En la Ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico del país, los hogares perdieron casi 30 puntos de poder adquisitivo en sus ingresos
Los ingresos de las familias porteñas volvieron a perder poder adquisitivo durante el tercer trimestre de 2024. Según un informe del Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (IDECBA), los ingresos individuales en el distrito crecieron un 212,1% en términos interanuales, un incremento que quedó muy por debajo de la inflación, medida por el propio organismo para la jurisdicción, del 240,6%. Este retroceso en el poder de compra afecta tanto a los ingresos laborales como a los no laborales.
Los asalariados formales fueron los únicos que lograron equiparar el avance de los precios, incluso superándolo en dos puntos porcentuales. Sin embargo, persiste una marcada desigualdad. De acuerdo con el informe oficial, el decil más rico de la población percibió ingresos casi 25 veces superiores a los del decil más pobre.
“En un contexto de reducción de la tasa de empleo y estabilidad en la tasa de actividad, los ingresos individuales crecieron un 212,1% en el tercer trimestre de 2024 respecto al mismo período del año anterior”, indica la Encuesta Trimestral de Ocupación e Ingresos (ETOI) del IDECBA. Sin embargo, esta suba no logró traducirse en una mejora real. “La inflación del período (240,6%) superó tanto el crecimiento de los ingresos laborales (219,1%) como el de los ingresos no laborales (188,8%), generando una pérdida de poder adquisitivo que impacta en las condiciones de vida de los hogares porteños”, explica el informe elaborado por el organismo conducido por Jorge Macri.
El impacto fue especialmente severo en los ingresos no laborales, que representan al sector más vulnerable de la población. Estos ingresos no lograron seguir el ritmo de la inflación ni de la suba de la línea de pobreza, que aumentó un 208,3%, pasando de $322.275 en septiembre de 2023 a $993.854 en el mismo mes de 2024. Tampoco alcanzaron para mantener el poder adquisitivo necesario para la compra de alimentos. La canasta básica de indigencia subió un 194,6%, de $185.044 a $545.183 en el período analizado.
Esta caída en el poder de compra acentúa las desigualdades estructurales y pone en evidencia los desafíos económicos que enfrentan los hogares en la Ciudad de Buenos Aires, incluso en el distrito más rico del país.
