El IPC subió 2,5% en noviembre y acumuló 27,9% en lo que va del año. El índice interanual trepó al 31,4% y encendió alertas en el Gobierno y el mercado. Alimentos, tarifas y transporte volvieron a liderar los aumentos, en un escenario de consumo debilitado y tensiones inflacionarias persistentes.
Un nuevo salto, los precios se aceleran por tercer mes consecutivo
La inflación volvió a encender las alarmas en noviembre. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que los precios aumentaron 2,5%, la mayor suba desde abril. Con este registro, el índice acumula 27,9% en los once meses del año y exhibe una variación interanual del 31,4%, profundizando la tendencia ascendente que se observa desde fines del invierno.
La aceleración se da en un contexto en el que el Gobierno insiste en un proceso de “normalización” económica. Sin embargo, el avance de los precios evidencia presiones en rubros estratégicos, particularmente en servicios regulados, transporte y alimentos, variables que afectan de manera directa el costo de vida de los hogares.
El rubro vivienda, agua, electricidad y gas aumentó 3,4%, seguido por transporte (3%) y alimentos (2,8%). La carne volvió a ser el principal impulsor dentro de la canasta básica.
Los rubros que más aumentaron: tarifas, movilidad y alimentos.
El informe del INDEC señala que el mayor incremento se registró en vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, con una suba del 3,4%, producto de ajustes en tarifas y servicios edilicios. El rubro transporte avanzó 3%, arrastrado por aumentos en combustibles y tarifas de movilidad.
Pero la atención volvió a concentrarse en alimentos y bebidas no alcohólicas, que registraron una suba del 2,8%. El precio de la carne fue decisivo. En la Ciudad de Buenos Aires, donde la inflación porteña fue del 2,4%, también se verificaron aumentos en alquileres y servicios, según el relevamiento oficial.
Un análisis de la consultora Ecolatina remarcó que “la recomposición de valores en la cadena cárnica explica una parte sustancial de la aceleración del IPC en noviembre”.
La Fed baja tasas, pero la inflación argentina sigue su propio rumbo
Mientras Estados Unidos avanzó con un nuevo recorte de tasas y anticipó una pausa en 2026, el impacto de este movimiento sobre la economía local parece limitado. Analistas coinciden en que la inflación argentina hoy responde mayormente a dinámicas internas: ajustes pendientes en precios regulados, servicios con indexación contractual y costos sensibles a la volatilidad del tipo de cambio.
Un informe del IERAL señaló que la inflación local exhibe “una persistencia elevada debido a la indexación formal e informal en alquileres, cuotas y contratos privados”, un fenómeno que dificulta cualquier desaceleración consistente.
La inflación sigue desconectada del contexto internacional: la baja de tasas de la Fed no modificó la dinámica interna de precios.
Un consumo debilitado y un poder adquisitivo en retroceso
La aceleración inflacionaria se produce en una economía donde el consumo continúa sin señales claras de recuperación. Ventas minoristas en baja, menor nivel de actividad en comercios y un uso reducido de la capacidad instalada industrial derivan en un escenario más complejo.
El deterioro del poder adquisitivo es notorio. Según estimaciones de la UCA, los trabajadores perdieron más del 20% de su ingreso real en los últimos dos años, afectando especialmente a sectores medios y populares. Alimentos, tarifas y transporte vienen absorbiendo una parte creciente de los ingresos familiares.
Consultoras privadas anticipan que diciembre podría registrar un nivel de inflación igual o superior, debido al impacto estacional de las fiestas, aumentos en combustibles y servicios turísticos.

¿Qué monitorear hacia el verano?
Los economistas destacan tres variables centrales para proyectar el comportamiento inflacionario de los próximos meses:
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Tarifas de energía y transporte, con nuevas actualizaciones previstas.
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Paritarias y revisiones salariales, clave para servicios y consumo.
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Tipo de cambio, que se mantiene estable pero sigue siendo un punto de sensibilidad.

El Gobierno apuesta a que la estabilidad financiera y la baja internacional de tasas contribuyan a moderar la inflación. Sin embargo, el mercado observa con cautela: la tendencia actual parece responder a factores estructurales y no sólo coyunturales.
La inflación volvió a marcar un récord en siete meses y mantiene bajo presión a los hogares, en un contexto de salarios rezagados y consumo debilitado. Los próximos meses serán decisivos para determinar si la curva de precios encuentra un nuevo equilibrio o profundiza su inercia.
Redacción Data Política y Económica

