En un Congreso marcado por tensiones y ausencias clave, el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires designó una comisión negociadora para conformar el frente electoral. Con la mira en el cierre de alianzas del 9 de julio, cuatro dirigentes —dos cercanos a Kicillof y dos referenciados en el cristinismo— fueron elegidos para encarar la delicada tarea de sostener la unidad del peronismo bonaerense.
El Congreso del Partido Justicialista (PJ) bonaerense se reunió este miércoles en el Teatro Municipal de Merlo en una jornada tensa, marcada por negociaciones de último momento, ausencias notables y fuertes diferencias internas. El principal resultado del encuentro fue la conformación de una comisión de cinco miembros que será la encargada de negociar la alianza electoral del peronismo de cara a las elecciones de septiembre.
La nueva comisión estará integrada por la vicegobernadora Verónica Magario y el ministro de Infraestructura Gabriel Katopodis, ambos del entorno del gobernador Axel Kicillof; y por los intendentes Federico Otermín (Lomas de Zamora) y Mariel Fernández (Moreno), referenciados en el cristinismo pero no en La Cámpora. A ellos se suma el presidente del PJ provincial, Máximo Kirchner, aunque su papel genera interrogantes debido a su llamativa ausencia en el Congreso.
La propuesta fue impulsada por el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, quien pidió autorizar al presidente partidario y a al menos dos miembros de la comisión a formalizar la integración de un frente electoral. “Este año se van a realizar las elecciones nacionales y provinciales, y debe ser de decisión de este Congreso que el Partido Justicialista, como es tradición, integre un frente con fuerzas políticas afines”, fundamentó.
Aunque la moción fue aprobada, el proceso previo estuvo lejos de ser armónico. El inicio del Congreso sufrió demoras por discusiones entre sectores, y en los días anteriores se sucedieron reuniones cargadas de reproches, especialmente entre el ala kirchnerista y el sector alineado con Kicillof. La designación del lugar del Congreso —en Merlo, bastión de Gustavo Menéndez— también fue objeto de controversia, ya que el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, reclamaba que se realizara en su distrito.
Tensiones acumuladas y disputas soterradas
Uno de los puntos más sensibles fue el pedido del gobernador de contar con apoderados propios dentro del PJ. Aunque puede parecer un detalle técnico, el control sobre las herramientas jurídicas del partido es estratégico a la hora de definir candidaturas y presentar listas.
En paralelo, se siguen acumulando señales del malestar entre La Cámpora y el kicillofismo. Según reconstruyó Página/12, hubo cruces directos entre referentes de ambas vertientes. El entorno de Kicillof responsabiliza al sector camporista por la falta de respaldo y desconfía de sus verdaderas intenciones. Del otro lado, le reprochan al mandatario el desdoblamiento de elecciones como un error que debilitó al espacio.
La tensión se trasladó también a los intendentes, quienes —según informó Letra P— ya evalúan alternativas como presentar listas vecinales o «listas cortas» si no se alcanza una unidad real. Una señal de alarma para el PJ, que necesita de sus jefes comunales para sostener volumen territorial y electoral.
En ese clima, el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, intentó transmitir optimismo: “Lo importante es que del Congreso salió un espíritu de unidad”, afirmó en declaraciones a La Tecla. Sin embargo, los desacuerdos sobre la estrategia, la conducción y el protagonismo de cada sector siguen sin resolverse del todo.
El rol de Cristina y la ausencia de Máximo
Otro punto que genera interpretaciones diversas es la ausencia de Máximo Kirchner en el Congreso, a pesar de ser el presidente del PJ bonaerense. Aunque el reglamento no exige su presencia, su rol en encuentros anteriores y su centralidad política hacían prever otra actitud. Su lugar en la conducción del proceso fue ratificado formalmente, pero su bajo perfil en este momento clave genera incertidumbre.
A su vez, el rol de Cristina Fernández de Kirchner fue tema de conversación interna. Algunas versiones señalaban que se barajó facultarla para la negociación de frentes, pero habría desistido para evitar mayores roces. En cualquier caso, el Congreso ratificó el apoyo “a ultranza” a la expresidenta, denunciando una presunta proscripción en su contra y exigiendo su libertad, aunque desde la propia CFK no se han emitido declaraciones recientes sobre su participación en la campaña.

Un frente que aún no está garantizado
La comisión negociadora tendrá ahora pocos días para cerrar acuerdos con el Frente Renovador de Sergio Massa y otros sectores que integran Unión por la Patria. El 9 de julio vence el plazo para inscribir frentes electorales, y la fragilidad de los consensos internos hace que el panorama siga siendo incierto.
Mientras tanto, siguen los encuentros bilaterales. El domingo anterior, Kicillof, Massa y Máximo Kirchner mantuvieron una cumbre reservada con dirigentes de sus respectivos espacios. Las versiones sobre lo discutido son dispares, y ni siquiera hay una fecha confirmada para un nuevo encuentro. Cada movimiento parece más táctico que estratégico.

La interna del PJ bonaerense, lejos de cerrarse, continúa mostrando las cicatrices de un proceso de conducción compartida, con liderazgos fragmentados, sospechas cruzadas y agendas que no terminan de coincidir. Con la cuenta regresiva electoral en marcha, la apuesta por la unidad parece más una necesidad de supervivencia que una decisión política consensuada.
