De la mano de las vacaciones de invierno, los precios estacionales lideraron el alza y le pusieron fin a la baja de la inflación; en cambio, la inflación núcleo siguió en baja
Tal y como lo anticiparon las estimaciones privadas para la región del Gran Buenos Aires, la medición de la inflación de la Dirección General de Estadística y Censos (DGE) porteña mostró una aceleración en los precios que puso fin al ciclo de dos meses de inflación en baja tras el pico de 8,1% en abril. Si bien las proyecciones para el IPC nacional van en la misma línea, recién el próximo martes 15 de agosto, tras las PASO.
En el repunte de la inflación porteña fue clave la aceleración de los precios estacionales, que aumentaron 9,3% de la mano del receso escolar invernal: Restaurantes y hoteles fue la división que más aumentó “como resultado de los incrementos en los precios de los alimentos preparados en restaurantes, bares y casas de comida y en las tarifas del servicio de alojamiento en hoteles por motivos turísticos”, detallo el informe de la DGE. De los 7,3 puntos de inflación del mes, 1,41 punto porcentual obedeció solo a esta división, es decir, en julio, consiguió superar en incidencia a los Alimentos y bebidas no alcohólicas, tradicionalmente el de mayor incidencia sobre el IPCBA. En el ranking, le siguió, con un incremento del 11,5%, el capítulo Recreación y cultura, en el que impactaron los precios de los libros y de los paquetes turísticos. Y, en tercer lugar, se ubicó Educación, que avanzó 11% por la suba de las cuotas de los establecimientos de enseñanza formal.
Por su parte, este mes Alimentos y bebidas no alcohólicas subieron 5,6%, la menor marca en lo que va de 203. “Al interior de la división, los principales impulsos provinieron de Pan y cereales (7,3%), Leche, productos lácteos y huevos (6,7%) y Carnes y derivados (3,2%)”, describió la DGE. Con este aumento, los alimentos aportaron solo 1,01 punto porcentual a la inflación del mes y quedaron en el tercer puesto en materia de incidencia inflacionaria luego de varios meses posicionados en el primer lugar. En efecto, la cifra de julio fue la más baja desde la de dicimebre del año pasado, cuando marcó 4,7%.
Mientras el subíndice de los precios estacionales se aceleró, los demás se movieron en el sentido opuesto: los precios regulados se moderaron tres décimas y quedaron en 6,7%; y el subíndice “Resto IPCBA” se movió al 7,2%, sensiblemente por debajo del 7,9% de junio, tambien por debajo del 7,6% de mayo y del 8,1% de abril. Precisamente este último grupo de bienes y servicios es el que se usa para medir la inflación núcleo y la tendencia subyacente de los precios.
Esa baja fue relevada por privados en las primeras dos semanas de agosto, pero con un importante revés tras la aplicación del dólar maíz y el consecuente salto en los precios de la carne en la segunda mitad del mes. De acuerdo a la consultora Invecq, son varias las razones para pensar que la inflación en agosto será incluso más alta. «En primera instancia, el salto de los dólares alternativos: pese a que gran parte de los bienes sigue al tipo de cambio oficial, desde mediados de 2022 una porción importante ha empezado a usar también como referencia al blue o los financieros, dadas las crecientes restricciones cambiarias. A esto hay que sumarle la aceleración en el ritmo del crawling-peg, y el importante repunte en el precio de la carne (el rubro “Carnes y derivados” explica casi el 9% del IPC Nacional). En relación con esto último, durante las últimas dos semanas el precio promedio de novillos, novillitos, vaquillonas y vacas aumentó entre 24% y 43%, según la información de MAG», repasaron en su último reporte.
Con el 7,3% de julio, la inflación porteña acumuló en los primeros siete meses del año una suba del 62,3% y en el último año un avance del 117,9%.
