Tensión en la cumbre del Mercosur: Milei criticó al bloque, evitó a Lula y advirtió sobre el futuro argentino en la alianza

Durante la cumbre del Mercosur en Buenos Aires, el presidente Javier Milei lanzó duras críticas al bloque regional, mantuvo una relación tensa con Lula da Silva y sugirió que Argentina podría alejarse si no se aceptan reformas orientadas al libre comercio. La visita del mandatario brasileño a Cristina Kirchner agregó un condimento político adicional a una jornada marcada por gestos fríos y mensajes disruptivos.


En un escenario cargado de simbolismo político, el presidente Javier Milei encabezó este jueves en Buenos Aires la cumbre de presidentes del Mercosur, marcada por un discurso confrontativo hacia el bloque regional y una relación personal distante con sus pares, especialmente con el mandatario brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva. Las declaraciones del jefe de Estado argentino cuestionaron abiertamente la estructura del Mercosur, al que calificó de “cortina de hierro” y “estructura elefantiásica”, y sugirió que el país podría retirarse si no se flexibilizan sus condiciones.

“Estamos sometidos a una cortina de hierro. Emprenderemos el camino de la libertad y lo haremos acompañados o solos”, expresó Milei durante la apertura del encuentro realizado en el Palacio San Martín. Con estas palabras, buscó marcar una clara diferenciación respecto de la tradición integracionista del bloque y reforzó su alineamiento con una agenda de liberalización económica unilateral.

La jornada estuvo atravesada por gestos de frialdad. En particular, la interacción con Lula fue mínima. Apenas un saludo protocolar y una fotografía compartida reflejaron el distanciamiento entre ambos mandatarios, ya evidente desde antes del inicio de la cumbre. Lula incluso se mostró visiblemente incómodo al llegar al edificio de Cancillería, y debió ser escoltado por el canciller argentino, Gerardo Werthein, hasta el lugar del encuentro.

Según consignó Folha de São Paulo, Lula manifestó su molestia al ser dejado solo brevemente en la escalinata del Palacio San Martín, una escena que no fue transmitida en la señal oficial. El mandatario brasileño, además, tiene previsto visitar este mismo jueves a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en su prisión domiciliaria, luego de obtener autorización judicial. El gesto, cargado de simbolismo político, agrega una capa más de tensión al vínculo bilateral.

Por contraste, Milei se mostró afable con el presidente paraguayo, Santiago Peña, con quien intercambió sonrisas y bromas sobre el frío porteño. Este contraste evidenció las diferencias ideológicas y personales con sus pares, y deja al descubierto una política exterior fuertemente sesgada por afinidades ideológicas.

Durante su intervención, el presidente argentino no ocultó su malestar con el rumbo del Mercosur: “El bloque incumplió su objetivo original, cercenó libertades económicas y privó de oportunidades a los privados de la región”, sentenció. En ese contexto, celebró avances hacia acuerdos bilaterales con terceros actores, como la reciente firma del tratado con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), y mencionó la reactivación del acuerdo con la Unión Europea, aunque aún pendiente de ratificación.

Uno de los puntos centrales de su mensaje fue la necesidad de abrirse a negociaciones comerciales más amplias, especialmente con Estados Unidos. En ese marco, destacó que el bloque aceptó exceptuar 50 productos por país del arancel externo común, permitiendo así avanzar en acuerdos bilaterales. “Debemos dejar de ser un escudo que nos proteja para convertirnos en una lanza que permita profundizar los mercados”, afirmó.

La postura del gobierno argentino no representa, sin embargo, una ruptura inminente. El propio Milei reconoció que la salida formal del bloque requeriría aprobación legislativa y un consenso político que hoy está lejos de alcanzarse. No obstante, su administración ya ha adoptado gestos concretos de desapego, como el recorte de fondos al Parlamento del Mercosur y al Instituto de Derechos Humanos del bloque.

Analistas internacionales consideran que las declaraciones del mandatario argentino buscan tensionar las relaciones dentro del bloque para forzar una reforma estructural o justificar una mayor autonomía en la política comercial. “La apuesta es una inserción más agresiva en el mundo, sin ataduras regionales, pero los costos políticos y económicos de una salida del Mercosur serían muy altos”, advirtió Andrés Malamud, politólogo e investigador de la Universidad de Lisboa.

La cumbre culminó con el traspaso de la presidencia pro témpore del Mercosur de Argentina a Brasil. Con ello, Lula tendrá la oportunidad de orientar la agenda regional en los próximos meses, en medio de un contexto geopolítico en transformación, donde los desafíos del comercio global, la tensión con China y los efectos del nuevo aislacionismo estadounidense vuelven a colocar a los bloques regionales en el centro del debate.

Mientras tanto, la relación entre los dos países más grandes de Sudamérica se resiente. La diplomacia regional deberá lidiar con un escenario en el que la integración parece cada vez más una opción ideológica que un proyecto estratégico compartido.

Milei y Lula, distantes, en la foto de familia en el inicio de la cumbre del Mercosur.