Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), basado en datos oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), revela que entre noviembre de 2023 y julio de 2025 se cerraron 18.083 empresas —casi 30 por día— y se perdieron 253.728 puestos de trabajo registrados, lo que muestra el alcance del deterioro del entramado productivo formal.
La última radiografía del empleo formal argentino entrega un panorama crítico para el sector privado. Tras la asunción del presidente Javier Milei, los datos recabados por CEPA muestran que la cantidad de empleadores con trabajadores registrados disminuyó de 512.357 a 494.274 entre noviembre de 2023 y julio de 2025, es decir, una caída de 18.083 empresas en apenas 20 meses.
Ese ritmo equivale a “casi 30 empresas que dejan de operar por día”, según la descripción del informe. En paralelo, el empleo formal registrado mostró una reducción de 9.857.173 a 9.603.445 asalariados, lo que implica una merma de 253.728 puestos, es decir, un promedio cercano a 416 empleos perdidos por día en ese periodo.
Sectores más afectados
El impacto de esta “motosierra” económica no se distribuyó de manera uniforme: algunos rubros quedaron especialmente golpeados. Por número de empleadores que salieron del registro, el más afectado fue Transporte y Almacenamiento con 4.468 empresas que desaparecieron del padrón. Le siguen Comercio minorista y mayorista (-3.131), Servicios inmobiliarios (-2.829), Servicios profesionales, científicos y técnicos (-1.952) y Construcción (-1.737) empresas menos.
En términos de empleo, el rubro Construcción registró la mayor pérdida absoluta: 83.803 puestos menos. Le siguen la Administración Pública (-75.435), Transporte y Almacenamiento (-55.259) e Industria Manufacturera (-49.738).
En términos relativos, Construcción cayó un 17,6 %, Transporte y Almacenamiento un 10,3 % y otros servicios un 7,7 %.
Por tamaño de empresa, el cierre se concentró entre las pymes: el 99,63 % de los empleadores que cerraron pertenecían a firmas de hasta 500 trabajadores; las grandes empresas (más de 500 empleados) explican sólo el 0,37 % de los cierres. Sin embargo, en la pérdida de empleo registrado, las firmas grandes concentraron el 65,64 % de la baja (166.538 puestos) y las de menor tamaño el 34,36 % (87.190 puestos).
Contexto económico y políticas
El informe advierte que la retracción se relaciona con el nuevo modelo económico impulsado por el Gobierno, que incluye apertura de importaciones, primarización de la economía, fuerte ajuste fiscal, bicicleta financiera y caída del consumo interno como consecuencia de la recesión. Para el economista del CEPA, “los perdedores son muy perdedores y los ganadores como que no aportan demasiado”.
La situación bonaerense ejemplifica la tendencia nacional: en la provincia de Buenos Aires se perdieron 88.460 trabajadores registrados y 4.479 empleadores entre noviembre de 2023 y julio de 2025, una contracción del 2,7 % en ambos indicadores.
Repercusiones en la productividad y la recuperación
El cierre masivo de empresas y la destrucción de empleo formal afectan la capacidad productiva, la dinámica del mercado interno y la generación de valor agregado. Sectores intensivos en mano de obra como la construcción —clave para la cadena de proveedores locales— muestran un repliegue que puede implicar efectos multiplicadores negativos. La industria manufacturera, con casi 50.000 empleos perdidos, también señala un freno a la transformación productiva.
Asimismo, la concentración de la caída en firmas grandes en términos de empleo pone en cuestión la idea de que el ajuste recae solo en las pequeñas empresas. En cambio, las grandes compañías han absorbido dos tercios de las pérdidas de puestos de trabajo registrados, lo que sugiere que la crisis alcanza todo el tejido productivo formal.
Asimismo, sectores que podrían haber sido beneficiados por el nuevo modelo —como los vinculados a exportación, agroindustria o servicios intelectuales— no muestran un repunte suficiente que compense las caídas en los rubros más afectados, según la lectura del CEPA.
El informe del CEPA deja al descubierto que, en los primeros 18 a 20 meses de la gestión de Javier Milei, el sector privado formal argentino vivió una destrucción sin precedentes de empresas y empleos. Más de 18.000 firmas desaparecieron y 253.728 trabajadores registrados perdieron su fuente laboral.
Los sectores de construcción, transporte y manufacturas quedaron especialmente golpeados, mientras que las políticas de ajuste y apertura parecen no estar generando una compensación suficiente a través de nuevos motores de empleo y producción. El desafío para la economía es recuperar no sólo cifras, sino tejido productivo y empleo de calidad.