Mario Rapoport: “El problema está en la raíz de la política de Milei, por eso tiene que irse”

El historiador económico Mario Rapoport, profesor emérito de la UBA, lanzó un diagnóstico contundente sobre el gobierno de Javier Milei. Tras la derrota de La Libertad Avanza en las elecciones bonaerenses, el académico advirtió que el modelo libertario reproduce errores históricos que en el pasado derivaron en crisis sociales y económicas profundas. Para Rapoport, el problema no es coyuntural: está en la raíz misma de la política económica aplicada.

Por Redacción – Data Política y Económica


Un fenómeno sin novedad histórica

Rapoport sostiene que, más allá de su estilo disruptivo y su retórica agresiva, Milei no aporta nada nuevo. Su “extravagante adulación a Donald Trump” y el armado de un partido virtual basado en trolls y fake news son apenas rasgos contemporáneos de un programa económico que ya fue ensayado en la dictadura y en los años noventa, con resultados desastrosos. La victoria electoral de 2023, según el historiador, fue síntoma de un profundo malestar social y de una democracia debilitada, más que de una verdadera innovación política.

Un gobierno debilitado y sin futuro

La derrota oficialista en Buenos Aires debilitó fuertemente al gobierno. Para Rapoport, Milei enfrenta un dilema inevitable: modificar sustancialmente su plan de ajuste o renunciar. “Si continúa por esta senda va a tener que irse”, advirtió, recordando los finales anticipados de gobiernos como los de De la Rúa o Macri. La continuidad del plan actual, sostiene, no solo erosiona la legitimidad política, sino que pone en riesgo el pacto democrático sellado en 1983.

Ajuste, inflación y redistribución regresiva

El análisis de Rapoport desarma una de las banderas centrales del mileísmo: el combate a la inflación. Explica que la inflación no es un fenómeno meramente monetario, sino un proceso que redistribuye ingresos y riqueza de forma desigual. El gobierno, al intentar bajarla con un “shock ortodoxo” de devaluación, liberalización de precios y recortes, terminó generando recesión, caída del consumo, cierre de empresas y licuación de salarios y jubilaciones.
“Procurar un equilibrio fiscal en base a un profundo desequilibrio social es una aberración”, subraya.

El peso de la historia: endeudamiento y dependencia

Uno de los ejes más fuertes de su reflexión es el endeudamiento externo, un problema que atraviesa dos siglos de historia argentina. Desde el empréstito Baring de 1824 hasta las condicionalidades del FMI, Rapoport remarca que la deuda nunca respondió a necesidades internas, sino a los ciclos de liquidez de las potencias. “Fue funcional a los intereses de las élites locales y extranjeras, consolidando la dependencia y la fuga de capitales”, explica.
En esa línea, considera que la verdadera salida está en reforzar el ahorro interno, orientar el financiamiento hacia la producción y profundizar la integración regional.

Industrialización, el camino abandonado

Frente al ajuste, Rapoport rescata la etapa de mayor desarrollo argentino: entre 1945 y 1975, con la industrialización como motor. Si bien reconoce sus limitaciones —estructura productiva incompleta, déficit tecnológico—, insiste en que permitió crecimiento sostenido, movilidad social ascendente y mejoras en la distribución del ingreso. El contraste con las políticas de ajuste es tajante: “Todas las épocas de ajuste trajeron crisis: 1976, 1980, 1989, 2001 y ahora”.

El bimonetarismo como trampa estructural

Otro de los nudos señalados es el bimonetarismo, al que define como una forma de “exilio de capitales argentinos” en el exterior. La dolarización parcial de la economía refleja, según Rapoport, que las élites confunden su riqueza con la del país. Esto generó crisis recurrentes y dependencia de divisas. Su propuesta: pesificar la economía, limitar al dólar al comercio internacional y repatriar el excedente para financiar el desarrollo.

Ajuste o desarrollo: una disyuntiva falsa

El historiador rechaza la idea de un equilibrio posible entre ajuste y desarrollo. Para él, la prioridad debe ser el desarrollo con equidad, y el ajuste solo conduce a crisis políticas y sociales. “El pasado demuestra que cada vez que se aplicaron políticas de ajuste y se intentó reequilibrar el mercado de cambios, todo terminó en una crisis”, afirma.

Un proyecto en jaque

El balance de Rapoport es lapidario: Milei representa una reedición de recetas viejas, promovidas por los mismos intereses que históricamente dominaron la economía argentina. El costo social del ajuste, la paralización productiva y la erosión del Estado ponen al país en un sendero peligroso. “Nuestra sociedad sigue corriendo peligro”, advierte.
La conclusión es clara: no se trata solo de cambiar políticas, sino de modificar la raíz de un proyecto que, para el historiador, conduce inevitablemente al fracaso.