justicia brasileña y no está sujeto a ninguna amenaza externa”.
Lula también anunció que Brasil adoptará contramedidas, amparado en la Ley de Reciprocidad Económica aprobada el pasado 2 de abril, que permite responder comercialmente ante sanciones unilaterales. En una reunión de urgencia con su gabinete económico, el mandatario aseguró que responderá “de manera proporcional y soberana” a cualquier agresión económica.
Golpe al comercio bilateral
El anuncio de Trump provocó un inmediato impacto en los mercados: el real brasileño cayó más del 2 % frente al dólar en cuestión de horas. Brasil es el segundo proveedor de acero a Estados Unidos y uno de sus principales socios comerciales en América Latina. En 2024, exportó bienes por más de 40 mil millones de dólares al mercado estadounidense, equivalentes al 12 % de sus exportaciones totales.
A través de un comunicado, la Confederación Nacional de la Industria (CNI) advirtió que no existe fundamento económico para un arancel tan elevado y alertó sobre posibles daños estructurales al comercio bilateral. “Para el sector productivo, lo más importante ahora es intensificar las negociaciones y el diálogo para revertir esta decisión”, expresó el titular de la CNI, Ricardo Alban.

Una disputa con trasfondo político
Detrás del conflicto comercial subyace un trasfondo político e ideológico. Trump, que se prepara para una reelección polarizada, ha expresado reiteradamente su apoyo a Bolsonaro, a quien considera un “perseguido político”. La tensión escaló tras las decisiones del juez de la Corte Suprema de Brasil, Alexandre de Moraes, quien no solo avaló el juicio a Bolsonaro sino que ordenó el bloqueo de la plataforma Rumble, popular entre sectores conservadores, por negarse a eliminar contenido de un usuario acusado de difundir noticias falsas.
La medida fue utilizada por Trump para justificar su represalia: en su carta, acusó a Brasil de atentar contra la libertad de expresión y de implementar “prácticas comerciales desleales”, y ordenó a su representante comercial, Jamieson Greer, iniciar una investigación contra el país sudamericano.
Lula refuerza liderazgo regional
La crisis le permite a Lula reafirmar su liderazgo en América Latina con un mensaje de autonomía y defensa de la institucionalidad democrática. “Las instituciones brasileñas son independientes. La soberanía, el respeto y la defensa irrestricta de los intereses del pueblo brasileño son los valores que guían nuestra relación con el mundo”, sentenció.
También desmintió los argumentos económicos de Trump, recordando que, según cifras del propio Departamento de Comercio de EE.UU., el país norteamericano mantiene un superávit acumulado de 410 mil millones de dólares en el comercio bilateral durante los últimos 15 años.
Escenario abierto
Mientras tanto, el escenario permanece abierto. Las medidas arancelarias anunciadas por Trump podrían golpear duramente a sectores clave de la economía brasileña, especialmente el industrial y agroexportador. La decisión de Lula de recurrir a la legislación de reciprocidad sugiere una inminente guerra comercial si no se logra revertir la escalada.
Aunque la comunidad internacional aún no se pronunció formalmente, el conflicto podría repercutir en otros foros multilaterales y afectar las relaciones de EE.UU. con el bloque BRICS, donde Brasil juega un rol clave.
En tiempos de multipolaridad e incertidumbre geopolítica, la crisis entre Brasil y Estados Unidos refleja un nuevo tipo de confrontación: no solo comercial, sino ideológica y judicial. Una pugna donde el derecho soberano a juzgar delitos internos se enfrenta a las lógicas de poder global que pretenden imponer condiciones desde afuera.
