El Radicalismo y Milei: Un diálogo que expone la fragmentación política

Este jueves, Javier Milei se reunió con diputados nacionales de la Unión Cívica Radical (UCR) en un encuentro que puso en evidencia las tensiones internas del partido y la subordinación de sectores del radicalismo al oficialismo libertario. En un contexto marcado por el fracaso de iniciativas como la Ficha Limpia del PRO y la proximidad de las elecciones de 2025, la reunión incluyó a los polémicos “radicales con peluca”, enfrentados a pedidos de expulsión por parte del Tribunal de Ética partidario, y al presidente del bloque radical, Rodrigo De Loredo.

Tras la reunión, De Loredo calificó el encuentro como “constructivo”, aunque sus declaraciones parecieron más un intento por justificar una alianza que diluye la identidad histórica del radicalismo. “El intercambio de visiones sobre la situación del país, los hechos del año y los desafíos venideros es fundamental para fortalecer nuestras instituciones”, afirmó, en un tono que minimiza las profundas divisiones internas y la creciente crítica hacia la dirección del partido.

Entre los representantes del gobierno estuvieron Karina Milei, secretaria general de la Presidencia; Patricia Bullrich, ministra de Seguridad; y Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. Por el lado radical, participaron figuras como Pablo Cervi, Luis Picat, Martín Arjol, Lisandro Nieri, Mariano Campero, Federico Tournier, Julio Cobos, Soledad Carrizo, Roxana Reyes, Atilio Benedetti, Pamela Verasay y Francisco Monti. La presencia de estos últimos refleja la falta de una postura unificada frente a un oficialismo que busca consolidar su poder con aliados estratégicos.

De Loredo destacó los supuestos logros del gobierno en materia económica, afirmando que “la baja inflacionaria y la mayor estabilidad económica son logros incuestionables, junto con las medidas de desregulación”. Sin embargo, sus palabras ignoran las crecientes críticas hacia las políticas de ajuste que han profundizado la desigualdad y debilitado la estructura productiva del país. Su énfasis en un “espíritu reformista” compartido con La Libertad Avanza también refleja una peligrosa convergencia ideológica que prioriza la desregulación y la explotación de recursos sobre las necesidades sociales.

El radicalismo dialoguista, por su parte, reafirmó su acompañamiento al liberalismo. Los “radicales con peluca”, entre ellos Mariano Campero y Martín Arjol, celebraron el encuentro compartiendo en redes sociales una fotografía sonrientes junto a Milei, un gesto que subraya la consolidación de su cercanía al oficialismo. Estas acciones alimentan las críticas de sectores del radicalismo que denuncian una pérdida de autonomía y una alineación que contradice los valores históricos del partido.

Ante las críticas crecientes, De Loredo intentó justificar la colaboración legislativa con La Libertad Avanza: “Cada espacio mantiene su identidad. Nosotros seguiremos trabajando con un espíritu cooperativo, más allá de las diferencias existentes”. No obstante, sus palabras apenas logran disimular una realidad en la que el radicalismo parece estar siendo absorbido por una agenda que prioriza intereses corporativos sobre las necesidades ciudadanas.

En este contexto, la reunión no solo refleja una estrategia política, sino también un síntoma de la descomposición y fragmentación del sistema político argentino, donde las alianzas pragmáticas desplazan las convicciones y el compromiso con una verdadera representación democrática.