La prohibición de pagar en cuotas en el servicio puerta a puerta desarticula un negocio en crecimiento. Guiño a la industria y la interna omnipresente.
El aumento de las restricciones a la compra de productos y servicios dolarizados y en cuotas se llevó puestos a, al menos, cuatro empresas que realizan el servicio «puerta a puerta» y a dos bancos que habían puesto sus fichas en desarrollar el modelo de negocios que provocaba una sangría menor de dólares, pero que aparecía con un alto potencial de crecimiento y, simbólicamente, chocaba contra el modelo productivo que el gobierno de Alberto Fernández sostuvo como argumento al momento del endurecimiento del cepo importador. La decisión fue obra del presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Ángel Pesce, que buscó convertirla en una bandera a favor de las pymes industriales, ganadoras de la decisión de restringir las compras en el exterior.
La comunicación «A» 7535 del BCRA estableció que, a partir del lunes próximo, «las entidades financieras y los proveedores no financieros de crédito (tanto las empresas no financieras emisoras de tarjetas de crédito y/o compra como los otros proveedores no financieros de crédito) no deberán financiar en cuotas las compras de sus clientes» en los rubros de «pasajes al exterior y servicios turísticos en el exterior (alojamiento, alquiler de auto, etc.), ya sea realizadas en forma directa con el prestador del servicio o indirecta, a través de agencia de viajes y/o turismo, plataformas electrónicas u otros intermediarios.
La norma incluye «productos en el exterior que se reciban por el sistema de envíos postales sin finalidad comercial según el Código Aduanero, ni de servicios internacionales de fletes, “couriers” y gestoría de trámites aduaneros”.
La modalidad puerta a puerta, que tuvo un fuerte crecimiento durante la pandemia por los cierres de los viajes turísticos, está operada por comercios de e-commerce a través de grandes plataformas como E-Bay, Amazon y WalMart, pero había empezado a tener un peso propio el portal TiendaMia a través de una asociación con el Banco Galicia, con promociones bancarias y en cuotas de compras en el exterior. Otro que verá restringida su operación en dólares será el Banco Santander, que ofrecía el servicio a través del Correo Argentino. «Era un negocio muy chico, por eso se lo frena antes de que crezca», reconoció una fuente vinculada al Central, consultada por Letra P.
La decisión, como se dijo, fue de Pesce, al igual que las restricciones que el Central le puso a la compra de pasajes internacionales que se vendían en cuotas. Ya a fines de noviembre, la entidad monetaria había detectado que esas ventanas se convertían en una salida de divisas que ponían en jaque al sistema productivo, que veía restringidas las importaciones por falta de dólares para pagar las compras al exterior necesarias como insumos para la industria. Claro, todas las medidas fueron coordinadas con el ministro de Economía, Martín Guzmán, y con su par de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, ahora, y antes con Matías Kulfas.
Pesce busca dejar en claro que el BCRA también desarrolla medidas para el salvataje de las industrias, que desfilaron por el Central para pedir el endurecimiento del cepo a las grandes empresas y mejoras al acceso al Mercado Único Libre de Cambio (MULC) para las pymes. «Es un mensaje político. Los dólares están para producir», se esfuerzan en destacar en la entidad monetaria.
Se entiende: fue un temblor político el que obligó a poner torniquetes en las salidas de los dólares, cuando CFK denunció el festival de importaciones. El kirchnerismo desconfía de la cintura de Pesce para manejar el Central y es uno de los apuntados por el perfil económico que tomó el Gobierno. Detrás de Guzmán y del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, por supuesto.
Por Ariel Maciel

