Tras alcanzar una valuación cercana a los USD 900 millones en 2021, Bioceres enfrenta hoy un derrumbe histórico: pérdidas millonarias, incumplimientos financieros, un mercado global adverso y una estrategia corporativa fallida. Aun así, analistas consideran que el núcleo tecnológico de la compañía mantiene potencial y genera interés de compradores internacionales.
Un unicornio que nunca llegó
Bioceres, emblemática biotecnológica argentina especializada en semillas tolerantes a la sequía y en desarrollos para el agro, vivió entre 2021 y 2022 su máximo esplendor. Con sus acciones cotizando en torno a USD 15,70 y una valuación que superaba los USD 900 millones, se perfilaba como uno de los unicornios más relevantes del país.
Pero esa expectativa se diluyó de manera abrupta: en diciembre de 2025 la compañía vale cerca de USD 110 millones y su acción ronda los USD 1,70, según datos de Bloomberg Línea. La caída supera el 90%, un desplome que dejó perplejos a inversores y analistas del mercado.
Las causas de un colapso anunciado
La erosión financiera comenzó en 2024 y se profundizó a lo largo de 2025. Tres factores macroeconómicos golpearon directamente el corazón del negocio:
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El retroceso internacional del precio de la soja, materia prima estratégica para los productos y servicios asociados al modelo de negocios de la firma.
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La dinámica local de los productores argentinos, que adelantaron compras ante expectativas de devaluación que finalmente no se concretaron, generando un freno posterior en la demanda.
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Un contexto financiero global restrictivo, caracterizado por tasas elevadas y crédito más caro, lo que complicó a compañías con operaciones dolarizadas y alto endeudamiento.
Estos elementos confluyeron en un trimestre crítico. Entre abril y junio de 2025, Bioceres registró ingresos por apenas USD 75 millones —un 40% por debajo de lo proyectado—, una pérdida operativa de USD 15 millones y un rojo final de USD 48 millones.
El efecto dominó: deuda, incumplimientos y caída de confianza
Mientras la acción se desplomaba en Wall Street, en Argentina emergía otro frente de preocupación: la controlante del grupo comenzó a incumplir pagarés bursátiles por varios millones de dólares.
La estrategia corporativa, orientada a tomar deuda para recomprar acciones de la propia Bioceres, terminó agravando la fragilidad financiera. Con la caída del precio de los papeles, el endeudamiento dejó de tener respaldo y la maniobra perdió sentido económico.
El nuevo director general del holding reconoció el deterioro y abrió conversaciones con acreedores para reestructurar compromisos. La combinación de pérdidas operativas, tensión financiera e incumplimientos aceleró la desconfianza del mercado y hundió aún más la acción.
¿Fin de ciclo o punto de inflexión?
A pesar del panorama adverso, parte del mercado sigue detectando activos valiosos dentro de la estructura de Bioceres. La unidad Rizobacter, especializada en bioinsumos y en tecnologías para aumentar el rendimiento agrícola, continúa siendo la principal generadora de caja del grupo.
Bruno Bonacina Rogliano, asesor financiero de Bull Market Brokers, subraya que la próxima campaña de trigo podría mejorar el flujo de fondos:
«El productor llega con menos endeudamiento y mejores márgenes. Rizobacter ocupa el rol determinante en la comercialización de insumos que potencian cada campaña».
Pero advierte que el cuello de botella es otro:
«El desafío central reside en el nivel de endeudamiento consolidado del grupo. No afecta a Rizobacter, sino a la estructura corporativa superior».
El deterioro, sin embargo, no impidió que aparecieran interesados. Según fuentes del mercado, un grupo uruguayo que actuaría por cuenta de Tether lleva más de un año explorando la posibilidad de comprar la compañía, aunque sin avances definitivos.
Proyecciones: entre la cautela y un eventual rebote
Firmas como Lake Street Capital Markets, Oppenheimer y Canaccord Genuity consideran que, desde niveles tan deprimidos, la acción podría duplicar su valor si se estabilizan las variables operativas y financieras. Sus proyecciones colocan el precio objetivo entre USD 2,50 y USD 5, aunque advierten que todo dependerá de la capacidad del grupo para reordenar su deuda y recuperar credibilidad.
La situación de Bioceres funciona hoy como una advertencia sobre los riesgos de expansión apalancada en un contexto internacional volátil, pero también como recordatorio del valor estratégico que conserva la biotecnología argentina. Entre la promesa de innovación y el impacto de decisiones corporativas fallidas, el futuro de la empresa queda abierto: o encuentra un camino para reestructurarse, o terminará en manos de un nuevo grupo inversor dispuesto a apostar por su potencial científico.
