El ex ministro de Cristina y Kicillof dijo que el proyecto de Libertad Educativa de Milei apunta al “retiro del Estado”. Cuando la extrema derecha habla de libertad “en realidad habla de abandono”, apuntó. Reclamó un proyecto político para el 2027 y opinó que el gobernador bonaerense “puede ser una alternativa”.
El ex ministro de Educación de la Nación durante el gobierno de Cristina Fernández, entre 2009 y 2015, y hasta pocos días atrás director general de Cultura y Educación del gobierno bonaerense de Axel Kicillof, Alberto Sileoni, dijo que el proyecto de ley de Libertad Educativa que pretende imponer el gobierno libertario de Javier Milei, apunta al “retiro y deserción” del Estado y constituye “el fin de sistema educativo nacional y federal”.
Abogado, profesor de historia, especialista en gestión educativa y dedicado a la educación de adultos desde 1975, Sileoni se manifestó abiertamente en contra del texto propuesto y, en cambio, propuso discutir la Ley Federal de Educación vigente para mejorarla.
“Este nuevo proyecto de ley se lleva por delante la ley de Financiamiento, la de Educación Técnica Profesional, y la inversión en Ciencia y Tecnología. Entendemos que es el fin de sistema educativo nacional y federal”. afirmó en diálogo con
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Entre otros aspectos negativos del proyecto que se debatirá en el Congreso, Sileoni resaltó el “retiro y deserción” del Estado, y su “espíritu privatizador”. “Lo que llaman modernización es desprotección y lo que llaman libertad es abandono”, dijo.
Propuso debatir un proyecto político de cara a las próximas elecciones generales de 2027 y afirmó que Axel Kicillof “puede ser una alternativa válida” para encabezarlo.
-¿Qué propone el proyecto de ley de Libertad Educativa impulsado por el gobierno nacional?
-En principio, lo primero que nos sale es no estar de acuerdo. Han dado un paso adelante que es haberlo presentado formalmente, porque antes era solo un trascendido y estuvimos 15 días hablando por un trascendido. El proyecto tiene 33 artículos más que el anterior que circuló. No nos asusta discutirlo porque la educación siempre debe estar en debate para mejorar. Esa debe ser una premisa. No estamos proponiendo inmovilismo, porque evidentemente quienes estamos en Educación sabemos que tenemos mucho por mejorar. Se pueden mejorar las leyes vigentes. Hay una ley de Educación Nacional del 2006 que es una muy buena ley, muy debatida por la sociedad, aprobada durante el gobierno de Néstor Kirchner, que vino a suplantar la Ley Federal de Educación de los años 90, y que es la que está en vigencia. Creemos que es innecesario derogarla. Este nuevo proyecto de ley se lleva por delante la ley de Financiamiento, la de Educación Técnica Profesional, y la inversión en Ciencia y Tecnología. Entendemos que es el fin de sistema educativo nacional y federal porque trae una novedad, a nuestro juicio dolorosa, que es el retiro y la deserción del Estado nacional. El espíritu del proyecto es privatizador. Habla de vouchers, de eficiencia; abre la posibilidad para que los niños, desde las más tempranas edades, puedan educarse en sus casas. Es una ley que desplaza la principalidad del Estado y lo deja en un lugar subsidiario, y pone la educación en el marco de la libertad y los derechos preferentes de los padres. Cuando estos gobiernos de extrema derecha hablan de libertad, en realidad de lo que hablan es de abandono. Te dejan librado a tu suerte. La consecuencia de la implementación de este proyecto, de prosperar, va a ser un sistema educativo mucho más fragmentado y segregado. Nación no tiene escuelas a cargo, pero sí hay educación nacional. Que la gestión de las escuelas corresponda a las provincias, no quiere decir que no deba haber educación nacional. Tiene que haber una instancia de articulación, porque los chicos, antes de bonaerenses o neuquinos, son argentinos y tiene que haber un rumbo que habitualmente lo marcaba el Estado nacional y esta vez lo está resignando.
-¿Es decir que corre el eje de la responsabilidad del Estado a la familia?
