El balance del primer año de Javier Milei: sobre ganadores y perdedores en la crisis argentina.


El primer año de gestión de Javier Milei muestra una economía dividida. Mientras las finanzas y la energía se destacan con resultados positivos, sectores clave como la industria, la construcción, el comercio y el agro enfrentan una contracción que impacta en el empleo, el consumo interno y la estabilidad rural.


Un año de contrastes económicos

El cierre de 2024 marca un punto clave para evaluar el desempeño del modelo económico impulsado por Javier Milei. Los datos reflejan una economía en dos velocidades: mientras los sectores financiero y energético celebran resultados excepcionales, la industria, la construcción, el comercio enfrentan caídas significativas. Este balance desigual plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y equidad del modelo implementado.

Según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), hasta noviembre de 2024 la actividad acumuló una contracción del 2,7%, con sectores como la construcción, la industria, el comercio  liderando las caídas. Sin embargo, las finanzas y la energía emergieron como los principales ganadores, gracias a políticas favorables y un contexto internacional que jugó a su favor.

Los sectores más golpeados: construcción, industria y comercio.

La construcción, un termómetro de la inversión y el empleo, sufrió una caída del 20% entre enero y octubre, según datos del Indec. Aunque hubo avances en el acceso al crédito hipotecario, el elevado costo de los materiales y la baja inversión pública impidieron una recuperación significativa.

La industria, por su parte, acumuló una caída del 11,6% en el mismo período. La apreciación del peso y los altos costos laborales afectaron su competitividad, dejando a muchos sectores industriales en una posición desfavorable frente a sus competidores internacionales.

El comercio, aunque mostró cierta mejora en noviembre impulsada por las compras navideñas, registró una contracción del 13,5% en el consumo masivo hasta noviembre, de acuerdo con datos de consultoras privadas. La pérdida de poder adquisitivo fue el factor principal que afectó este sector clave para la economía doméstica.

El sector agropecuario, tradicional motor de la economía argentina, no fue la excepción en este año de turbulencias. Las promesas de eliminación de retenciones, uno de los pilares de la campaña de Milei, no se concretaron, generando descontento entre los productores.  sumado a un dólar barato, la caída de los precios internacionales, el aumento de sus costos en dólares.  El default de algunos grandes productores, como el conglomerado agroindustrial Los Grobo, es un indicio de la crisis del sector. La falta de respuestas del gobierno ha ido intensificando las tensiones en el sector.

Los reclamos por la falta de avances en políticas prometidas y las dificultades financieras muestran el descontento de un sector que esperaba un cambio radical en su favor. Estas tensiones impactaron no solo en los pequeños y medianos productores, sino también en las exportaciones, un rubro clave para la balanza comercial del país.

Los grandes vencedores: finanzas y energía

En el otro extremo, los mercados financieros y el sector energético se posicionaron como los grandes ganadores del año. El riesgo país cayó a mínimos desde 2019, y las acciones argentinas duplicaron su valor en dólares, con empresas del sector hidrocarburífero liderando las ganancias.

El sector financiero se benefició de la baja del riesgo país, el repunte del crédito y la demanda de instrumentos en pesos y dólares. Esta dinámica estuvo acompañada por una expansión del crédito privado y la aparición de nuevas líneas hipotecarias, impulsadas por los dólares provenientes del blanqueo.

El sector energético, en tanto, cerró el año con un superávit comercial de USD 514 millones en noviembre, acumulando USD 4.806 millones en los primeros once meses de 2024. Proyectos como Vaca Muerta y el crecimiento de empresas líderes en el rubro fueron determinantes. La dinámica de las exportaciones y las inversiones en energía se fortalecieron gracias a programas de incentivos específicos.

La desconexión entre la economía real y la financiera

El balance del primer año de Milei revela un problema estructural: la desconexión entre la economía financiera y la real. Mientras la energía y las finanzas muestran optimismo, los sectores que generan empleo masivo y dinamizan el mercado interno enfrentan un panorama sombrío. Esta disparidad genera dudas sobre la capacidad del modelo económico de generar un crecimiento inclusivo.

La economía real, representada por la producción, el comercio y el empleo, es la base del desarrollo sostenible. Sin ella, los avances financieros y bursátiles quedan como logros aislados que no benefician al conjunto de la población.

Desafíos y perspectivas para 2025

El primer año de gestión de Javier Milei deja una economía fragmentada, con sectores que avanzan a toda máquina y otros que retroceden, afectando a miles de trabajadores, productores y consumidores. Aunque las finanzas y la energía ofrecen señales de fortaleza, la crisis en sectores claves como la construcción, el comercio y el agropecuario plantea desafíos para el próximo año.

De cara a 2025, el gobierno enfrenta la tarea de equilibrar estos contrastes, fortaleciendo la economía real y fomentando una distribución más equitativa de los beneficios económicos. Lograr que los éxitos financieros y energéticos se traduzcan en mejoras concretas para la industria, el agro y el empleo será clave para marcar un rumbo hacia un desarrollo sostenible e inclusivo.