La comunidad LGBTQ+ y un amplio arco social se movilizan en respuesta a los ataques discursivos y políticos del gobierno de Javier Milei
Este 1 de febrero de 2025 se convertirá en una fecha histórica para la lucha por los derechos humanos en Argentina y el mundo. Lo que comenzó como una reacción al discurso de Javier Milei en el Foro Económico de Davos, donde asoció la identidad trans y la adopción por parte de parejas homosexuales con la pedofilia, se ha transformado en una manifestación de escala global.
A partir de las 16 horas, una multitud se congregará frente al Congreso de la Nación para marchar hacia la Casa Rosada en Buenos Aires. De manera simultánea, se realizarán movilizaciones en al menos 130 localidades del país y en 15 ciudades del mundo, incluyendo Berlín, Madrid, París y Nueva York.
El estallido de la indignación
El detonante inmediato de la protesta fue el discurso de Milei en Davos. Desde ese atril internacional, el presidente argentino cuestionó la existencia del femicidio como figura penal y arremetió contra la comunidad LGBTQ+. Sus afirmaciones, cargadas de desinformación y prejuicios, provocaron un profundo rechazo. «La ideología de género es abuso infantil», sentenció, en una declaración que no sólo estigmatiza sino que también pone en riesgo a comunidades ya vulnerables.
Pero la indignación no se limita a sus palabras. En los primeros meses de su gestión, el gobierno de La Libertad Avanza ha promovido medidas que afectan directamente a las minorías: la derogación del cupo laboral trans, la eliminación del DNI no binario, el cierre del INADI y la desarticulación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad son solo algunas de las acciones que han generado alarma en organismos de derechos humanos.
La organización de la resistencia
La convocatoria a la Marcha Federal Antifascista surgió en una asamblea multitudinaria realizada en el Parque Lezama, un espacio histórico de movilización en Buenos Aires. Desde allí, el movimiento se expandió rápidamente. «No hace falta que seas LGBTQ+ para marchar. Basta con que rechaces el odio y la discriminación», expresaron los organizadores.
En la cabecera de la marcha estarán las personas trans y travestis, las más golpeadas por la violencia estructural y el discurso de odio. Se espera la participación de organismos de derechos humanos, sindicatos, movimientos estudiantiles y distintos sectores de la sociedad civil que ven en esta protesta una defensa de la democracia y la inclusión.
Discurso de odio y violencia real
Las palabras de Milei y su entorno no quedan en la mera retórica. La escalada de discursos discriminatorios ha dado pie a agresiones físicas. En Cañuelas, provincia de Buenos Aires, la vivienda de una pareja de lesbianas fue incendiada por un vecino que previamente las había amenazado. «Nos dijo que la gente como nosotras no debería existir. Luego prendió fuego nuestra casa», denunciaron las víctimas. Hechos como este demuestran que los discursos de odio tienen consecuencias concretas y peligrosas.
Un mensaje al mundo
La movilización en Argentina se inserta en un contexto global de retroceso en materia de derechos. En diversas partes del mundo, movimientos ultraconservadores han encontrado eco en figuras políticas que promueven el ataque a las minorías en nombre de valores «tradicionales».
«Estamos en un momento bisagra. No podemos permitirnos retroceder», afirma una de las organizadoras de la marcha. La protesta no sólo busca repudiar las acciones del gobierno argentino, sino también enviar un mensaje a nivel internacional: la lucha por los derechos humanos no es negociable.
Conclusión: Al clóset, nunca más
En respuesta a los dichos del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien afirmó que «cada uno puede hacer lo que quiera puertas adentro de su casa», la consigna de la marcha es clara: «Al clóset, nunca más».
La Marcha Federal Antifascista no es solo una reacción a los ataques de un gobierno, sino una reafirmación de los valores democráticos y de igualdad. El mensaje es contundente: no hay lugar para el odio en una sociedad que quiere avanzar. La historia ha demostrado que los derechos conquistados se defienden en las calles, y este 1 de febrero, Argentina y el mundo alzarán la voz en un grito de resistencia y esperanza.
