La Argentina pierde terreno en la industria automotriz frente a Brasil: ¿una crisis irreversible?


Las inversiones en el sector muestran una brecha histórica: por cada dólar que llega al país, Brasil recibe 12. Las automotrices alertan sobre la falta de previsibilidad y la carga impositiva, mientras algunas marcas ya planean su retiro del mercado local.

 


La industria automotriz argentina atraviesa un momento crítico. Mientras Brasil asegura inversiones por más de 20.400 millones de dólares en el sector, Argentina apenas suma 1.700 millones, lo que marca una relación de 12 a 1 a favor del vecino país. Este desbalance refleja no solo la diferencia de escala de los mercados, sino también problemas estructurales que afectan la competitividad local. Con la incertidumbre política y económica como telón de fondo, algunas compañías comienzan a considerar la posibilidad de reducir su presencia en Argentina o incluso retirarse.

Brasil avanza con inversiones multimillonarias

Desde la creación del Mercosur en 1991, la industria automotriz de la región ha estado marcada por una competencia desigual. Históricamente, las inversiones en Brasil superaban a las de Argentina en una relación de 4 a 6 a 1, pero en los últimos años la brecha se ha ampliado drásticamente. La política de incentivos del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha atraído a las principales automotrices del mundo, incluidas General Motors, Toyota, Volkswagen y las chinas Chery, Great Wall y BYD.

Entre los factores que explican esta situación se destacan:

  • Escala del mercado: En 2024, se vendieron 2.482.000 autos en Brasil, frente a 414.000 en Argentina, una diferencia de 6 a 1. Sin embargo, la disparidad en inversiones es el doble de esa relación.
  • Incentivos fiscales y estabilidad política: Brasil cuenta con una estructura impositiva que reduce la carga sobre la producción y fomenta la radicación de nuevas plantas industriales. Además, la política de apoyo a la industria automotriz se ha mantenido estable a lo largo de los años, a diferencia de Argentina.
  • Atracción de fabricantes chinos: Con el creciente proteccionismo en Estados Unidos y Europa, empresas chinas buscan instalarse en Brasil para producir autos eléctricos e híbridos. En Argentina, en cambio, no hay proyectos de fabricación de estas tecnologías.

Argentina: un panorama incierto y una industria en riesgo

Mientras Brasil consolida su liderazgo, el sector automotriz argentino enfrenta varios obstáculos que desalientan la inversión:

  • Carga impositiva y costos de producción: La estructura tributaria argentina grava fuertemente la producción con retenciones a las exportaciones, impuestos a los débitos y créditos, ingresos brutos provinciales y tasas municipales.
  • Falta de previsibilidad: La volatilidad económica y los cambios en las regulaciones generan incertidumbre. Empresas como General Motors han sufrido las consecuencias de modificaciones impositivas repentinas, mientras que el sector desconoce si el gobierno de Javier Milei prorrogará leyes que fomentan la compra de autopartes nacionales.
  • Dificultades para exportar: Argentina mantiene un régimen de comercio compensado con Brasil (flex), pero en la práctica, las empresas prefieren producir en Brasil y vender desde allí al mercado argentino.
  • Acceso a divisas: Aunque la administración Milei ha flexibilizado las importaciones, muchas multinacionales aún enfrentan restricciones para girar utilidades al exterior. Un ejemplo es una automotriz que espera liberar 400 millones de dólares en ganancias retenidas.

Retiros y reestructuraciones: ¿el principio del fin?

El deterioro del sector en Argentina ya tiene consecuencias palpables. Mercedes-Benz anunció que cerrará su fábrica en 2029, poniendo en venta su planta de González Catán. Volkswagen dejó de fabricar el SUV Taos en Pacheco y prevé ensamblar la pick-up Patagonia con piezas importadas. GM, por su parte, ofrece retiros voluntarios en su planta de General Alvear, Santa Fe.

Sin embargo, no todas las noticias son negativas. Toyota sigue apostando por el país con la nueva versión de la Hilux hecha en Zárate, mientras que Stellantis y Renault han anunciado inversiones para fabricar nuevos modelos. Aun así, los montos destinados al país siguen siendo insignificantes frente a los que recibe Brasil.

El retroceso de la industria automotriz argentina frente a Brasil no es solo una cuestión de tamaño de mercado, sino de políticas públicas y previsibilidad económica. La falta de incentivos y la inestabilidad han generado una situación crítica que podría derivar en un proceso de desindustrialización progresiva. Mientras algunos aún confían en la recuperación del sector, la falta de un rumbo claro hace que la industria automotriz argentina se enfrente a uno de los mayores desafíos de su historia.