Un informe de la fundación Fundar advierte que las políticas de apertura impulsadas por el gobierno de Javier Milei podrían provocar una destrucción masiva de empleo en la industria manufacturera. El estudio señala que Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Tierra del Fuego serían las provincias más afectadas.
La apertura comercial pone en jaque al empleo industrial argentino
Un reciente informe de la fundación Fundar encendió una fuerte alarma en el mundo del trabajo. Bajo el título “Abrir sin paracaídas. La desregulación comercial y su impacto en el empleo”, el estudio proyecta que las medidas de apertura económica adoptadas por el gobierno nacional podrían costar 431.452 empleos registrados en todo el país.
El documento analiza el impacto de la eliminación de licencias de importación y la reducción de aranceles, decisiones que buscan favorecer el ingreso de productos del exterior. Según Fundar, estas políticas ponen en riesgo al tejido productivo nacional, desplazando a la producción local y afectando directamente a miles de trabajadores.
El empleo industrial, principal víctima
El 65% de los empleos que podrían perderse corresponden a la industria manufacturera, con una estimación de 282.094 puestos. Sectores como textil e indumentaria, calzado, madera, productos de metal y la industria electro-electrónica se encuentran entre los más vulnerables. En este último caso, el informe es contundente: nueve de cada diez empleos actuales podrían desaparecer si se mantiene el actual ritmo de apertura sin protección.
El comercio también aparece afectado, con una posible pérdida de más de 62 mil empleos, lo que refleja un efecto en cadena en sectores que dependen del poder adquisitivo de los trabajadores y del nivel de actividad industrial.
Las regiones más golpeadas
El impacto de la apertura comercial no será homogéneo. El 74% del riesgo se concentra en las provincias de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, donde se localiza gran parte del entramado industrial del país.
Tierra del Fuego, por su parte, aparece como el caso más crítico en términos proporcionales: podría perder hasta el 5,5% de su empleo privado formal, especialmente por su dependencia de la industria electro-electrónica y ensambladora.
El perfil del trabajador en riesgo
El informe de Fundar describe al trabajador más afectado por las medidas de apertura como un hombre, registrado, de entre 25 y 44 años. Según los datos, el 72% de los empleos en peligro están ocupados por varones, lo que sugiere un impacto particularmente fuerte en empleos masculinizados de base industrial, mientras que el 28% restante corresponde a mujeres.
Tipo de cambio y competitividad: una combinación letal
Uno de los factores que agrava la situación, según Fundar, es el atraso cambiario. El informe señala que si el tipo de cambio se hubiese mantenido en los niveles de 2023, la pérdida de empleos proyectada sería menor: unos 355.158 puestos, 76 mil menos que en el escenario actual.
La conclusión es clara: sin una estrategia que contemple la protección del empleo y de la producción local, la apertura comercial puede convertirse en una amenaza estructural para la industria nacional.
Un debate postergado
El estudio de Fundar aporta datos concretos a una discusión que el gobierno ha evitado dar públicamente: ¿Qué costo social y productivo tendrá la apertura acelerada de la economía? Mientras se avanza en la desregulación y se promueve la libre competencia con productos importados, los sectores industriales y laborales exigen medidas que amortigüen el impacto.
Con más de 430 mil empleos en juego, el desafío no es solo económico, sino político: cómo compatibilizar una apertura comercial con el sostenimiento de la producción nacional y la cohesión social.
Fuentes:
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Fundar, “Abrir sin paracaídas. La desregulación comercial y su impacto en el empleo”, julio 2025.
