Catorce vuelos después, Milei sigue buscando ovaciones en EE.UU. y deja la crisis en piloto automático

En su 14° viaje al país del norte, el Presidente vuelve a priorizar foros y flashes internacionales, mientras en Argentina crecen las deudas, la incertidumbre y la presión económica diaria.

Nazareno Napal

Por Nazareno Napal

Javier Milei vuelve a hacer las valijas. Por decimocuarta vez en menos de dos años, el presidente argentino emprende rumbo a Estados Unidos, ratificando que su prioridad parece estar más cerca de los flashes internacionales que de los salarios que no alcanzan en Argentina. Esta vez aterriza en Miami para participar del American Business Forum, un evento que promete glamour, celebridades y alfombra roja, casi como si la victoria ajustada en las elecciones hubiera sido una entrada VIP a una vida de rockstar más que un llamado a gobernar un país en crisis ¿Tendrá otro Movistar Arena en agenda?

El foro, que tendrá lugar en el estadio del Miami Heat, reunirá a una constelación de figuras globales: desde su amigo (o intento de) Donald Trump; Lionel Messi, Rafael Nadal y hasta el ex ejecutivo de Google, Eric Schmidt. En un escenario pensado para la épica personal y el storytelling empresarial, Milei tendrá 45 minutos para desplegar su discurso sin entrevistas de por medio. Un formato ideal para quien disfruta más de la oratoria de culto que del barro de la gestión cotidiana.

Pero el show arranca incluso antes. Antes de despegar a las 15 de este miércoles, el mandatario tomará juramento al flamante jefe de Gabinete, Manuel Adorni, en Casa Rosada. Luego partirá acompañado por su hermana Karina Milei (cada vez más central en la estructura de poder libertarioa), el ministro de Economía Luis Caputo y el recién estrenado canciller Pablo Quirno. Ni la inflación persistente, ni las tarifas que ahogan bolsillos parecen motivo suficiente para bajar la intensidad de su agenda aérea.

Desde el Gobierno negaron un contacto bilateral con Trump, ni formal ni informal, aunque ambos compartirán el evento. Eso sí, Milei tendrá su esperado ritual espiritual en Nueva York, visitando nuevamente la tumba del Rebe de Lubavitch, como si cada viaje requiriera bendición mística antes de volver a la realidad económica que quedó atrás.

La agenda avanzada no deja respiro: discurso en Miami el jueves a las 17.45, intervención en la cena de la CPAC a las 22.30 en Palm Beach, vuelo nocturno a Nueva York, presencia en el evento del Council of the Americas el viernes al mediodía y, finalmente, viaje a Bolivia para asistir a la asunción de Rodrigo Paz Pereira. Todo cronometrado con precisión millonaria. Mientras tanto, cientos de miles de argentinos siguen cronometrando fechas de vencimientos para no caer en deudas impagables.

Es curioso: mientras Milei cosecha invitaciones, premios y ovaciones en escenarios globales, puertas adentro no hay señales de que la economía encuentre su brújula. Los salarios reales siguen sin despegar, el consumo está por el piso, y el humor social, aunque anestesiado por la polarización electoral, cruje en supermercados y en recibos de sueldo que parecen miniaturas frente a la inflación acumulada.

La victoria electoral, ajustada pero victoria al fin, parece haber sido leída por el Presidente como un aval para profundizar su agenda global y su narrativa épica personal.

Los argentinos, en tanto, miran de reojo: algunos todavía hipnotizados por su personaje antisistema; otros preguntándose cuánto falta para que vuelva al país a hacer algo más que firmar decretos entre vuelo y vuelo. Porque, si la prioridad es seguir cosechando aplausos en estadios internacionales, quizás el problema no sea la inflación… sino la distancia entre el escenario y la calle.

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