El dilema del atraso cambiario: el Gobierno reduce la devaluación mensual y el mercado alerta por sus riesgos
El ministro de Economía, Luis Caputo, enfrenta un desafío clave en la gestión económica: el equilibrio entre la desinflación y el riesgo de un atraso cambiario creciente. La decisión oficial de reducir el ritmo de devaluación del peso al 1% mensual a partir de febrero generó preocupación en el mercado, donde advierten que la medida podría exacerbar los desajustes macroeconómicos y complicar la competitividad del sector exportador.
Un esquema que genera tensiones
Desde la devaluación inicial del 13 de diciembre, el gobierno implementó un esquema de microdevaluaciones para anclar expectativas inflacionarias. Sin embargo, en un contexto donde la inflación acumulada en 2024 fue del 117% y el peso se devaluó menos del 30%, analistas advierten sobre una apreciación real de la moneda que podría afectar la economía.
Alejandro Werner, exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, señaló que «esta sobrevaluación plantea un riesgo significativo para el programa de estabilización basado en el tipo de cambio de Milei». A su vez, un informe de la consultora Empiria indicó que «con el real devaluado y el peso argentino en su nivel más apreciado en nueve años, las exportaciones industriales cayeron un 12% y las importaciones crecieron un 70%».
La postura del Gobierno y el FMI
El Gobierno sostiene que el ajuste del tipo de cambio sigue siendo un ancla antiinflacionaria y que su estrategia de estabilización es la más sólida en décadas. Sin embargo, la posibilidad de un acuerdo con el FMI en dos etapas genera incertidumbre. Según Werner, un nuevo acuerdo permitiría cubrir los vencimientos de 2025, pero estaría condicionado a «corregir la sobrevaluación de la moneda y acelerar el desmantelamiento de los controles cambiarios».
En ese sentido, la misión del FMI en Buenos Aires la semana pasada concluyó sin anuncios oficiales ni conferencias de prensa, lo que alimentó especulaciones en la City sobre las condiciones que podría imponer el organismo para un nuevo desembolso.
Reservas y financiamiento: un factor clave
Otro punto de atención es la capacidad del Banco Central para sostener la estrategia cambiaria. En enero, la entidad destinó alrededor de 620 millones de dólares a contener la escalada del contado con liquidación (CCL), señal de que el mercado está presionando sobre el tipo de cambio financiero.
El economista Orlando Ferreres advirtió que «para defender el tipo de cambio actual, el Gobierno necesita entre 11.000 y 20.000 millones de dólares adicionales». A su vez, Emilio Ocampo, impulsor de la propuesta de dolarización, alertó que «históricamente, el atraso cambiario en Argentina casi siempre terminó mal, con una devaluación abrupta y crisis».
Perspectivas y riesgos
En el mercado, persisten dudas sobre la sostenibilidad del esquema. Hernán Lacunza y Nicolás Gadano, de Empiria, destacaron que «la presión para reducir retenciones va a ser enorme por la sobrevaluación del peso» y que, aunque el Gobierno mantenga el equilibrio fiscal, las empresas comenzarán a demandar crédito en dólares, lo que podría generar nuevas tensiones.
Para Ricardo López Murphy, «el proceso de sobrevaluación de la moneda afecta empleo, exportación e inversión», mientras que Rafael Di Tella, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, señaló que «el mercado quiere ver cuál será el esquema de financiamiento de 2025, en el que el Gobierno necesita conseguir unos 20.000 millones de dólares».
A pesar del optimismo oficial, la consolidación del atraso cambiario podría comprometer la estabilidad económica a mediano plazo. La clave estará en cómo el Ejecutivo pueda administrar la transición hacia la eliminación del cepo y un tipo de cambio unificado sin generar una nueva estampida inflacionaria ni una abrupta caída de reservas.