-A las familias en algún sentido porque le da cada vez más posibilidades y un rol central en términos de mecanismos de financiamiento; genera un consejo de padres que tiene una función muy discutible, porque tiene la potestad de nombrar o remover directivos. Es muy fuerte eso del poder de la familia, pero creo que lo más significativo es que el Estado nacional se corre de su responsabilidad. A la familia le da un rol central en la gestión de las escuelas a partir de un título que habla de la autonomía escolar, que también es muy discutible porque habría que preguntarle a los directivos y docentes si ellos quisieran que un consejo de padres tenga la posibilidad de gobernar una escuela; preguntarle a los directores si quieren nombrar ellos a los docentes o nombrarlos en acto público como ocurre actualmente. Pero yo le planteo otra circunstancia: los estados provinciales tienen prácticamente el 95 por ciento de su presupuesto educativo destinado a salarios. Entonces, no tienen la posibilidad de construir escuelas, libros o tecnología. Ahí venía siempre, como es tradición en la Argentina, la presencia del Estado nacional. Esto desaparece. Creo que debe leerse dentro de un proyecto de país, junto con la Ley de reforma laboral, que propone que la discusión salarial sea por empresa, o sea que usted está desprotegiendo y fragmentando el sistema de los trabajadores. En materia educativa, las provincias ya perdieron peso desde que gobierna Milei, porque estamos totalmente desfinanciadas, ahora hace otra transferencia de atribuciones a la familia, entonces el Estado va a poder decidir hasta un 75 por ciento los contenidos de cada escuela, pero cada escuela va a poder decir el 25 por ciento, el calendario, proponer contratar docentes y no docentes. Eso es una ausencia absoluta del Estado y una fragmentación, porque las comunidades no tienen las capacidades para asumir esas responsabilidades, independientemente de que el estado debe mejorar, no estoy diciendo que no, pero esas atribuciones cada vez más desagregadas a cada una de las familias o las escuelas, nos parece que también debe leerse como un proyecto de sociedad. La fragmenta, le pega un martillazo al concepto de nosotros. Dice que la educación debe construir un proyecto de vida; no es sólo mi proyecto de vida el que debo buscar en la escuela, sino aprender a ser ciudadano, a preferir la ley, es construir un nosotros. La ley que pretenden derogar habla de valores éticos, de libertad, de solidaridad, igualdad e identidad nacional. Se rompe lo común. Si se le da a la familia la posibilidad de que un niño de 6 años pueda educarse en casa, se está rompiendo uno de los valores más fundamentales de la escuela que es la construcción de la vincularidad.
-De un proyecto colectivo…
-Exacto, de un proyecto colectivo. Usted va a aprender lengua, matemática, ciencia, todo lo que sabemos que tiene que ver con disciplinar. Ahora también va a reconocerse en el otro, a esperar su turno, a vivir en comunidad. El niño, un día es el primero en la fila y al otro día es el último; sabe que tiene que empezar a convivir con pluralidad de semejantes que pueden pensar distinto a él. Eso construye una sólida base de comunidad y respeto.
-¿Es decir que este proyecto tiene como objetivo una cuestión ideológica más que económica?
-Creo que ambas cosas. El giro ideológico es muy importante, pero también económicamente tiene un fin que es que la macro cierre, que el Estado nacional de desprenda de las obligaciones que tenía. Lo mismo pasa con el financiamiento universitario que es la inversión más grande que tiene la Nación. También en eso hay, en esta ley, nuevos criterios. El 75 por ciento de fondos a las universidades por cantidad de estudiantes; 20 por ciento por cantidad de desempeño. Te van a controlar cuánto tardan los chicos en hacer las carreras. La Argentina no tiene un colectivo de estudiantes universitarios vagos. Somos un país que tiene una alta proporción de estudiantes universitarios que tienen responsabilidades familiares, son papás o mamás, y que trabajan, a diferencia de otros lugares del mundo. Entonces una carrera de cinco años, si sólo se dedicara a estudiar, si tiene hijos o hijas y trabaja, por ahí esa carrera la hace en ocho. Eso no significa que sea un vago. Ahí, les está dando posibilidades a otros estudiantes que, si no, no podrían estudiar. Este gobierno tiene una gran desconfianza respecto de la universidad. Haba de la transparencia cuando las universidades ya tienen órganos de control y auditorías. Pero hay un prejuicio que, a mi juicio, es producido por la ignorancia, que hace que tengan una gran desconfianza con el sistema público. El presidente fue 27 veces al exterior y no visitó nunca una escuela pública. Ese dato es muy fuerte en dos años. Ese dato no se lo encuentra en la historia Argentina. Eso nos está diciendo: “arréglate como puedas”. Nosotros, los bonaerenses, lo supimos en diciembre de 2023, apenas asumido el nuevo presidente, cuando en Bahía Blanca hubo un desastre climático y murieron 13 personas. Recordemos aquella foto en que fue vestido de militar y dijo: “ustedes verán cómo se arreglan”. El espíritu de estos proyectos es eso, cómo se las arreglan, y eso nos parece que no debe ser lo que tiene que hacer un Estado. Un Estado tiene que amparar, poner siempre a resguardo a los más sencillos. Por supuesto que tiene que ser eficiente, eso es obvio, tiene que mejorar, no debe tener personas que no trabajen. Eso es una cuestión de Justicia, pero acá me parece que lo que llaman modernización es desprotección y lo que llaman libertad, abandono.

