La disputa por la industrialización del litio en Argentina es un reflejo de la lucha histórica por el control y aprovechamiento de recursos naturales, situación que sigue repitiéndose en las economías dependientes de América Latina. En este caso, la historia reciente ilustra cómo un recurso clave para la transición energética global, como es el litio, enfrenta intereses encontrados entre la soberanía nacional y la voracidad de las empresas multinacionales.
El inicio de esta pugna se remonta a la creación de YPF-Tecnología (Y-TEC) en 2012, impulsada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tras la reestatización de YPF. La empresa se gestó como un centro de investigación y desarrollo con el respaldo del CONICET, destinada a transformar las capacidades científicas en soluciones tecnológicas para el sector energético. En su moderna sede de Berisso, inaugurada en 2015, se sembraron las bases para una Argentina que no solo exportara materia prima, sino que también industrializara el litio, un recurso fundamental para la fabricación de baterías de ion litio.
El desafío que planteó CFK durante aquella inauguración, “¿Por qué no producimos las baterías?”, no tardó en resonar en un contexto político-económico cambiante. Durante el gobierno de Mauricio Macri, y en medio de un nuevo avance neoliberal, la investigación continuó, aunque de forma limitada. No obstante, Y-TEC logró poner en marcha una planta piloto y comenzó a producir celdas experimentales a partir de carbonato de litio proveniente de empresas como Orocobre, que operaba en Jujuy.
El cambio de gobierno en 2019, con la vuelta de un proyecto político más afín a la industrialización y la soberanía de recursos, revitalizó el impulso hacia la producción local de baterías. La creación de UniLiB en 2021, una planta de fabricación de celdas en colaboración con la UNLP, marcó un hito en este proceso. Sin embargo, la oposición de las empresas mineras extranjeras no se hizo esperar. Estas veían en el proyecto una amenaza a su modelo de negocio basado en la extracción y exportación de compuestos de bajo valor agregado.
El período entre 2022 y 2023 intensificó las presiones internacionales, exacerbadas por el conflicto de Ucrania y las tensiones entre potencias globales. En este contexto, YPF LITIO nació con el objetivo de asegurar la exploración y producción de litio para el mercado interno y garantizar la industrialización. Sin embargo, también quedaron en evidencia los obstáculos políticos y económicos a nivel nacional e internacional, desde la resistencia de las corporaciones mineras hasta los debates en la Mesa del Litio, conformada por los gobernadores de Jujuy, Catamarca y Salta.
Pese a las iniciativas y el respaldo popular, las voces detractoras siguieron desalentando el proyecto. Argumentos como la falta de materiales adicionales para los cátodos o el impacto en las exportaciones fueron comunes. No obstante, Y-TEC demostró que con una fracción mínima del litio producido en el país se podían fabricar baterías para miles de vehículos, generando valor agregado y reduciendo la dependencia de insumos extranjeros.
El avance de YPF en el desarrollo del ciclo completo del litio, desde la extracción hasta la producción de baterías, sentó las bases para una política industrial más autónoma y ambientalmente consciente, considerando la fragilidad de los ecosistemas puneños y la importancia de la licencia social para operar. Sin embargo, la llegada del gobierno de Javier Milei, alineado con un modelo de apertura total al capital privado y la reducción del papel estatal, amenaza con revertir este camino.
Hoy, el futuro de la industrialización del litio en Argentina se encuentra en una encrucijada. La venta potencial de YPF LITIO sería un paso atrás en la defensa de la soberanía sobre este recurso estratégico, consolidando un modelo extractivista que beneficia a los intereses foráneos y perpetúa la dependencia. La disputa por el litio argentino no es solo una cuestión económica, sino un reflejo de la lucha por definir el rumbo de un país entre la integración a las cadenas de valor globales con un rol subordinado o la construcción de un futuro con más desarrollo local y autonomía.
