El organismo multilateral aprobó un préstamo millonario condicionado a ajustes fiscales. Parte de los fondos se destinarán a cubrir vencimientos del fallido acuerdo de 2018, gestionado por el actual ministro Caputo. Milei celebró, pero persisten dudas sobre el impacto social y económico.
El FMI confirmó este miércoles un nuevo acuerdo con Argentina por USD 20.000 millones, en medio de un escenario económico crítico y una pulseada política por estabilizar las cuentas públicas. El crédito, gestionado por el ministro de Economía, Luis Caputo —arquitecto del polémico préstamo de USD 50.000 millones otorgado en 2018 durante el gobierno de Mauricio Macri—, busca, según el organismo, «afianzar la estabilidad macroeconómica» y «desbloquear un crecimiento sostenible». Sin embargo, su destino inmediato revela un círculo vicioso: una parte se utilizará para pagar vencimientos de aquella deuda impaga que hoy estrangula al país.
Un déjà vu con sello Caputo
La figura de Luis Caputo atraviesa este acuerdo como un símbolo de continuidad en la política de endeudamiento. En 2018, como secretario de Finanzas de Macri, lideró las negociaciones del mayor préstamo en la historia del FMI para Argentina, un paquete de USD 50.000 millones que no logró evitar la crisis cambiaria y la posterior recesión. Aquel fracaso dejó una herencia que hoy consume el 40% de las reservas del Banco Central en pagos anuales. Ahora, el nuevo crédito incluye un componente cíclico: USD 8.000 millones se destinarán a cubrir los compromisos pendientes de aquel acuerdo, según confirmaron fuentes económicas.
El respaldo del FMI y los elogios al ajuste
En un comunicado oficial, el Fondo destacó los «impresionantes progresos» del gobierno de Javier Milei en la «estabilización de la economía», respaldados por un «fuerte anclaje fiscal». El programa, de 48 meses bajo el Servicio Ampliado, promete acelerar la desinflación —con una meta del 5% anual para 2025— y recuperar indicadores sociales. No obstante, el organismo omitió detalles clave: el monto y la fecha del primer desembolso, sujetos a la aprobación del Directorio Ejecutivo en los próximos días.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, había considerado «razonable» la solicitud argentina de recibir inicialmente el 40% del total (USD 8.000 millones). Sin embargo, la falta de confirmación oficial alimenta escepticismo. «Todo depende de que el gobierno cumpla con las metas trimestrales de superávit fiscal y reducción de emisión monetaria», advirtió un analista de mercado bajo reserva.
Milei celebra, pero ¿Qué hay detrás del ‘Vamos’?
El presidente Javier Milei celebró el anuncio con un lacónico «Vamos» en su cuenta de X, dirigido a Caputo. La brevísima reacción contrasta con la complejidad del acuerdo, que implica cuatro años de ajustes estructurales, privatizaciones y recortes en subsidios. Para el FMI, el plan es «la ruta para gestionar un contexto global desafiante», pero economistas locales alertan sobre riesgos: «Esto profundiza la dependencia de un organismo que ya demostró no entender la realidad argentina», criticó Mercedes López, investigadora de la UBA.
La deuda que no cesa
El dilema argentino sigue siendo el mismo: tomar deuda para pagar deuda. Con un stock que supera el 90% del PBI y una moneda sin credibilidad internacional, el país navega en aguas turbulentas. Mientras el gobierno insiste en que este acuerdo es «el último rescate», analistas recuerdan que, desde 1956, Argentina firmó 22 programas con el FMI… y ninguno logró un desenlace sostenible.
La pregunta que flota en el aire es simple pero incómoda: ¿Aprenderá esta vez la clase política a romper el ciclo, o el próximo acuerdo será solo otro capítulo de la misma historia?
