Más de 150 organizaciones sindicales y sociales confluyeron ayer frente al Congreso en una masiva movilización que denunció el “desguace institucional”, la “rendición incondicional” exigida por el gobierno y el impacto devastador de las políticas de ajuste sobre jubilados, trabajadores y la democracia.
Una unidad nacida del dolor: gremios, jubilados y movimientos sociales enfrentan el ajuste de Milei
En una muestra creciente de unidad y resistencia, más de 20.000 personas se movilizaron este miércoles desde el Ministerio de Desregulación hasta el Congreso Nacional para rechazar las políticas económicas del gobierno de Javier Milei. La marcha fue convocada por el Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos, que reúne a más de 150 gremios y organizaciones sociales, y se convirtió en la expresión más contundente hasta el momento de un frente multisectorial dispuesto a frenar lo que denuncian como un “desguace institucional sin precedentes”.
La protesta se articuló con la tradicional convocatoria de los jubilados, que cada miércoles ocupan la Plaza del Congreso para denunciar el deterioro de sus condiciones de vida. Esta vez, sin represión, pero bajo una fuerte presencia de fuerzas de seguridad y nuevas provocaciones, como las protagonizadas por la diputada libertaria Lilia Lemoine, que debió retirarse escoltada.
“Este gobierno quiere nuestra rendición incondicional”, denunció Juan Carlos Schmid, secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), uno de los oradores principales.
Del consenso del “Consejo de Mayo” a la protesta masiva
Mientras en la Casa Rosada se desarrollaba una nueva reunión del “Consejo de Mayo” con la presencia de Gerardo Martínez (UOCRA) en representación de la CGT, en la calle se hacía evidente la fractura del sindicalismo argentino. Diversos sectores de la central obrera optaron por no participar del diálogo con el Ejecutivo y sumarse a la movilización, dejando en evidencia las tensiones internas entre sectores dialoguistas y combativos.
Referentes como Omar Maturano (La Fraternidad), Julio Piumato (Judiciales), Pablo Biró (Pilotos) y Juan Pablo Brey (Aeronavegantes) estuvieron presentes, al igual que Hugo Godoy, de la CTA Autónoma, quien expresó:
“Este plan de lucha es la contracara del Pacto de Mayo. Lo que representa es la dignidad de la clase trabajadora”.
Jubilados en el centro: la trinchera del Congreso
Los más persistentes en la lucha son los jubilados. Con presencia ininterrumpida desde los inicios del gobierno libertario, su reclamo se convirtió en símbolo y punto de encuentro para diversas expresiones del malestar social. Carlos Dawlowfki, un jubilado hincha de Chacarita que organiza cada miércoles una ronda de facturas donadas por la panadería El Ceibo, define la escena con claridad: “Nuestro mérito es mantener la mecha prendida”.
En ese mismo espacio se intercambian medicamentos, se reparte comida, se organizan charlas improvisadas y se baila.
Unidad en la acción: una nueva etapa del conflicto social
Más allá de las divisiones internas, el mensaje que dejó la movilización fue claro: el campo popular está dispuesto a coordinar acciones frente a un gobierno que no muestra voluntad de diálogo. La amplitud de la convocatoria —que incluyó a la UOM, SMATA, Camioneros, ATE, las dos CTA, Metrodelegados, Barrios de Pie, la CCC, el Movimiento Evita y diputados sindicales como Hugo Yasky— confirma una convergencia en construcción, aunque aún fragmentada.
“Estamos llenando un vacío de conducción. No hay diálogo posible con un gobierno que vino a destruir las conquistas de los trabajadores”, sostuvo Yasky.
El descontento alcanza incluso áreas específicas como el transporte aéreo. Un reciente decreto del Ejecutivo modificó unilateralmente los tiempos de servicio y descanso de las tripulaciones. Pablo Biró, secretario general de APLA, advirtió:
“Tenemos que detener estas políticas de desguace ahora, porque después será muy difícil recomponer el daño”.
¿Un punto de inflexión?
La movilización marca un nuevo capítulo en la resistencia social al proyecto político de Milei, que ha profundizado el ajuste fiscal, el deterioro del salario real, la transferencia de ingresos y la fragmentación institucional. La creciente movilización de sectores sindicales, sociales y jubilados sugiere que el conflicto social puede escalar si el gobierno insiste en su rumbo unilateral.
Mientras tanto, cada miércoles frente al Congreso, se forja una épica de resistencia, tejida con el esfuerzo de quienes no se resignan. Como resume Susana, con una mezcla de bronca y esperanza:
“La lucha es una sola. Lo que está en peligro es la patria”.
