Roberto Feletti: «Reconstruir un proyecto nacional que hoy falta»

Trinchera entrevistó a Roberto Feletti, quien a lo largo de su carrera como economista, ha ocupado cargos claves tanto en el ámbito nacional como en el de la CABA. Actualmente es Secretario Administrativo del Senado de la provincia de Buenos Aires. 


¿La coparticipación federal está bien aplicada o se podría hacer alguna reforma, o algún cambio, para que no dependa del poder de turno?

En primer lugar, vos tenés una distribución primaria de la coparticipación donde las provincias se llevan el 52,2 % de los recursos, donde las alícuotas son producto del acuerdo que hicieron los gobernadores en 1988 con el gobierno de Alfonsín.
En este tipo de distribución secundaria, el caso emblemático es la Provincia de Buenos Aires, donde genera 40 puntos del Producto Bruto Nacional y lo que recibe como alícuota de coparticipación es el 22%.

Esto se consolida en el Pacto de Olivos y en el artículo 75 de la Constitución de 1994 donde prácticamente esas alícuotas quedan congeladas porque un cambio tiene que ser ratificado por todas las legislaturas provinciales, lo cual es prácticamente una reforma de la Constitución, imaginemos que los 24 distritos ratifiquen un cambio de alícuotas, que en muchos casos  podrían estar en contra de alguna de las provincias, eso, claramente no va a ocurrir.

¿Qué provoca, en el campo de la política, la consolidación de este esquema de coparticipación?

El diseño político de esa distribución de recursos federales provocó que dos presidentes peronistas o dos coaliciones peronistas que llegan al poder lo hicieran desde provincias de menor peso económico en el país, caso La Rioja con Menem, caso Santa Cruz con Néstor y Cristina, y como dato, las coaliciones antiperonistas llegan desde las jefaturas de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires derrotando en las elecciones a gobernadores peronistas.

Caso concreto, De la Rúa le gana la elección a Duhalde, Macri le gana la elección a Scioli. Es decir, fíjate cómo el diseño federal de la Constitución de 1994 tiene un correlato político que se expresa claramente en los procesos electorales. Ahora bien, ¿cuáles son los otros componentes que están jugando o que están teniendo hoy discusiones? Bueno, obviamente el proceso de distribución de recursos y por presiones también fue mutando y no sólo basándose en las alícuotas de coparticipación pura y dura, sino que se buscó durante los gobiernos de Néstor y Cristina un equilibrio en lo que eran los procesos de inversión social.

¿Cómo repercute desde el año 1993 las transferencias de responsabilidades nacionales a las provincias, teniendo en cuenta la distribución de los recursos?

A las provincias les transfirieron por imperio de los pactos fiscales del ‘93 todo el sistema de salud, todo el sistema de educación, todo el sistema de cultura, todo el proceso de inversión social, sobre todo los sistemas de educación y salud, los efectores directos, escuelas primarias, secundarias y hospitales, fueron transferidos, muchas veces, con recursos menguados para sostener ese sistema de inversión social. Sobre eso hubo correcciones como fue el Fondo de Incentivo Docente que pretendía asegurar un salario uniforme en todo el país y compensar los desequilibrios educativos que se habían producido por imperio del traspaso de la inversión social con efectores directos a las provincias. Ese Fondo de Incentivo Docente fue anulado en el marco de este gobierno y es muy grave, sobre todo lo padece la provincia de Buenos Aires, que es la que tiene el sistema educativo más importante de todo el país, pero además porque rompe la posibilidad de una política educativa en el conjunto de la nación.

Además del Fondo de Incentivo Docente, hubo un fondo destinado a la obra pública...

El mal llamado Fondo Sojero, que era destinar un 30% de los derechos de exportación a ser coparticipados con destino exclusivo de la inversión pública, es decir, transferir fondos para compensar las carencias de inversión social y de inversión pública por vía de ampliar recursos coparticipables. Todos esquemas que durante los gobiernos de Macri fueron deteriorados y durante el gobierno de Milei, directamente eliminados.
Este gobierno, que a través de lo que se llamó el Pacto de Mayo que, paradójicamente fue respaldado por un gran número de gobernadores, lo que hace es apoyarse en otro aspecto de la Constitución del 94, que iría en favor de las provincias, que es la propiedad del subsuelo, consagrada en el Pacto de Olivos y en la Constitución de 1994, el subsuelo es propiedad de las provincias.

