Entre la espada y la pared: Milei enfría la economía para planchar el dólar


La estrategia económica de Javier Milei para llegar con aire a las elecciones legislativas de septiembre y las nacionales de octubre es tan clara como riesgosa: inmovilizar pesos a fuerza de encajes y tasas exorbitantes para enfriar la economía, contener el dólar y exhibir una baja de la inflación. En el corto plazo, funciona. En el mediano, la factura promete ser alta.

POR REDACCION DATA POLITICA Y ECONOMICA

El “plan platita” versión libertaria

Lejos del populismo clásico de repartir efectivo en campaña, el oficialismo apuesta a premiar a quienes invierten en pesos. Tras la fallida licitación de deuda de corto plazo del miércoles —donde el ministro Luis Caputo apenas renovó el 61% de los vencimientos—, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, salió a absorber liquidez: subió en cinco puntos los encajes bancarios, del 40% al 45%, y prometió remunerarlos con un bono del Tesoro. Así, unos $5,5 billones que podían ir al dólar quedaron atrapados en las arcas financieras.

Las tasas son el otro pilar del cerrojo monetario. En el mercado interbancario, las cauciones superan el 72% y los repos rozan el 79%, muy por encima de la inflación mensual esperada del 21%. Los plazos fijos subieron a 44% en el Banco Nación, y las billeteras virtuales apenas pueden ofrecer un 31% por la presión de los nuevos encajes.

Resultados inmediatos: dólar a la baja, actividad en caída

El jueves, la jugada tuvo impacto: el dólar oficial retrocedió de $1.325 a $1.310, y el mayorista bajó a $1.300. Pero la contracara fue una Bolsa de Buenos Aires en rojo (-1,9%), caídas fuertes en ADRs y un riesgo país que, aunque bajó a 720 puntos, sigue en niveles altos.

La lógica oficial es priorizar la estabilidad cambiaria por encima de la actividad. “No sobra ni un peso”, resume un analista del mercado. El crédito al sector privado, motor de consumo e inversión, se encarece hasta volverse prohibitivo. Empresas y familias posponen compras e inversiones, y los despidos, aunque contenidos por ahora, avanzan en silencio.

El límite de la receta

Los economistas coinciden: este esquema no es sostenible. Una tasa real positiva de 20 puntos seca de liquidez a los bancos, comprime el crédito y congela la economía. Si bien el Gobierno espera que un triunfo electoral abra una ventana para atraer inversiones y dólares frescos, el desafío será doble: acumular reservas para pagar deuda en 2026 y al mismo tiempo evitar una devaluación brusca que erosione el capital político ganado.

El plan de Milei es, en esencia, una carrera contra el tiempo. Si logra llegar a octubre con inflación en retroceso y dólar controlado, puede vender la narrativa del éxito antiinflacionario. Pero la otra cara es un país en recesión, con el crédito paralizado y un tejido productivo cada vez más frágil.

La pregunta no es si esta política funciona, sino cuánto tiempo puede sostenerse antes de que la realidad económica reclame su ajuste.