Un embajador con agenda propia: la llegada de Peter Lamelas y la disputa por la soberanía provincial y geopolítica

Peter Lamelas, empresario cubanoamericano sin experiencia diplomática, fue nominado por Donald Trump como embajador en Argentina con una misión explícita: frenar la “influencia maligna” de China, Irán y Venezuela.


Sus declaraciones ya despertaron la alarma de varios gobernadores, que rechazan cualquier intento de intromisión sobre sus acuerdos internacionales. La diplomacia estadounidense se recuesta sobre Milei y tensiona con las provincias.

La designación de Peter Lamelas como futuro embajador de Estados Unidos en Argentina desató un nuevo capítulo en la disputa geopolítica regional. Empresario, médico y sin antecedentes diplomáticos, Lamelas fue propuesto por el expresidente Donald Trump con un objetivo claro: alinear a la Argentina con los intereses estratégicos de Washington y contener el avance de potencias consideradas “malignas” como China, Irán, Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Durante su presentación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, Lamelas dejó pocas dudas sobre el perfil que asumirá en Buenos Aires. “Me mantendré firme contra la influencia maligna de potencias adversarias en la región”, afirmó, y destacó que trabajará para “crear oportunidades para las empresas estadounidenses, garantizar la igualdad de condiciones y promover políticas económicas que fomenten el comercio y la inversión justos y recíprocos”.

Más allá del habitual lenguaje diplomático, Lamelas fue contundente: su gestión buscará supervisar el vínculo de las provincias argentinas con China y defender la propiedad intelectual de empresas estadounidenses. Su afirmación de que planea “recorrer las 23 provincias” para vigilar eventuales acuerdos con China encendió las alarmas en el interior del país.


Gobernadores en alerta: “No somos colonia”

Las reacciones no tardaron en llegar. Gobernadores de distintas provincias salieron al cruce del futuro embajador, en rechazo a lo que interpretaron como una amenaza a la soberanía provincial.

Sergio Ziliotto, gobernador de La Pampa, fue uno de los primeros en responder:

“En nuestra provincia no aceptamos ni aceptaremos intromisiones externas que busquen disciplinarnos. Los únicos que nos mandan son los pampeanos”.

Más duro aún fue Gustavo Melella, gobernador de Tierra del Fuego, quien declaró:

“No nos dejamos disciplinar por nadie. No es aceptable que un funcionario extranjero adopte una postura que bordea el intervencionismo y desconozca la soberanía de nuestra provincia”.

Ambos mandatarios coincidieron en que las provincias argentinas tienen autonomía para definir sus vínculos internacionales y que no permitirán supervisión extranjera sobre sus estrategias productivas ni acuerdos bilaterales.

Las tensiones no son nuevas. China ha consolidado en los últimos años fuertes lazos comerciales y de inversión con diversas provincias argentinas. Desde obras de infraestructura y financiamiento, hasta la instalación de centrales hidroeléctricas y proyectos tecnológicos, el gigante asiático se ha convertido en un actor clave para muchas economías regionales. La intención de Washington de controlar esa presencia a través de su embajada genera incomodidad y resistencias.


La diplomacia del negocio y la ideología

A diferencia de su antecesor, el demócrata Mark Stanley, Lamelas llega sin credenciales diplomáticas. Su trayectoria está ligada al sector privado: es fundador de Now Urgent Care, una de las principales redes de clínicas privadas en Florida. En palabras del propio Trump, es “el ejemplo del sueño americano”.

Su perfil empresarial no es un dato menor. Su agenda parece estar centrada en facilitar negocios para compañías estadounidenses y defender sus intereses en sectores estratégicos como la salud, la tecnología y la energía. “Las compañías estadounidenses no tienen la protección de propiedad intelectual que tienen en su país. Voy a defender ese estándar”, sostuvo.

Pero Lamelas no llega solo como empresario. También representa la línea ideológica dura del trumpismo. En su discurso destacó su relación personal con el presidente Javier Milei, a quien conoció en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Mar-a-Lago. “Quiere una Argentina fuerte, estable y próspera”, dijo Lamelas, alineando su mensaje con el discurso oficial del gobierno libertario, a pesar del fuerte ajuste que implementa y sus consecuencias sociales.


Malvinas y los límites del alineamiento

Consultado sobre la histórica disputa por la soberanía de las Islas Malvinas, Lamelas respondió con la clásica posición de Washington: “neutralidad”. Estados Unidos no reconoce la soberanía ni de Argentina ni del Reino Unido sobre el archipiélago. Una definición que marca un límite a las aspiraciones de alineamiento total por parte del gobierno argentino, y que recuerda que ciertos intereses geopolíticos de EE.UU. no están dispuestos a ser negociados.


Un embajador en tiempos de disputa global

La llegada de Peter Lamelas se enmarca en un momento de máxima tensión geopolítica. Con un Donald Trump en campaña para regresar a la Casa Blanca, la política exterior estadounidense vuelve a mostrar un perfil más agresivo, ideológico y centrado en los negocios. América Latina —y particularmente Argentina— aparece como una pieza clave en el tablero global.

Mientras China consolida su influencia en el Sur Global, Estados Unidos busca recuperar terreno con una mezcla de presión económica, vínculos ideológicos y retórica anticomunista. En ese esquema, la figura de Lamelas expresa un nuevo tipo de diplomacia: menos estatal, más corporativa; menos formal, más intervencionista.

La pregunta de fondo que se abre con su designación es si Argentina —y especialmente sus provincias— aceptarán convertirse en terreno de disputa ajena, o si defenderán su soberanía con una política exterior autónoma y plural.