Recientes informes de la Universidad Nacional de CUYO revelan que en el año del pico inflacionario, cayeron tanto los salarios reales como la base monetaria.
En el acumulado real a junio de 2022, los salarios registrados cayeron 1,3 puntos porcentuales, mientras que la categoría sector privado no registrado presenta una caída del 6.1 por ciento, manteniendo su tendencia decreciente, según el Observatorio Económico Regional Urbano de la Universidad Nacional de Cuyo.
El hecho de que el stock de base montería crezca en menor medida que la inflación y que los salarios acumulen pérdidas desmiente en los hechos una de las teorías más extendidas por los economistas del espacio opositor, que señalan como una de las causas de la inflación la suba de los salarios reales de los trabajadores sindicalizados y de la emisión monetaria.
En el año de inflación récord, ambos elementos quedaron rezagados en relación a la suba de precios.
Causas inflacionarias
Descartados los incrementos salariales reales por paritarias y el incremento de la base monetaria como principales factores inflacionarios, el economista Juan Latrichano, ex vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y autor de numerosos libros sobre la temática, destacó que la actual inflación tiene un origen multicausal, entre los que está el valor del tipo de cambio y su traslado a precios, la velocidad de circulación monetaria, la inflación inercial y la inflación importada.


Específicamente, el último informe de coyuntura de la Universidad de Moreno señaló que los efectos de la suba internacional en los commodities de alimentos por la guerra en Ucrania aceleró la inflación desde comienzos del 2022 y esta última reimpulsó otros precios que venían rezagados, como textiles, restaurantes y hoteles. A esto se suma el hecho de que el Banco Central aceleró el ritmo de devaluación del dólar oficial al 60 por ciento anual en las últimas ruedas de julio.
Asimismo, agregó el impacto general de una inflación mundial que “continua rompiendo récords”, pues además de los efectos de la guerra en los precios de la energía y los alimentos, se sumaron a partir de comienzos de año otras restricciones a la oferta de insumos industriales, cierres de ciudades en China, y tensiones entre Estados Unidos y China, junto al crecimiento de la demanda global.
Todo ello, concluyó el informe, llevó a que los países avanzados registraran una aceleración del 800 por ciento en la inflación, y que en los países emergentes, alimentos y energía, cuya suba más que duplica el ritmo de la inflación general, explique dos tercios de la inflación anual.
Proyecciones
El hecho de que los salarios registrados y la emisión monetaria tengan en la actualidad un peso menor frente a otras variables en la actual inflación, exhibe la dificultad para un gobierno que debe incidir sobre elementos en los que tiene mucha menor capacidad de maniobra, como la velocidad de la circulación monetaria, la inflación importada, o la inflación inercial.
Esta pareciera ser una de las razones por las que proyecciones futuras están lejos de marcar un descenso importante en la suba de precios. Por caso según el relevamiento de expectativas del Banco Central, para fines del 2022 se espera que la inflación se ubique en el 90,2 por ciento.

