Reunión Milei-Trump: promesas sin concreciones y mercados en alerta

El encuentro en la Casa Blanca dejó un sabor amargo para Argentina: condicionalidad explícita, falta de acuerdos tangibles y una severa reacción de los mercados que evidencia la decepción de los inversores.


– En lo que podría catalogarse como un giro dramático en las relaciones bilaterales, el presidente estadounidense Donald Trump condicionó explícitamente cualquier apoyo financiero futuro al triunfo electoral de Javier Milei en las elecciones del 26 de octubre. El encuentro, que el gobierno argentino esperaba como la consolidación de su alianza estratégica con Washington, terminó exponiendo las limitaciones de una diplomacia basada más en gestos que en contenidos.

«Si Milei gana, estaremos cerca; si no, nos vamos», advirtió Trump durante la conferencia de prensa conjunta, en una de las declaraciones más crudas jamás escuchadas en la diplomacia internacional contemporánea. La advertencia resonó fuerte en los mercados: los bonos argentinos cayeron hasta 7,4% y las acciones locales se desplomaron más del 9%, reflejando la decepción de los inversores que esperaban anuncios concretos.

El encuentro en la Casa Blanca dejó en evidencia que el respaldo financiero depende del resultado electoral y generó fuerte impacto en los mercados argentinos.

Expectativas versus realidad

El gobierno de Milei había generado, a través de sus voceros oficiales y mensajes en redes sociales, la expectativa de que este encuentro sellaría acuerdos históricos. Se habló de un «swap» de 20.000 millones de dólares como un hecho consumado, de la intervención directa del Tesoro estadounidense para estabilizar el peso, un tratado de libre comercio y de una oleada de inversiones en el corto plazo.

La realidad desvelada en la Casa Blanca fue sustancialmente diferente. Trump elogió la gestión de Milei pero fue categórico en el condicionamiento político: «Si un socialista gana, nos sentiremos muy diferente sobre nuestro apoyo a Argentina», subrayó. El mensaje no podía ser más claro: el respaldo estadounidense depende del resultado electoral que  garantice un alineamiento estratégico a mediano y largo plazo con Washington que incluría acuerdos militares, sobre todo en el Atlantico Sur, reducir la relación con China y abrirse a inversiones estadounidenses en rubros estratégicos.

Impericia diplomática en evidencia

La performance del equipo de Milei durante la visita evidenció varias deficiencias estratégicas. La dependencia excesiva de un solo actor internacional ha colocado a la Argentina en una posición de vulnerabilidad que quedó expuesta en cada declaración de Trump.

«OK con el comercio con China, pero no quisiera que hicieran nada con las Fuerzas Armadas chinas, eso me disgustará», advirtió el mandatario estadounidense, estableciendo límites explícitos a la soberanía argentina en materia de relaciones internacionales.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, fue aún más específico: «Me refiero más a puertos, bases militares, estaciones de observación que se han establecido en Argentina». Estas declaraciones, que normalmente formarían parte de conversaciones diplomáticas reservadas, fueron ventiladas públicamente, mostrando la asimetría en la relación bilateral.

Donald Trump en el almuerzo con Javier Milei

Los mercados votan en contra

La reacción financiera fue inmediata y severa, reflejando la decepción de los inversores:

Los bonos argentinos cayeron hasta un 7,4%, una de las peores performances a nivel global

Acciones locales retrocedieron más del 9%, evidenciando la fuga hacia instrumentos más seguros

Dólar con presiones alcistas,   que termino cerrando cerca de los 1400 pesos y con proyecciones de bancos internacionales de una fuerte devaluación después de octubre, los analista hablan de un dólar entre 1700/2000 pesos. Las declaraciones desafortunadas de algunos funcionarios del área económica aportaron mayor inquietud sobre el desempeño de la divisa norteamericana  en el corto plazo.

Esta reacción se produce en un contexto global donde los mercados ya mostraban nerviosismo ante las recientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. En tales circunstancias, la falta de anuncios concretos y creíbles puede acelerar  la venta de activos argentinos considerados rigorosos.

El contexto interno: estanflación y malestar social

Mientras el gobierno concentraba sus esfuerzos en la foto oportunista en Washington, la realidad económica doméstica continuaba su deterioro. Argentina enfrenta un escenario de estanflación -estancamiento económico con inflación elevada- que los anuncios de la Casa Blanca no resolverán en el corto plazo.

Los indicadores sociales muestran un panorama desolador: la pobreza alcanzó récords históricos en 2024 y aunque disminuyó levemente, sigue afectando a más de un tercio de los argentinos. Según encuestas recientes, el 63,7% de los argentinos afirma que le es cada vez más difícil llegar a fin de mes, y el 50,3% teme perder su empleo.

Los efectos sociales del ajuste ya son visibles en las calles. Manifestaciones recurrentes en Buenos Aires y otras grandes ciudades reflejan el creciente descontento social con las políticas económicas del gobierno.

Elecciones decisivas en un panorama complejo

Las elecciones del 26 de octubre renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Para el gobierno de Milei, estos comicios son cruciales: una derrota lo dejaría a merced de una oposición que tendrá los votos suficientes para aprobar leyes contrarias a los objetivos del presidente Milei.

El escenario se complejizó tras la abrumadora derrota que vivió el oficialismo en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires el mes pasado, donde el gobernador peronista Axel Kicillof se impuso por más de 16 puntos porcentuales.

Un nueva derrota del gobierno en la provincia de buenos aires, y mas una derrota a nivel nacional pondría en riesgo un gobierno que arrastra solo fracaso en veinte meses de gestión.

Un futuro incierto

El condicionamiento abierto de Trump coloca a Milei en una encrucijada: o logra revertir su declive electoral en apenas dos semanas o arriesga el apoyo internacional que presenta como su principal logro en medio de la crisis económica.

La esperanza del oficialismo era que el respaldo estadounidense, simbolizado en el encuentro de hoy, estabilizara su suerte política. Sin embargo, el resultado parece haber tenido el efecto contrario: lejos de consolidar su imagen de estadista, Milei apareció como un socio menor en una relación donde todas las cartas las lleva Washington.

Cuando los mercados abran este miércoles, los inversores deberán enfrentar una realidad despojada de ilusiones: un país en estanflación, con un gobierno que apostó su credibilidad internacional a una reunión que no produjo los resultados prometidos, y cuyas principales estrategias de política exterior han mostrado una impericia difícil de negar.

El costo de esta diplomacia de alto riesgo, lejos de haber sido pagado, comienza apenas a vislumbrarse. La relación con Estados Unidos, lejos de ser un activo, se ha convertido en un factor de incertidumbre adicional, sujeto no solo al resultado electoral argentino sino también a los vaivenes de la política doméstica norteamericana.

REDACCION DATA POLITICA Y ECONOMICA