El Pacto de Mayo lleva 15 meses desde que 18 gobernadores lo firmaron y no se ha rediscutido, hasta el momento, la coparticipación federal. Apunta a reemplazar recursos federales porque está atado al Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones, el RIGI, que supuestamente implicaría un flujo de fondos de inversión, sobre todo extranjera, en recursos naturales, en recursos primarios, concretamente la minería, los hidrocarburos, es decir, empezar a desplazar el peso de la pampa húmeda en el país como generadora de recursos primarios y de divisas exportables en el área cordillerana, la minería y los hidrocarburos en la Patagonia. Eso es el Pacto de Mayo.

Ahora, aparece de repente el sector minero en el sur y el sector del cobre, litro y otros commodities en el norte. La pregunta es, ¿podrían defender estas provincias a partir de esta nueva explotación, estos commodities internacionales? Pensando obviamente que primero, seguramente se tenga que industrializar, porque simplemente como exportación y como sector primario sea algo que no dé mucho trabajo tampoco, y solamente genere ingresos a la banca del Banco Central ¿Se podrían defender en ese sentido, o seguiría siendo una situación de vulnerabilidad para estas provincias? 

¿Por qué los gobernadores aceptan firmar un pacto que le es poco favorable y además le pone un techo a sus presupuestos? Bueno, tengo que referirme a la situación mundial, la crisis de hegemonía mundial que se materializa en guerras como la de Ucrania, sobre todo, pone en valor un conjunto de materiales, minerales, además de los precios de los alimentos y los hidrocarburos, que en toda la zona cordillera torna rentable la explotación primaria de recursos como el cobre, el litio y otros tipos de minerales. Entonces, al volverse rentables y al ser las provincias dueñas de ese subsuelo, se vuelven un factor de poder en lo que es la administración de la relación con esas inversiones, ese desplazamiento que paulatinamente se está dando en términos de producción primaria, en términos de divisas, desde la pampa húmeda a la energía y probablemente a la minería, por alguna razón los gobernadores van más allá de la falta de visión política.

Uno de los problemas centrales de la economía argentina ha sido la acumulación de reservas del Banco Central. ¿Cuál podría ser la solución?

Ir en camino de lo que planteaba la Constitución del 49, en el que directamente la nación se hacía cargo de todo, todo lo que estaba en distintos suelos lo gestionaba la nación, después redistribuirá como se plantee, pero por lo menos tiene el acceso a un montón de sectores estratégicos para poder acumular reservas.

Con un Estado Nacional fuerte, con empresas públicas de alcance nacional que unifican el territorio. Ahora, eso se apoyaba en un conjunto de actores políticos y sociales sobre los cuales debe haber una uniformidad de proyecto nacional, la comunidad organizada implicaba una serie de organización corporativa del Estado, donde interactuaban las cámaras empresarias, la Confederación General del Trabajo, e inclusive las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica como corporaciones actuantes.

Es decir, había un proyecto nacional. La Constitución del 49 marca un proyecto de nación unificada, pero había proyecto de nación en todas esas corporaciones, que después se rompe, se rearma, se rompe, se rearma, hasta que colapsa definitivamente con la dictadura cívico-militar del 76, donde esos actores rompen definitivamente. Pero había un proyecto de nación que no hay hoy.

La constitución actual, la del 94, paradójicamente, es bastante opuesta a la del 49...

La Constitución del 94 es una Constitución que plasma, Menem y Alfonsín. Creían que fundaban un sistema político por treinta años, y les duró ocho, estalló en la crisis del 2001. Ahí es una claudicación de los partidos mayoritarios fundantes de la Argentina, el peronismo y el radicalismo, frente al modelo neoliberal.

Se puede decir que esa Constitución tiene rasgos neoliberales. Y por eso se termina aceptando este tipo de modelo, donde las provincias tienen el manejo del subsuelo, lo cual empezó a quebrar la nación, porque son recursos estratégicos para la nación. En una administración, y te lo pongo en experiencia de gestión, está la discusión de la ley de hidrocarburos, donde nos planteábamos que YPF tuviera el manejo de toda la exploración de las áreas, fue resistido por los gobernadores que querían licitar las áreas, y que YPF compitiera como una empresa más. Bueno, esa no es una discusión menor. Yo lo viví, esa no me la contó nadie, en el 2014. Digo, en eso quiero rescatarlo a Julio De Vido, el último tipo que tuvo una visión de planificación a nivel nacional, fue él.

¿Cómo reconstruir hoy un proyecto nacional en la Argentina? 