-Teniendo en cuenta cómo han sido las negociaciones entre el gobierno nacional y los gobernadores para el tratamiento de algunas leyes en el Congreso ¿Cómo debería rearmarse la oposición para enfrentar este proyecto de ley educativa?
-Entiendo que a partir de las ideas, de la discusión de lo que son principios que para los argentinos son muy caros desde el siglo XIX. Pero tampoco se me escapa que hay una negociación con las provincias por dinero, o por líneas de financiamiento. Hay provincias más sancionadas y otras donde fluyen algunos recursos. Me parece que eso va a ocurrir y la educación nunca es un bien de cambio tan importante para muchos. A veces luce con más brillo algunas otras cosas que tienen que ver con el dinero, con las inversiones. La educación ¿a quién le importa?, o a muchos no les importa que haya educación en casa desde los 6 años. No ven la trascendencia o la consecuencia negativa que puede tener para una sociedad esas medidas. Por eso habrá que pelearla mucho, trabajar mucho en ambas cámaras y discutir mucho de cara a la sociedad. Transmitirle que es necesario un cambio pero no este. Es un cambio que no resuelve ninguno de los problemas educativos. Nosotros tenemos varios problemas educativos: el más importante es que nuestros chicos y chicas tienen que aprender más, tenemos que mejorar los aprendizajes. No veo que ninguno de los artículos de esta ley vaya en la línea de resolver esa carencia. Me parece que están pensando otra cosa.
-Usted ha sido ministro de Educación, director general de cultura y educación en la provincia de Buenos Aires ¿cómo se las ha arreglado para gestionar desde el estado provincial, una política educativa que ha sido desatendida desde el gobierno nacional? Le pongo el ejemplo de las universidades. Aquí tenemos la Universidad del Comahue que está en una permanente agonía porque no le llegan recursos y tiene que depender de aportes de la provincia o del municipio.
-De la misma manera. Lo que pasa es que en los primeros años, la decisión de nuestro gobernador ha sido, sin hacer comparaciones, invertir y poner recursos en educación. Hemos inaugurado 293 escuelas que para provincia de Buenos Aires es un número, pero tenemos 20 mil; el sistema educativo más grande de América junto con el del estado de San Pablo; hemos discutido nuevos contenidos y nuevos diseños curriculares. Por supuesto que en la provincia de Buenos Aires hay 22 universidades nacionales y ahí hemos generado el programa puentes para apoyarlas. Hemos generado en 50 distritos pequeños, de 5, 8 o 10 mil habitantes, cursos universitarios. Hemos democratizado los estudios superiores en toda la provincia. La Nación le debe a la provincia de Buenos Aires algo así como 11 billones de pesos entre fondos de Incentivo Docente, fondos de Seguridad y otros tantos ítems. Tenemos 1000 obras del estado nacional paralizadas en la provincia, 80 de las cuales son escuelas. Bueno, nos arreglamos mal como se arreglan mal ustedes desde esa provincia y la pelean con lo que pueden. No estoy pidiendo la caridad del Estado nacional; estoy diciendo que el Estado nacional cumpla las leyes que no cumple. Están eliminado los fondos destinados a las escuelas técnicas, que se van a quedar sin la posibilidad de generar experiencias, prácticas. Un paquete de electrodos que se va en una tarde, vale 50 mil pesos. Y las escuelas técnicas los usan diariamente. Eso era resuelto por un fondo creado por ley y eso desapareció, como también el Fondo de Incentivo Docente. Hoy u docente con dos cargos, si tuviera el FID, tendría algo así como 600 mil pesos más de sueldo. Las provincias del sur, Neuquén incluida, tienen salarios más altos, pero en las del centro y norte esos recursos son muy importantes. Todo eso desapareció por un Estado que está pensando la educación de otra manera.
