El salto del dólar en julio—superior al 13 %—encendió alarmas en el sector de consumo masivo: fabricantes ya presentaron aumentos de entre 3 % y 9 % para agosto, mientras combustibles y servicios también presionan los costos. Se anticipa que la inflación de este mes supere el 2 %.
Contexto cambiario e inflación latente
Tras una suba del dólar oficial que superó el 13 % en julio, el tipo de cambio pasó de $1.290 a valores entre $1.375 y $1.400. Este fuerte salto generó una reacción en cadena en el sector alimentario y de consumo masivo, que ya empieza a trasladar esos costos.
Ajustes en precios de alimentos y productos vinculados
Empresas líderes como Arcor, Mondelez, Unilever, Mastellone, Danone, Softys, Aceitera General Deheza, Cañuelas y SC Johnson informaron aumentos que van del 3 % al 9 %, con variaciones según rubro y marca. Por ejemplo:
-
Arcor: entre 3 % y 5 %
-
Mondelez: entre 7 % y 9 %
-
Unilever: 8 %
-
Mastellone (La Serenísima): 4 %
-
Danone: 3,5 %
Materias primas: trigo y costos logísticos
El incremento en el precio del trigo durante julio—cerca del 17 %—es especialmente significativo porque representa el 80 % del costo de la harina Además, insumos clave como plásticos, tintas y embalajes están dolarizados, lo que presiona aún más a la cadena de valor .
Combustibles y tarifas: nuevas presiones sobre costos
No sólo se sienten alzas en alimentos: el rubro energético también incide. En La Plata, por ejemplo, YPF ajustó nuevamente precios de combustibles, y las tarifas de luz y gas registraron incrementos en torno al 2 – 2,8 % . Estas subas impactan en la elaboración, transporte y distribución de productos.
Expectativas inflacionarias y cautela empresarial
Si bien aún no se visualiza un traslado generalizado de aumentos, se anticipa una inflación para julio cercana al 2 %, y algunos economistas estiman que agosto podría ubicarse entre 2 % y 3 %. Según COPAL, la transmisión de costos no es automática ni uniforme, y cada firma encara ajustes según su estructura y portafolio. Numerosos economistas advierten que la caída de las ventas minoristas le ponen un techo al traslado a precios, también la estrategia del gobierno pasa por pisar los salarios y deprimir la actividad económica, con el único objetivo de mantener la ficción de un control de la inflación.
El dólar aceleró su alza en julio, y ese fenómeno ya está repercutiendo en precios de alimentos, productos de higiene, combustibles y tarifas públicas. Las empresas ajustan listas con incrementos que promedian entre 3 % y 9 %, aunque mantienen cierto nivel de negociación para moderar el impacto. Todo ello en un contexto en el que se prevé que la inflación mensual supere el umbral tradicional del 2 %.