El dólar mayorista rompe récords pese al feriado en EE.UU. y se anticipa un lunes de tensión cambiaria


A pesar de la inactividad financiera en Estados Unidos, el dólar oficial saltó 20 pesos y cerró la semana en $1.260. Analistas advierten señales de una «incipiente corrida», en medio del desarme de posiciones, presión inflacionaria y un peso sobrevaluado.


El mercado cambiario argentino volvió a encender luces de alerta este viernes, cuando el dólar mayorista trepó 20 pesos y alcanzó un nuevo récord nominal de $1.260, aun con los mercados estadounidenses cerrados por el feriado del Día de la Independencia. La magnitud del salto, que representa una suba del 4,3% en tan solo una semana, generó fuerte preocupación entre operadores y analistas, que anticipan un lunes agitado y con renovada presión sobre el tipo de cambio.


Todo indica que el lunes será un test clave para la sostenibilidad del programa económico.

El dato más alarmante no es solo el incremento puntual, sino su contexto. La plaza operó sin referencia internacional debido al feriado en Wall Street, pero aun así la presión compradora fue suficiente para marcar un nuevo techo. La suba semanal fue de 51 pesos, la más significativa desde mayo, y no pasó desapercibida por los grandes actores financieros.

Entre los factores que explican esta aceleración se destacan la estacional dolarización previa a las vacaciones de invierno, el cobro del medio aguinaldo y —en especial— el impacto del reciente informe de JP Morgan, que recomendó a sus clientes desarmar posiciones en activos argentinos ante los crecientes riesgos macroeconómicos. El banco estadounidense alertó sobre inconsistencias en el esquema económico actual, recomendando reducir exposición en deuda soberana y carry trade.

«Este tipo de recomendaciones puede generar movimientos anticipados en el mercado, más aún en un contexto de expectativas cambiantes», señaló en diálogo con Bloomberg Línea el economista Gabriel Caamaño, director de la consultora Ledesma.

A esta advertencia se sumó otro informe clave: el banco británico Barclays sostuvo que “hay muchas evidencias de que el peso sigue sobrevaluado”, lo que representa un riesgo relevante en un escenario de apertura económica y mayor competencia externa. Según la entidad, la falta de anclas claras para las expectativas cambiarias podría estar incubando una nueva etapa de inestabilidad.

El mercado de futuros también reflejó la creciente desconfianza. En el Rofex, las cotizaciones a diciembre se dispararon hasta los $1.422, muy por encima de los $1.229 que proyectó el Ministerio de Economía en el adelanto del Presupuesto 2025. Esta brecha no solo revela la pérdida de credibilidad del sendero oficial, sino que también anticipa una mayor demanda de cobertura por parte de empresas e inversores.

Además, el dólar informal —conocido como blue— acompañó la tendencia y subió 5 pesos, aunque en una escala más moderada. Sin embargo, el mercado paralelo continúa siendo un termómetro clave para medir el nerviosismo social y político, sobre todo en un escenario en el que las reservas del Banco Central siguen en niveles bajos y la inflación muestra resistencia a ceder.

El Gobierno, por su parte, mantiene el discurso de estabilidad cambiaria, reforzando la idea de que “no hay razones para una devaluación brusca”. Sin embargo, los números marcan otra cosa. Según el último balance cambiario del BCRA, la autoridad monetaria vendió más de US$ 150 millones en la última semana, en un intento por contener las cotizaciones.

Con este panorama, todo indica que el lunes será un test clave para la sostenibilidad del programa económico. Las presiones del mercado podrían obligar al equipo de Luis “Toto” Caputo a tomar decisiones de corto plazo, mientras se debate entre sostener el tipo de cambio oficial o convalidar una corrección más acelerada para evitar una nueva corrida.

En un contexto donde las expectativas son tan volátiles como el precio del dólar, el margen para el error se achica y el reloj político también empieza a correr.