-Hablando ya de política ¿Qué debería debatirse en el peronismo para ser una alternativa en las elecciones de 2027?
-Primero, una unidad consensuada, firme, que pueda superar instancias más parciales. Lo pide la sociedad que nos acompaña políticamente y que no entiende las razones por las cuales no estamos todos juntos pensando lo que viene, y creo que lo que viene es que hay que salir un poco de esta posición defensiva a la que nos lleva el gobierno nacional. Hay que empezar a pensar desde el año que viene, decirle a la sociedad no solo por qué no estamos de acuerdo con lo que propone el gobierno, sino a proponerle otros caminos distintos. Esas son ideas políticas, proyectos, que deben empezar a confrontar con lo que nos propone este gobierno nacional,
-¿Por qué el peronismo ganó la elección bonaerense y un mes después la pierde? ¿Qué pasó en el medio?
-Pasaron varias cosas, entre ellas Trump. Lo acaba de decir en estos días. Es muy impactante eso en términos de intromisión de un poder extranjero en la política local. Dijo en una declaración que “el presidente (Milei) no venía muy bien y nuestra participación decidió nuestra elección…”. En septiembre, el gobernador Axel Kicillof ganó por 14 puntos de diferencia. Había un temor de discutir la gestión. Pero discutimos la gestión y el pueblo de la provincia de Buenos Aires, que son 17 millones de habitantes aunque no votan todos, obviamente entendió que esa gestión era correcta. Y perdimos en octubre por 22 mil votos que es nada en una provincia como la de Buenos Aires, habiendo ido por afuera algún candidato muy afín a nosotros: un intendente de la provincia que sacó 70 mil votos y otras fuerzas muy cercanas que sacaron, entre las tres, 250 mil votos. ¡Mire si no podíamos haber hecho una elección más unida, con un frente político más consolidado! Lo que viene es eso: trabajar con todas las compañeras y compañeros que se creen con derecho a discutir y protagonizar el 2027, proponerle a la sociedad lo que no le estamos proponiendo, porque por algo perdimos. Hay que pelearla. Teneos que mejorar nuestra propuesta política, no es buena y por eso perdimos. Es algo que nos está pidiendo la sociedad. Ayer leía que la inflación anual fue del 32 por ciento. Esa era la inflación que tenía la Argentina con Néstor, con buena parte de Cristina. Decir que se llegó al 32 por ciento anual tampoco es un logro tan extraordinario.
-¿Puede ser Kicillof una alternativa válida para encabezar esa propuesta?
-Me parece que usted lo dijo bien: puede ser una alternativa válida. Nosotros pensamos que sí, lo que no quiere decir que sea la única. Nos parece que a dos años de producirse esa discusión es un poco apresurada, pero tiene todo el derecho. Está entrando a su séptimo año de gobierno de una provincia muy difícil; 306 mil kilómetros cuadrados, 18 millones de habitantes (el 70 por ciento de los cuales viven en el 5 por ciento del territorio), con una gran complejidad política, social y económica, y la estamos trabajando con mucha dignidad. Es un gobierno que tiene mucha cercanía, mucha territorialidad. El gobernador debe haber dado vuelta 5 o 6 veces la provincia. No estoy diciendo que eso lo haga sólo el gobernador de la provincia de Buenos Aires, estoy caracterizando lo que es la provincia y lo que es este gobernador. Por lo tanto, siguiendo su reflexión, claro que es uno de los que tienen derecho a discutir lo que se viene.
-¿Cristina tiene el espacio como para también meterse en la discusión por más que por su proscripción no pueda participar activamente en política?
-Por supuesto que sí. Ocho años, a juicio de muchos, muy positivos, gobernando la Argentina y el respeto de millones por ser una de las argentinas más injustamente perseguidas. El 85 por ciento de los condenados a crímenes de lesa humanidad tienen prisión domiciliaria y absoluta libertad para recibir personas y Cristina, en un juicio amañado que a mi entender es inválido, está cada vez más perseguida. Claro que sí. Es una de las cabezas más lúcidas de la política argentina.
Marcelo Castro
