Las tensiones en el peronismo bonaerense han escalado tras las recientes declaraciones del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien exigió una autocrítica a la vicepresidenta Cristina Kirchner y expresó su apoyo al gobernador Axel Kicillof como “jefe político” de la provincia. En un video grabado durante un encuentro peronista, Ferraresi destacó que “perdimos seis de las últimas ocho elecciones”, apuntando a la necesidad de un cambio en la estrategia del partido.
El cruce se intensificó cuando Emmanuel Santalla, senador provincial de La Cámpora, respondió a Ferraresi, rechazando su análisis y defendiendo a la expresidenta. “Comparás peras con manzanas”, le advirtió, argumentando que no se puede responsabilizar a Cristina por las derrotas electorales sin considerar el contexto de cada elección. Santalla recordó que durante la gestión de Kirchner, el peronismo ganó tres elecciones presidenciales, lo que contradice la afirmación de Ferraresi de que Cristina es el problema.
En su descargo, Santalla también criticó la forma en que Ferraresi atribuyó las derrotas a la designación de candidatos como Daniel Scioli, Alberto Fernández y Sergio Massa, sugiriendo que estas decisiones no pueden ser vistas como fallas exclusivas de la vicepresidenta. “La última elección legislativa de 2021 fue decidida por Alberto Fernández y Kicillof, no por Cristina”, enfatizó.
Este enfrentamiento no solo refleja la lucha interna por el liderazgo del peronismo en la provincia, sino que también pone de manifiesto las diferentes visiones sobre cómo abordar los desafíos electorales que enfrenta el partido. Ferraresi, al respaldar a Kicillof, busca posicionarse como un referente de una corriente que demanda un cambio en la conducción, mientras que La Cámpora defiende la figura de Cristina como fundamental para la unidad y el futuro del peronismo.
La disputa se desarrolla en un contexto donde el peronismo necesita urgentemente cohesión y estrategia para enfrentar futuras elecciones. La falta de un acuerdo claro entre las distintas facciones podría resultar en una fragmentación que beneficie a la oposición, especialmente en un momento en que el país atraviesa una crisis económica y social.
Con el llamado a elecciones internas del PJ bonaerense programado para el 17 de noviembre, la presión sobre los líderes del partido para encontrar un camino común se intensifica. La capacidad de Ferraresi y La Cámpora para resolver sus diferencias será crucial para el futuro del peronismo en la provincia y su relevancia en el escenario político nacional.