Hoy no se observa, en el horizonte. Frente a esta crisis que plantea Milei y esta subordinación colonial inédita para la Argentina, no aparece un frente nacional definido. Todos estamos en contra, todos puteamos, pero no aparece la articulación de un frente nacional. En el 2001, desde marzo a abril, se discutía la salida de la convertibilidad en distintas mesas, y de hecho yo presidía el Banco Ciudad y participaba de algunas.

Mañana le tocará al peronismo nuevamente, en cualquiera de sus formas y facetas, gobernar para resolver estas cuestiones, en esta idea de pensar un nuevo proyecto nacional. Creo que todavía no se está discutiendo un frente nacional que asuma la necesidad de tener un sector externo robusto. Es decir, vos vas a tener a mediano plazo un desplazamiento de la oferta de divisas, que no va a ser exclusivamente agropecuaria, sino de hidrocarburos y minería junto con el agro, y no se está discutiendo eso. Es fundamental para esto. El que lo está discutiendo, paradójicamente, quien lo discute es el propio afectado, que es el agro.

¿Es fundamental para engrosar las divisas la reindustrialización?

Es fundamental, no hay destino de país, sino. Pero, además, si vos administrás el comercio exterior, que es la fuente de genuina de divisas, tenés la posibilidad de estabilizar el país. Todo esto, obviamente corresponde a la economía real y productiva que hoy en día tiene un papel muy por debajo de lo que debería tener el gobierno, sabemos que es puramente especulativo, financiero.

En el gobierno de Néstor hubo un hecho clave que fue la renegociación de la deuda con dos tercios de quita. Es decir, lo que hizo Néstor fue destruir capital financiero para que se adapte a la economía real. Y después le dijo, dijo, “Bueno, les ofrecemos el cupón PBI, es decir, si la economía real crece, nosotros les vamos a pagar más.” Eso fue clave, fue fundacional del gobierno. No hubieras tenido la estabilidad de la década ganada sin eso.

Hoy tenés activos financieros producto de un endeudamiento desmesurado que no tienen correlato con la economía real y la asfixian.

La otra opción en cuanto a la economía real, es definir la inserción internacional. La inserción internacional con Brasil, es decir, los acuerdos Lula-Néstor después del no ALCA, definieron un acuerdo entre naciones. Bueno, fue tremendamente virtuoso para superar la crisis del 2008, para lograr que el crecimiento de un punto del PBI de Brasil fuera un cuarto de punto del PBI de Argentina. Es decir, el segundo paso es la inserción internacional. Hoy tenés un bloque político, económico y militar que está dispuesto a acompañar a la Argentina, que son los BRICS. Bueno, eso es una definición política. Primer paso, ordenar un programa financiero, es decir: ¿Qué hacer con la deuda? Segundo paso, la inserción internacional. Y tercero, intentar, que es más difícil, pero hay que hacerlo, desarrollarse apoyado en un conjunto de empresas medianas, un circuito de producción y consumo menos transnacionalizado y más abierto que el que hay hoy en Argentina. Me parece que son esas tres cosas, una manera de redistribuir el trabajo y los ingresos.

¿En este plano de crecer, no debería Argentina, además de lo que ya ha mencionado, utilizar al máximo sus mares, sus ríos y su plataforma continental?

Sí, evidentemente hay una subutilización de los recursos naturales de Argentina, sin duda, pero tiene que ver con la desestructuración de una flota mercante.

Y también de muchas cuestiones que tienen que ver con determinado cumplimiento de necesidades básicas, y ahí me voy a Francisco, ¿no? La visión del Papa,

lo fundamental es tener el iPhone de última generación, el teléfono de última generación y en realidad eso es una demanda de ricos.
Menciono al territorio marítimo como fuente de alimento y fuente de recursos. Este es un país que podría darle de comer a todos, podría vestirlos a todos, porque tiene las fibras naturales que le pidas, el algodón, el lino, la lana y el suficiente componente industrial textil como industria madura. Y podría tener a todos bajo techo porque también tiene canteras de sobra y recursos. para la construcción. Quiero decir, es un problema de asignación de recursos.

Hemos llegado al extremo, ahora, de que se está exportando carne, y la gente no puede comer. Además de invertir en un montón de subsidio social o subsidio en transporte, energía, ayuda social directa, educación y demás, hay que subsidiar una fábrica si es necesario, subsidiar la competitividad de una fábrica, donde sería mucho más ordenado en términos de cultura del trabajo y cohesión social.